Universidades Chilenas: de rankings y relatos.

Hace unos días atrás en Buenos Aires finalizó el IV Encuentro de Redes Universitarias y Consejos de rectores de América Latina y el Caribe, donde los representante de las instituciones universitarias se han decidido por una estrategia que les permita lograr una mayor integración.

Uno de los aspectos que parece importante destacar es lo que se refiere al tema de los rankings, los que siempre a lo igual que toda clasificación son odiosos y no dejan nunca contento a todos. Atendiendo a esto es que han acordado impulsar una modalidad de Mapa de Educación Superior en América Latina y el Caribe, el cual han denominado MESALC, todo ello bajo el beneplácito del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (UNESCO-IESALC).

Este MESALC es un sistema de información de libre acceso que permite conocer la información de las diferentes instituciones de educación superior de América Latina y el Caribe, lo cual sin lugar a dudas es un elemento que se enmarca dentro de la cultura informacional que va más allá de los rankings que más aparecen como elementos de comparación competitivos, perdiéndose la oportunidad de integrar esta información con la cual cada centro educativo superior pueda buscar alianzas estratégicas que le permitan mejorar sus resultados a partir de sus características similares.

Este contexto anterior queda plenamente reflejado en la opinión de D. Pedro Henríquez cuando señala que: "La región se opone a usar los tradicionales rankings como única medida de acceso a esta información. UNESCO-IESALC plantea un sistema alternativo de evaluación, ya que debe haber una diversidad que refleje las diferencias culturales que caracterizan a América Latina y al Caribe y nos distancian de Norteamérica y Europa. El mapa será fundamental para aplicar nuestras propias formas de evaluar la calidad".

El Mapa de Educación Superior en América Latina y el Caribe tiene como propósitos:

- Contribuir con la profundización del conocimiento sobre la Educación Superior en la región, partiendo de particularidades nacionales que son articuladas en estándares regionales;

- Servir de instrumento para la formulación y seguimiento de políticas relacionadas a la educación terciaria; construir referentes nacionales, subregionales y regionales para el perfeccionamiento y transformación de las instituciones y los sistemas nacionales de Educación Superior;

- Identificar y compartir experiencias institucionales y nacionales exitosas, así como promover y facilitar la cooperación solidaria entre los sistemas de Educación Superior y las instituciones de ALC.

Actualmente en Proyecto MESALC se encuentra en fase final de desarrollo e implementación de la plataforma tecnológica, la cual podría probarse como plan piloto a mediado del presente año, paralelamente tal como sugiere UNESCO-IESALC es importante que los centros de educación superior resuelvan algunas de estas preguntas:

¿Qué tipo de evaluación puede revelar el valor real de una universidad? ¿Por qué las universidades “se prestan al juego” de las clasificaciones? ¿Qué deberían medir las clasificaciones universitarias internacionales? ¿Deberían esas clasificaciones determinar la política educativa y la asignación de recursos?

A pocos días de recibir la cuenta del Pdte. Sebastián Piñera en el Congreso en la ciudad de Valparaíso, los rectores del CRUCH esperan que en ella se entreguen las directrices de lo que sería el relato en relación con el futuro de la educación superior, para un país que aspira a emular los indicadores de los países del OCDE con los cuales estamos acostumbrándonos a compararnos, dicho sea de paso que sólo en el porcentaje de financiamiento por parte del estado es hoy un valor bastante paupérrimo si intentamos dicha comparación.

Cabe preguntarse si el tema del sistema de financiamiento de la educación superior no le incumbe a las comunidades universitarias, o aspectos como la inversión pública que se haga en la educación terciaria o la orientación estratégica que se le asigne a la investigación, que como en el caso de las universidades regionales debería permitir el desarrollo de centros de excelencia que acrecienten una mayor masa crítica, en áreas de importancia estratégica de acuerdo a las localizaciones geográficas de cada centro educativo superior.

Finalmente me parece que un aspecto importante a considerar es que las universidades deben procurar los espacios de participación de sus académicos, estudiantes y personal de apoyo administrativo, con el fin de que los planes estratégicos institucionales de desarrollo sean un compromiso de toda la comunidad universitaria. Además la fuerza para lograr un relato que considere las reales necesidades de la educación superior no pasa por los rectores únicamente, sino por la participación activa de las comunidades de cada una de las universidades a las cuales ellos representan.