"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Sunday, April 29, 2007


Aysén: Sinopsis del Paraíso
Francisco de la Fuente V.

Aysén, allá a poco más de la mitad del siglo pasado llegue a esa región, tras un vuelo en un monomotor Otter de la Fach, íbamos mi hermana y mis padres para radicarnos en la zona. Luego de viajar unas horas interminables; bajo fuertes turbulencias, logramos aterrizar en Balmaceda nuestro lugar de destino. Un pueblo para mi una aldea para otros, que sólo es conocido por el otro Chile cuando entregan el tiempo después de los noticiarios de la televisión, nos recibió con una tempestad ventosa que obligó al personal de la base a ir en búsqueda del avión con un jeep, para llevarlo al hangar y así bajar a los pasajeros que venían revueltos con la carga que había cedido a su amarras. Tan terrible fue el viaje que mi madre sentenció a mi padre que ella regresaba al norte hasta que llegará el tren, de hecho este nunca llegó y mi madre tuvo que conformarse con volver en un avión que por su tamaño parecía tren.

Así nos adentramos en la tierras de la Región de Aysén, conocimos su generosa geografía, los asados de corderos al palo y su gente maravillosa, a sus primeros colonos los Peede, Echeveguren y los Fernández; los cuales de seguro han fallecido, quedando sus herederos que quizás hayan logrado mantener las tradiciones de sus ancestros. Han pasado tantos años de que recorríamos sus calles caminando sentados en el viento y tratando de mantener nuestros pies sobre la nieve para llegar a la escuela o al almacén "El Camello" de Omar Chible o "El Gran Calafate" de Carlos Asi, o quizás para gozar con nuestros juegos infantiles a bordo de nuestros apreciados trineos de autoconstrucción.

Hoy Aysén esta herido por la naturaleza, no me cabe duda que su gente se levantará, pues ellos están acostumbrados a vivir la adversidad, cuando no es el fuego en sus bosques, es el aire por los suspiros de un volcán, o la tierra que se mueve acompañada por el agua que besa sus costas. La ciudad de Puerto Aysén su capital ha sido el centro de la catástrofe, las imágenes de su puente colgante meciéndose fuertemente, hacen olvidar la historia mítica de esos dos aviadores que apostaron que pasaban en pleno vuelo con sus aviones por debajo de su estructura. Quizás mirando sus calles también olvidemos ese otro dicho de que es esta una ciudad en que llueve de “abajo párriba”

Antes de contruirse la carretera Austral para llegar a la zona a través de Chile había sólo dos alternativas: el viaje aéreo o marítimo. El primero podía partir en Santiago con escalas en Puerto Montt con destinos a Balmaceda o Coyhaique; en algunos casos excepcionales se hacía escalas en otros villorrios como Palena, Ñiriguao, La Tapera. La segunda alternativa era embarcarse en Angelmó pasando por Puyuhuapi y Puerto Cisnes llegando al embarcadero de Chacabuco puerta de entrada a la ciudad de Puerto Aysén. Luego por tierra se accedía por un camino de ensueño con su salto de agua a la ciudad de Coyhaique, de aquí pasando por Valle Simpson hasta Vista Hermosa donde el camino se bifurcaba para ir a Balmaceda o Puerto Ingeniero Ibáñez al lado del lago General Carrera.

Cascadas vigorozas, ríos de aguas translúcidas y torrentosas, lagos coloreados por la mano del Hacedor, ventisqueros cristalinos, cielos azulinos en que las nubes nacen y se mueren ante nuestros ojos, arrieros en sus grupas fuertemente abrigados con sus boinas, mantas, pantoloneras de chiporro, listos para apearse en cualquier momento para servirse un matecito amargo al borde del camino, dejando a sus ovinos al cuidado de sus perros ovejeros, toda una muestra del paraíso que Dios dejo para que el hombre supiera a través de las generaciones lo que perdió.

Quizás más temprano que tarde podré volver a recorrer sus caminos, a saltar sus árboles caídos y sentarme en la tierra para degustar de sus campos directamente las frutillas silvestres…. Quizás …. Más ahora Ayseninos os aliento a tener el ánimo de seguir viviendo en esos divinos parajes mientras nosotros sobrevivimos en los nuestros.

Saturday, April 07, 2007


Meditando en el camino a la perfección
Francisco de la Fuente V.

