"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Monday, October 25, 2010

Un discurso para un premio gracioso y gaseoso


En relación al discurso sobre el premio que le entregó la Embotelladora Andina a Nibaldo Mosciatti, ante diversas autoridades gubernamentales y sociales, cabe quizás hacer algunas reflexiones personales:

Lo primero es el tipo de lenguaje utilizado por un dual Mosciatti; en lo que respecta a ser un agradecido o desagradecido ante el premio, esto desde la perspectiva de quienes han conocido su discurso, desde la mía pienso que Nibaldo es agradecido porque le dieron una oportunidad para expresar su intranquilidad en el ámbito de su quehacer profesional. Bueno no nos desviemos respecto al lenguaje el que parece que en ciertas ocasiones, aunque esta sean muy solemnes se hace necesario llevarlo a un nivel vulgar, de tal manera que todos puedan conocerlo aunque no por ello entenderlo, de hecho poco hay de nuevo en lo que nos hace ver con su palabra Mosciatti, o acaso hay alguien que todavía pone en duda que una gran mayoría de los periodista son esbirros del poder, ya sea del rating o del político, en este último caso representando la corriente de los dueños de los medios para los cuales laboran.

Tampoco cabe dudar que ante esto salgan defensores de diversos programas particularmente de corte sociopolítico, en el cual sus panelistas gozan de una autonomía limitada sólo por sus intereses y creencias personales. En este aspecto lo acepto, pero pienso que una golondrina no hace verano. A quienes vivimos la radio Bío Bío desde la juventud, entendemos las palabras que recuerdan sus inicios y lo que ha sido su trayectoria histórica de la radiodifusión en nuestro país, y sobre todo cuando la Bío Bío ha seguido fiel al servicio de la gente.

Para ello Mosciatti recomienda al periodismo alejarse de los pontificados dogmáticos, pues como el afirma “El periodismo sólo se sostiene en su falta de certidumbres, en la duda permanente, en el escepticismo, en la incredulidad”. En esto es menester reflexionar que el periodismo debe comprometerse con la búsqueda de la verdad, y la verdad para alguno olvidadizos de siempre no es certeza , esto es porque soy un convencido que detrás de quienes nos muestran la verdad con certezas se esconde un relativismo que traiciona el quehacer intelectual.

Acaso podemos soslayar el pasado de los medios en dictadura en el cual se sustentaba una propaganda de mentiras, que incitaban a los ingenuos a cerrar filas con el poder de turno, claro esta que ellos defenderán que entregar certezas permite hablar de grados de certezas y de fiabilidad, y como este no se entrega al público no estaríamos frente a una mentira mediática, teniendo en consideración que la certeza siempre es relativa a los intereses que hay por medio.

No esta demás aclarar que el oficio periodístico como afirma Nibaldo se mueve “en la duda permanente”, lo cual desde mi perspectiva conlleva considerar que tal duda se da siempre en un contexto subjetivo del quehacer informativo, de aquí la obligación de cada periodista de ser responsables de sus fuentes de información, ya que la calidad y confiabilidad de esta asegurarán un producto sustentados en motivaciones racionales críticas, que se orienten hacia una objetividad en la búsqueda de la verdad.

Dado lo anterior, discrepo con Mosciatti en que el periodista debe vivir el ejercicio de la duda, entendida la subjetividad de esta, por ello que me atrevo a proponerle que en vez de la duda lo que debe hacer es usar su sensibilidad, para vivir su racionalidad crítica como un intento de objetividad en la búsqueda de la verdad, así podrá despojarse de lo propio y entender lo ajeno como lo afirma en su discurso.

Quienes conocimos hace varias décadas a los Mosciatti en Concepción no podemos dejar de sentir el mensaje a las nuevas generaciones de periodista que hay detrás de este párrafo del discurso de Nibaldo, de seguro lo han leído pero pienso que es imperativo transcribirlo sin modificaciones interpretativas: “En este oficio de periodista quisiera haber heredado una pizca del talento, la sensibilidad y la rebeldía de mi padre. Sin esas cualidades, el periodismo se convierte en otra cosa: en una simple reproducción de discursos, en un engranaje más de las máquinas de los poderes y los poderosos, en esa cosa amorfa, triste, gelatinosa, y, a veces, ruin y malvada, que son las relaciones públicas o todo tipo de comunicación que está al servicio de unos pocos en detrimento de la mayoría anónima”.

Debo señalar que tengo una opinión también discrepante en la formalidad del tratamiento que hace sobre la institución universitaria de la PUC y de la Iglesia, entendiendo que hay académicos y personeros eclesiásticos que tuvieron acciones contrarias a la brutalidad de la época. Con ello no niego que hubieron otros que avalaron y toleraron actos que no se condicen con el humanismo cristiano, e incluso aún vemos algunos de ellos en los espacios de radio, televisión y prensa escrita.

Concuerdo con Mosciatti que es un error de los periodistas de creer que “el periodismo es la palanca o instrumento para generar un cambio social”, ello no es más que un acto de arrogancia en el manejo de la información, y por ende su utilización en mesianismos relativos que terminan por dañar la credibilidad de los medios periodísticos. Claramente son los ciudadanos los que hacen los cambios sociales ejerciendo su derecho de tener una información que se avale en fuentes responsables.

No hace mucho tiempo atrás reflexione respecto al concepto de patria, en el cual acepto ese grito ensordecedor de “No a la guerra”, entendiendo que me parecía dificultosos seguir imponiendo una visión patriótica en la que anclemos nuestro ser a un suelo determinado, dándole la espalda a un mundo en la cual las fronteras geográficas tienden a desaparecer bajo la marea de la globalización. Aclaré en ese comentario que ello no significaba olvidar a los forjadores de la patria, muy por el contrario, lo que sí no se podía propiciar que la vida de ellos y los contextos en que demostraron su heroísmo fueran circunstancias repetibles, esto sería un error que podría afectar directamente el crecimiento e integración futuro entre países geográficamente cercanos. Llevo a colación esto dada la posición de Mosciatti respecto a tener o no tener una patria, y las consiguientes instituciones que se desprenden de ello, y por extensión su alocución personal de “mar para Bolivia, y con soberanía”, lo cual parece ser una marea alta en la opinión pública política por estos días.

Para finalizar aplaudo la actitud de Nibaldo Mosciatti de realizar este tipo de discurso en las circunstancias de un premio, del cual se desprende por sus palabras que no tiene claro las razones que tuvieron quienes se lo otorgaron, por tanto celebro que haya decidido hacer una reflexión sobre el quehacer periodístico, esta claro que ello no implica estar de acuerdo en todos sus términos, pero tampoco es pertinente realizar un acto de intolerancia y mucho menos la descalificación de su persona por tal discurso.


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