Hace muy pocos días
ha vuelto a la tierra; por la cual deambuló por algo así como un siglo; mi tía
Hilda. Tengo muchos recuerdos personales con ella, que ni sus familiares
conocen. Tengo la certeza que es más posibles que recuerden uno que otro
desencuentro que los buenos momentos que disfrute con ella.
Es así, que para
mi no fue una sorpresa que a sus 94 años publicará su obra poética, hecho por
el cual ahora quiero hacer un merecido recuerdo. Compartí en muchas ocasiones
su gozo estético por la belleza de lo humano: en cuerpo y alma. La bohemia
santiaguina con su movilidad cultural, danzando a los sones de las canciones de
Charles Aznavour y otras de la nueva ola chilena.
Lo anterior me
permitió durante mi adolescencia entender que el mundo no era unívoco, sino que
al menos tenía dos caras, que no había un solo paradigma del cual vivir la vida,
la otra cara era mi tiempo a los sones de “Música Libre” y “Woodstock”.
Pero vamos a lo
que convoca estas líneas, su poesía. Quienes han querido compartir mi vida
lectora saben que soy un asiduo lector de poesía. Para mi la poesía es por
donde fluye mi racionalidad que afecta mis emociones, que recorren recodos y
cascadas hasta alcanzar las aguas tranquilas que en esta paz se nutren del amor,
tan necesario para continuar hacía la eternidad oceánica.
Tía Hilda, le
cantó al amor en muchos versos: Enamorada del amor/ y unida a ti/ yo fui
gritando. (…) ¿Y la gloria del amor dónde está? / ¿Dónde? (…) Y una voz de eco
/ contestó: más allá … más. Si, porque en el amor que se busca hay que gritarlo
y recibir el eco como incentivo para encontrarlo en su verdad: …. Y fue verdad
/ Yo la encontré / más allá … más /después de ti.
Al releer estos
versos recordé aquellos de la gran poetisa polaca Wislawa Zsymborska: Hay tanto
silencio allí que oímos (…) Y aunque la oímos, no creemos. Quizás el “eco” de Dahil
Quezvas, y su pregunta del “donde” sea la voz del silencio que está “más allá…
más” de la razón.
Antes de
marcharse escribió: Cuando yo muera/ quisiera que el día / sea el más hermoso/
para el alma mía/ Quiero mucho sol/ quiero mucha luz/ quiero un par de rosas
rojas/ sobre mi ataúd (…) Y por favor no lloren/ lo que se crean / con derecho
a hacerlo. / Rezadme una Salve / o un Padre Nuestro/ o mejor callen/ prefiero
el silencio (…) ¡Oh! Tierra fecunda/ ¡Oh! Tierra, te amo …
Dahil ha iniciado
un sueño eterno, en palabras de Wislawa: Y cuando nos dormimos / en sueños nos
separamos. /Pero es un buen sueño, /es un buen sueño, /porque con él
despertamos. El canto de amor de Dahil Quezvas continuará en sus poemas
alimentando la paz y armonía en la que ella se encuentra ahora … Adiós tía
Hilda…. Hola Dahil.
Comentario: María
Hilda Vásquez V., nació en Linares en 1921 utilizando el seudónimo de Dahil
Quezvas.
Bibliografía
-
Dahil Quezvas, 2015. Para que me recuerdes.Editorial
Alba. Valparaíso, Chile
-
Wislawa Szymborska.2018. Antología poética. Colección
Visor de Poesía. 4ª edición, Getafe, España.p.29
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