En estos días de meditación para la cristiandad y del mundo de los que creen he vuelto a tomar la lectura de la “Alquimia de la perfecta felicidad” del maestro Ibn al-Arabi, texto espiritual que es parte del Libro de las Iluminaciones de la Meca, el cual permite acercarse al camino de la búsqueda de la perfección; dada por Dios a los hombres, como fuente única de vida y conocimiento.

Además debo considerar que en esta misma semana también me reencontré con la Divina Comedia del Dante, producto de una conferencia denominada "Meditando con la Divina Comedia", dictada con el fin de dar elementos que ayuden al retiro espiritual en estos días tan especiales. Ciertamente la obra dantesca fue una elección adecuada, porque ella fuera de otros sentidos; que los tiene, nos muestra un aspecto moral y que debe descubrirse por el lector por sobre su sentido literal. Compartamos también su sentido anagógico que nos insta a encontrar una respuesta a la esperanza y fe en la vida eterna de las almas.

Dante es en principio un hombre pecador que guiado por su razón; representada por Virgilio, inicia su camino de conversión, para luego recibir la revelación representada por Beatriz. En su paso por el infierno considera los vicios humanos, los que comienza a enmendar en su travesía del purgatorio, con el fin de ser transportado a un estado de inocencia bautismal, y así acompañado por María y San Bernardo de Claraval podrá encontrar el derrotero celestial que le permita enfrentar en el paraíso los misterios de la divinidad.

Es de esta manera como el Dante nos muestra su situación humana que a sus 35 años en la mitad del camino de su vida, lo enfrenta al inicio de la Divina Comedia con el verso que sigue: “Nel mezzo del cammin, di nostra vita, mi ritrovai per una selva oscura, ché la dirritta via era smarrita”. Esto nos motiva a repensar lo que hemos hecho, en que nos hemos convertido y que vamos hacer para encausar nuestra alma por el camino de la revelación. Este sentimiento de perfección espiritual es el que me llevo a releer los textos espirituales de Ibn al-Arabi.

El texto de Ibn al- Arabi fue escrito antes de la Divina Comedia pues este maestro vivió entre 1164 y 1240, y el Dante nació en el año 1265, lo cual hace posible que haya tomado contacto con la “Alquimia de la perfecta felicidad”, el cual narra el derrotero que hacen dos peregrinos en la búsqueda de la perfección, donde uno de ellos sigue las enseñanzas del Profeta (Adepto) y el otro opta por seguir su propio camino acompañado de su razón (Teórico).

Los peregrinos inician su viaje nocturno avanzando a través de los siete cielos donde los van cobijando y entregándoles en forma separada y mesurada los conocimientos del nivel que Dios le ha dado a cada uno de los profetas y esferas celestes que habitan el paraíso. En el primer cielo se encuentra Adán / Mercurio, en el segundo Jesús y Juan Bautista (1) / Mercurio, en el tercero José / Venus, en el cuarto Idris / el Sol, en el quinto Aarón / Marte, en el sexto Moisés / Júpiter y en el séptimo Abraham / Saturno.

En esa primera fase del viaje cada una de las esferas celeste sirve al profeta, de tal manera que el adepto se aloja en la morada del profeta, y el teórico en la de la esfera correspondiente. Una vez ubicados siempre la esfera se retira dejando sólo al teórico para reunirse en la casa del profeta con el fin de entregar integras las enseñanzas de cada cielo al adepto, debiendo el teórico esperar el regreso de la esfera para recibir una enseñanza limitada a las posibilidades de su razón, lo cual va produciendo un arrepentimiento progresivo de éste por no haber seguido el camino de su compañero de peregrinaje.

En la segunda fase donde las tradiciones son menos explícitas, solo el adepto seguirá el itinerario siendo transportado en el espíritu del Profeta desde el loto del límite hasta el umbral del trono del Misericordioso. Luego en una tercera fase de ascensión inteligible el adepto es conducido hasta la meta última de la contemplación en la teofanía.

Al oír a Ibn al- Arabi podemos darnos cuenta que las almas provienen de una misma y única esencia, recibiendo un imperativo divino que se adscribe a un cuerpo material. Sin embargo a pesar de haber sido creada a imagen y semejanza de la perfección, en su génesis se expresan sus propias esencias individuales que son desviadas por las acciones que hace o deja de hacer en su paso por la naturaleza, es decir por la vida.

Cada alma tiene la misión de gobernar su cuerpo y Dios le ha dado un guía espiritual, cada ser tiene la libertad de decidir su aceptación de si se hace su adepto o no, si asume el primer caso estará acompañado por los profetas, sino lo hace buscará el camino hacia la perfecta felicidad sin ellos. El camino hacia la salvación de las almas no es obligado, pero hay que reconocer que es el más prometedor en una vida con sentido.

