"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Thursday, December 08, 2011

Única elección: Objetividad o subjetividad.

Hace un tiempo escribí los versos siguientes: Yo no he buscado el mundo / lo he encontrado / donde siempre ha estado / hallarlo ha sido posible / porque reflexiono en él….

En mi opinión estos efímeros versos parecen tener una explicación un tanto más complejas cuando lo relaciono con una lectura de Maurice Merleau-Ponty, quien señala que “Mi reflexión descansa sobre una experiencia no reflexiva; más aun, mi reflexión no puede no captarse como un conocimiento, y así se manifiesta a sí misma a la luz de un acto verdaderamente creativo, de un estructura modificada de conciencia, y empero debe reconocer, concediéndole prioridad entre sus propias operaciones, ese mundo que es dado al sujeto porque el sujeto es dado a sí mismo. … La percepción no es una ciencia del mundo, ni siquiera es un acto, una toma deliberada de posición; es el trasfondo a partir del cual todos los actos sobresalen y está presupuesta por ellos. El mundo no es un objeto tal que yo tenga en mi posesión la ley de su constitución; es el ámbito natural, el campo de todos mis pensamientos y de todas mis percepciones explícitas”.

Como lo he expresado en otra ocasión para mi, no hay una sola palabra que captada y utilizada en una reflexión sea simple, pues en el acto de encontrar su articulación para integrar un contexto, su principal atributo será la complejidad. Por su parte la perspectiva del contexto nos mostrará la posición que decidiremos tomar ante los fenómenos de la naturaleza. Es así como estamos en condiciones de preguntarnos si somos acaso, uno seres que caemos del cielo para encontrar una realidad desconocida que se nos pide explicar o tomamos un camino opuesto del subjetivismo extremo, para concluir de que es nuestra propia mente la que construye el mundo que habitamos.

Para completar este punto me atrevo a recordar una Ley de Gresham sobre la evolución cultural, la que señala que las ideas excesivamente simplista desplazan siempre a las más elaboradas, y lo vulgar y detestable desplaza siempre a lo hermoso. No obstante, lo hermoso persiste. Con esto insisto que lo hermoso es más complejo.

Continuando con la lectura de Merleau-Ponty: “El punto esencial es comprender plenamente el proyecto del mundo en que estamos. Lo que hemos dicho del mundo como inseparable de los puntos de vistas sobre el mundo nos ayudara aquí a entender la subjetividad como inherente al mundo”. En este sentido la comprensión del mundo necesita que encontremos las “pautas” que conectan la creatura con su pleroma, términos utilizados por Jung para diferenciar lo vivo de lo no viviente.

Para continuar quizás deba recurrir al salmista y preguntar “Señor, ¿qué es el hombre?, pero no lo haré, tranquilizaos por un momento ya que sólo mencionaré que parece suponerse que somos criaturas vivas que nos ajustamos a un perfil de singularidad y materialidad, ante un mundo viviente en el cual claramente impera lo no singular y lo no materialista. Para esto acojo las palabras de San Agustín en la Ciudad de Dios: “Plotino el platónico demuestra por medio de los capullos en flor y de las hojas de los árboles que del Dios Supremo, cuya belleza es invisible e inefable, la Providencia llega hasta las cosas de esta tierra. Señala que estos frágiles y mortales objetos no podrían estar dotados de una belleza tan inmaculada y tan exquisitamente forjada si no emanaran de la Divinidad, que impregna infinitamente todas las cosas con su invisible e inmutable hermosura”

Para finalizar tempranamente siento que la ciencia actual me debe una explicación ya que ninguna de estas posiciones, ya sea desde una mirada incorpórea o de una perspectiva que integre el principio de indeterminación de la mecánica cuántica me resultan satisfactorias, lo cual incluye los programas darwinista y cognitivista.

1 comment:

Anonymous said...

Pancho genial de veras que la ciencia nos debe muchas explicaciones.
José