En este camino de Ibn al- Arabi el adepto recibe el conocimiento para desarrollar la alquimia de la perfección, entendiendo que la alquimia es la ciencia que tiene por objeto el estudio de la proporción y la medida, impartidas a todo lo que es susceptible de contener un equilibrio y alcanzar una dimensión; tanto en los cuerpos físicos como en los metafísicos, en el orden sensible como en el orden inteligible. La alquimia es una ciencia natural, espiritual y divina que aporta una armonía permanente lo cual solidariza con los atributos de la divinidad, es decir del Único.

La sabia ponderación es la legítima directriz que el adepto no debe olvidar al aplicar la alquimia por el sendero de la perfección. En cuanto al otro que no recibe este conocimiento deberá conformarse con la aplicación de su ciencia, cuidando de considerar por una parte que todo lo que consigue el teórico, el adepto también lo obtiene, pero lo que obtiene el adepto, el teórico no lo consigue, y por otra “vivimos rodeados de milagros que demasiado a menudo, absortos en nosotros mismos, no reconocemos”(2)
(1) Jesús es el espíritu de Dios y Juan Bautista es la vida, espíritu y vida son inseparables (2) Álex Rovira

Friday, April 06, 2007


Meditaciones que imponen la razón
Francisco de la Fuente V.


Hace algunos días tuve oportunidad de conversar con mi maestro el Mullah Mohamed Ibn Abdulláh, sobre la situación que vive el mundo desde la caída de la URSS, lo cual provocó un cambio brusco en la correlación de poder, dejando a USA como triunfante como país y como sistema político-socioeconómico. De hecho USA se ha convertido en país con características de “Gran Hermano”, haciéndonos ver que dicho sistema es la única alternativa viable para la sociedad del siglo XXI.

Aunque el Mullah Mohamed Ibn Abdulláh no lo dice, es evidentemente lo desagradable que le resulta sólo nombrar al actual presidente norteamericano por su doctrina de seguridad nacional, la cual se afirma en dos pilares, que aparecen como indiscutibles. Uno su modelo de libertad socioeconómica en democracia y dos que USA tiene la responsabilidad de ejercer ese poder inmensurable por el bien mundial, aunque sea sin la venia de las Naciones Unidas. En su opinión los norteamericanos tienen un presidente que pasará a la historia como una vergüenza, considerando su poca honestidad y falta notable de elementales principios éticos, con un actuar en que los intereses norteamericanos deben lograrse sin considerar los medios que se utilicen para ello.

Manifiesta su preocupación por la visión cerrada a la discusión racional de que sólo sea posible una realidad de sociedad, como es la del capitalismo neoliberal. En su opinión dado esto, no es entrañable que un intelectual de sus filas haya afirmado el “fin de la historia”. A esto se agrega la rutinaria falta de rigurosidad científica con que los intelectuales llamados postmodernistas, que han utilizado teorías de la física de manera truculentas con el fin de justificar sus ideas temerarias. Desde Schopenhauer pasando por Nietzsche, Freud, Deleuze, Lacan, Foucault, Derrida entre los más conocidos se han afirmado actitudes contrarias a la racionalidad humana, desconociéndoles las posibilidades de conocer una realidad objetiva. Me viene a la memoria el comentario de J. Habermas cuando nos muestra que vivimos “una sociedad de la imagen o del simulacro y de la transformación de lo real en una colección de pseudoacontecimientos”.

La literatura no ha estado exenta de esta discusión sobre la capacidad racional del ser humano, cabe recordar el diálogo entre Settembrini y Naphta en la novela “La montaña mágica” , en el cual el primero defendía el racionalismo contra el ataque explícito de la razón por parte del segundo. En opinión del Mullah Mohamed Ibn Abdulláh esto se da en occidente a partir del rechazo a las aspiraciones de teorías o consensos universales, es decir un desprecio por la “ilustración” representada por sabios, educadores y hombres de ciencia. Reivindicando a los “Gurú” que utilizan a las masas populares faltas de oportunidades educacionales y particularmente a los países subdesarrollados para reafirmar la visión antiuniversalista e individualista de la humanidad, prueba de ello la gran dificultad que existe para alcanzar un acuerdo para una ética mundial.

Existe un sentimiento que este mundo hay que sobrevivirlo y si se dan oasis de oportunidad vivirlo, pues parece una tarea titánica fuera de nuestro alcance cambiarlo considerando que enfrentamos una sociedad competitiva, en que el otro es un competidor que se presenta como un obstáculo a nuestra felicidad. Me parece que no debemos darnos por vencidos antes de luchar por no “olvidar la razón” , para que nos permitamos tener una sociedad honesta y digna de nuestra humanidad, en la cual la libertad , la justicia y la fe en que la vida tiene sentido nos haga alejarnos del sobrevivir y acercarnos al vivir.
Mi maestro me recuerda un pasaje de Romain Rolland que dice así: “Todo hombre que lo es en verdad debe aprender a quedar solo en medio de todos, a pensar solo por todos y, si es necesario, contra todos”.

Finalizo con unas palabras atribuidas a Heráclito: “Sabio es quienes oyen, no a mí, sino a la razón, coincidan en que todo es uno según es uno. Siendo esta razón eternamente verdadera, nacen los hombres incapaces de comprenderla antes de oírla y después de haberla oído. Pues sucediendo todo según esta razón, se asemejan a los carentes de experiencia, al hacer la experiencia de las palabras y obras tales cuales yo voy desarrollándolas, analizando cada cosa según su naturaleza y explicando como es su realidad. Pero a los demás hombres se les esconde cuanto hacen despiertos, como olvidan cuanto hacen dormidos”.
  • J.Habermas. El discurso filosófico de la modernidad. Editorial Taurus. 1989.
  • Thomas Mann. La Montaña Mágica. 1924
  • “Utilizo el concepto desarrollado en el libro de J.J. Sebreli. El Olvido de la Razón. Editorial Sudamericana. 2006
  • Romain Rolland. Uno contra todos. Ediciones Pavlov. México 1940

Sunday, April 01, 2007


Las Estancias Jesuitas en Córdoba
Francisco de la Fuente V.


A ninguna persona con cierto nivel de cultura le es extraña la Orden de los Jesuitas fundada por San Ignacio de Loyola, hacia fines de la primera mitad del siglo XVI con el lema “Por la mayor Gloria de Dios” . Quizás valga resaltar que este prestigio en gran parte lo han logrado por su extraordinario aporte misionero y educador resaltado por la actividad académica de sus colegios y universidades.

La historia de la ciudad de Córdoba esta fuertemente ligada a la presencia de los jesuitas, quienes hicieron de ella un centro geopolítico comercial de la otrora llamada Provincia Jesuítica del Paraguay. Esta Orden que tiene por vocación servir a sus semejantes sin mirar sus diferencias culturales y socioeconómicas, hicieron de la Córdoba colonial una red de servicios comunitarios que cubrían las áreas médicas, enfermería y farmacéuticas, la enseñanza de artes y oficios, agregasé las obras arquitectónicas que hoy están declaradas por la UNESCO como patrimonio de la humanidad.

Los primeros jesuitas llegaron a Córdoba hacia febrero de 1587 iniciando una fuerte actividad educativa y evangelizadora, la cual a medida que pasaban los años fueron haciendo surgir la necesidad de ir fortaleciendo el quehacer mediante la formación de entidades que llenaran el vacío organizativo. Así hacia marzo de 1599 comenzó a funcionar la Casa de Córdoba que con el tiempo llegó a ser el Colegio Máximo, conjunto con el funcionamiento del Noviciado, posteriormente hacia el año 1621 el colegio fue elevado a Universidad Jesuítica por el Papa Gregorio XV.

Todas esta actividades ocasionaban gastos que había que solventar, más aún que la carencia de rentas y la falta de fundador hacía difícil la obtención de ingresos, por ello los jesuitas se vieron obligados a fundar estancias que le permitieran promover los alimentos, vestidos y libros necesarios para todos sus estudiantes, de los cuales se preveía que irían en aumento.

Así fue como surgieron las estancias de Caroya, Jesús María, Santa Catalina, Alta Gracia, La Candelaria y San Ignacio de los Ejercicios, las cuales proveyeron las condiciones para que los establecimientos académicos fundados por los jesuitas pudieran subsistir.

La estancia de Alta Gracia

A comienzo de febrero de este año concurrí a la Estancia de Alta Gracia, la cual se conserva muy bien, siendo visitada por gran cantidad de turistas. Esta integrada por la residencia en el cual se ubica el actual museo, el Obraje que servía de herrería industrial, los molinos harineros, el Batán usado en la curtiembre, las rancherías y el Tajamar. Luego hay algunas construcciones de datas posteriores considerando que luego de la pérdida de la propiedad, esta fue adquirida por la familia Rodríguez, Santiago Liniers, luego por José Manuel Solares de quién la heredaron los Lozanos, quienes fueron los últimos propietarios hasta que la Nación Argentina la expropiará en el año 1969.

En esta estancia se criaba ganado vacuno, mular, equino, ovino, caprino y burros. Este ganado alimentaba una producción artesanal diversa: Cintos, Monturas, Boleadoras, Petacas y Lazos. Se llevaba un registro de todos los movimientos en uno Libros de Cuentas, lo cual permitían además conocer los inventarios. Se realizaba la siembra de maíz de manera muy rudimentaria tanto el proceso de la siembra como el de la cosecha.

Entre esa gran cantidad de turistas no son poco los que opinan sobre la cantidad de poder y riqueza que significaba para los jesuitas la tenencia de estas estancias. Ciertamente que ello no se puede negar, pero a mi manera de ver, lo cual no deja de ser una opinión personal, la historia de los jesuitas en Córdoba muestra que vivieron en pobreza y necesidades, lo cual justifica que usaran como recurso para resolver dichas necesidades establecer estas estancias, y ello no da razón para pensar en la debilidad humana de estos jesuitas afirmando que fueron movidos por una ambición de riqueza.

Sabemos que San Ignacio en esto fue muy claro imponiéndole la pobreza a los suyos, con el fin de asentar de manera sólida la vida religiosa, como a su vez prevenir la suerte de la Orden de los Templarios. Considerando esto los profesos vivían de la caridad, no siendo dueños de nada propio, ni siquiera de las casas en que habitaban ni iglesias en que ejercían sus ministerios.

Bibliografía:
  1. Ad Majorem Deus Gloriam (AMDG)
  2. Los Jesuitas en Córdoba. Joaquín Gracia sj. Tomo I capítulo XXI. Córdoba 2006.
  3. La compañía de Jesús. P.Pierre Joseph Bruchar sj.


Che Guevara
Francisco de la Fuente V.

Hace algunos años atrás me encontraba en La Habana en el momento que se repatriaron los restos de Ernesto Guevara de la Serna; habían pasado poco más de treinta años de su muerte. Para mi fue un momento histórico muy importante pues vino a mi memoria esa imagen del Che que ha recorrido el mundo entero, y que identifica a una generación que vivió sus ideales de juventud, pensando que era posible ver el desarrollo de los pueblos desde la perspectiva de la justicia social. No quiere decir que las ideas políticas del Che fueran congruente con las de estos jóvenes en su totalidad; no lo creo así el Che es un mito más que una realidad, sino que el representaba muy bien el icono de lo que era ser revolucionario y combatiente para liderar los cambios que la sociedad desde esta perspectiva parecía necesitar.

A propósito que tristeza nos da cuando vemos esos jóvenes universitarios que celebran el día del combatiente, justificando actos de violencia y delictivos, demostrando una total falta de ideas nuevas que generen espacios de diálogos, para una juventud pensante y opinante en el quehacer ciudadano.

Tras una multidinaria concurrencia los restos del Che fueron trasladados a Santa Clara donde hoy reposan. La noche anterior a esto estaba en la casa de Arsenio García; un héroe de la Revolución Cubana, donde tuve la ocasión de conversar unos “mojitos” con el Coronel Tamayo de las FARC, quién fue uno de los combatientes cubanos que vivió los últimos días del Che, antes de ser asesinado en una aislada choza boliviana el 9 de Octubre de 1967. Tamayo en esa época logro llegar a Chile huyendo del ejército boliviano y así salvar su vida. Gracias al dueño de casa conservo un ejemplar del “Diario del Che” en su primera edición por la imprenta del estado cubano.

A principio de este año estuve en la ciudad de Córdoba en Argentina, donde pude tomar contacto nuevamente con el pasado del Che, pues tuve la oportunidad de visitar la casa en que vivió su juventud entre los 4 y los 16 años, ya que el pequeño “Tete” residió en Alta Gracia aprovechando el clima seco que le permitía mitigar el asma, enfermedad que lo acompaño toda su vida mientras se apasionaba por la lectura y el ajedrez. También son ahí conocidas las historia de sus viajes en bicicleta a la cual le adosó un pequeño motor, que le permitió recorrer su patria natal.

Ernesto Guevara ya siendo médico viajó a México donde se encontró con Fidel Castro Ruz, con que se unió para gestar la revolución cubana, he aquí quizás el punto de partida, de quién se convertiría en un icono revolucionario: Ernesto “Che” Guevara.

Observación: Mis agradecimientos a mi colega Claudio Lobos y Sra. que me dieron la oportunidad de conocer en La Habana la hospitabilidad de Arsenio García.


Quito / Guayaquil: Enero 2007

Francisco de la Fuente V.

En visita a Quito la capital ecuatoriana; sobre los 2900 metros del nivel del mar, tuve el sentimiento de reconocer en su casco antiguo, imágenes de mi memoria geográfica que dejaban la sensación de estar al mismo tiempo en otros lugares de nuestra América latina, particularmente en la hermosa y acogedora ciudad peruana de Arequipa. Testigo de ello son los umbrales de sus iglesias, especialmente cuando traspasamos el de la iglesia de San Francisco, que incrementa la reminiscencia geográfica al transportarnos a los templos de la madre patria. No cabe duda que Quito es otra ciudad que es digna representante del patrimonio arquitectónico de la época colonial.

Más hoy no deseo escribir sobre ese patrimonio arquitectónico, que acompañada a la belleza de sus gentes, parques y avenidas, que motivan al turista a caminar la ciudad en busca de otras miradas. Es así como me adentre en el Museo del Banco Central del Ecuador, llamándome primeramente la atención que sea un banco central el que tenga la responsabilidad de la conservación de piezas arqueológicas tan valiosas, para el conocimiento de las generaciones futuras de las raíces de su patria y de sus países hermanos a los cuales les une un pasado común.

Levantemos nuestros pechos con orgullo de que no toda la historia de esta América latina está derivada de la conquista española, y la mejor forma de comprobarlo es recorrer este museo ecuatoriano, con la misma disposición que lo hacemos en el Museo Antropológico de la Ciudad de México.

Avanzando por sus salones se nos evidencia como hace unos 14000 años ya existían habitantes en estas tierras, que se presume llegaron del Asia Central a través del Estrecho de Bering. La visita de las salas acompañado por una guía gratis; lo que no deja de llamar la atención en el mundo en que vivimos actualmente, se hace por un diseño cronológico que orienta didácticamente, permitiendo compenetrarse en el quehacer de estos aborígenes tanto en sus expresiones ritualísticas religiosas como en el desarrollo de su alfarería y metalurgia, en un periodo extenso que va desde el año 1200 AC al 1534 DC.

Antes de repetir el ceremonial de sentarse a degustar un apetitoso plato de camarones al ajillo, concurrí a la Casa Museo de Oswaldo Guayasamín la cual nos muestra la vida de este artista quiteño, que es un digno ejemplo del hombre luchador que vino de la pobreza socioeconómica para encumbrarse en el alma espiritual de los latinoamericanos. Amigo de Neruda como de otros tantos grandes que nos han mostrado un camino, pleno de responsabilidad social sin olvidarse de sus raíces. Hay tantas historias en Guayasamín como en Neruda que pueden entretener a nuestros hijos tanto como Harry Potter, pero que sino intentamos conocerla inicialmente, será imposible que ellos llegan siquiera a valorarlas.

Hay algo que siempre me ha atraído de estas casas de personajes como nuestro poeta Neruda, y debo confesar que mi concepto de hogar se sustenta en esa maraña de objetos que hemos ido encontrando en nuestros derroteros por la vida. Así cuando nos detenemos en casa ante uno de esos objetos saltan a la memoria silencios históricos y amistades, que nos llena de felicidad al recordar pasadas desventuras o aventuras, que solo los seres de especial sensibilidad pueden recocer, porque saben lo que es amar la vida.

Luego en Guayaquil, una ciudad moderna densamente poblada con una alta humedad, que da un elemento más en la aventura de subir caminando los 456 escalones numerados, mostrando al paso sus atractivos restaurantes, gentes e historia en el origen de la ciudad; cada paso hacia la cima es una oportunidad para tomar contacto con su ambiente y tener una visión desde lo alto de la magia del lugar. Luego su malecón que invita a un derrotero por las orillas del río guayas, para caer nuevamente el tentación de los restaurantes que ofrecen los camarones preparados de diversas formas. Dejaremos la gigantes tortugas de Galápagos para otra ocasión, pero antes de finalizar no puedo dejar de contarles lo asombroso que es contemplar en la plaza principal, las iguanas de todos los tamaños y vistosos colores que deambulan por ell; es un espectáculo que nos regala la naturaleza, el cual recomiendo no perderse si visitan la bella y acogedora Guayaquil.