"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Saturday, April 27, 2019

¿Ganancia Social de clase?


Comienzo por aclarar que lejos estoy de tener un canon literario para criticar una obra poética, sabido es que incluso para los críticos de la talla de un Harold Bloom esto no era una competencia fácil de poseer, por la incompatibilidad entre el intento de conjugar la finitud de la vida con la percepción de infinitud de la producción literaria que existe. Teniendo en consideración lo anterior estuve releyendo el poema “Los Bueyes” de Magallanes Moure, que describe de manera desarraigada el trabajo de estos animales, como si los seres humanos no fueran parte de dicho entorno, preocupándose más en derivar hacia la humillación sexual de dichas bestias.

No pretendo con lo anterior obviar el principio de symploké mencionado por Platón en “El sofista”, en que la realidad se explica como un conjunto de elementos que no pueden estar todos en relación con todos, como si correspondieran a un  monismo inmóvil. No se trata de esto, es que me parece que al autor se le olvida que los bueyes no andan trabajando la tierra por su propia voluntad.

Tampoco esta demás decir que tal discurso poético de Magallanes no me causa ninguna extrañeza, teniendo presente que no se puede desconocer su adhesión al círculo de poetas nacionales de los inicios del siglo XX, que tenía a Pedro Prado como eje temático central de aquella época.

Bueno, pero lo que hoy deseaba comentarles era que lo anterior me ha llevado a recordar un texto de Luis Emilio Recabarren; que citó en cierta oportunidad el Prof. Jaime Concha oriundo de Concepción; en el que se describe de manera asertiva como se fue estructurando la sociedad chilena por aquella fecha: “La clase media que se recluta entre los obreros más preparados y los empleados ¿habrá hecho progresos? ¿Recorramos su condición y convenzámonos! Esta Clase es hoy mucho más numerosa que lo que era antes en proporción a cada época. Ha aumentado su número a expensas de los extremos sociales. A ella llegan los ricos que se empobrecen y que no pueden recuperar su condición y los que logran superar en la última clase.
Esta clase ha ganado un poco en su aspecto social y es la que vive más esclavizada al qué dirán, a la vanidad y con fervientes aspiraciones superfluas y al brillo falso. Debido a estas circunstancias que le han servido de alimento, esta clase ha hecho progresos en sus comodidades y vestuario, ha mejorado sus hábitos sociales, pero a costa de mil sacrificios en algunos casos; de hecho delictuosos en otros y poco delicados en la mayor parte de los casos”.

Más allá del concepto de clases y de la connotación socioeconómica de las palabras ricos y pobres que nos señala Recabarren, que a algunos puede hacernos bastante ruido ideológico, tengo la percepción que la construcción de los estratos medios de la sociedad chilena, aún está marcada por sus raíces de origen de fines del siglo XIX y comienzo del siglo XX.

Por supuesto, en este análisis habría que incluir un factor que ha sido muy influyente con el avance histórico, pues la ganancia social ha sido determinada por el acceso incremental a la educación, lo que ha promovido una mayor movilidad social, con una alta probabilidad de haber mejorado en la sociedad chilena su intelectualidad y calidad de vida.

Finalmente advertir la necesidad de hablar con una debida prudencia ante la afirmación de lo que denominamos ganancia social, ante lo que quizás sea necesario concordar que el tema no se agota aquí (ello nunca sucede), pues desde la perspectiva de nuestro siglo actual debemos reconocer que tenemos grandes desafíos éticos en lo social.

Bibliografía

Platón. El Sofista. Alianza Editorial. Colección: El libro de bolsillo, Bibliotecas temáticas, Biblioteca de clásicos de Grecia y Roma. España. 1ª edición. Mayo 2010.

Recabarren, Luis E. Obras Escogidas: Ricos y Pobres. Edit. Recabarren. 1965. Santiago. pp. 67-68.

Saturday, April 13, 2019

Locura temporal en un ambiente kafkiano


En ocasiones logro viajar mentalmente a lugares geográficos en los cuales he pasado algunos días con personajes de la historia universal. Es así como a menudo me reencuentro en Praga en los jardines de Letenske Sady, en donde Kafka solía permanecer en silencio contemplativo. Camino desde la Plaza Vieja hacia la U Radnice Nº 5, me detengo unos instantes para recordar que el gran Kafka nació en ese lugar 70 años antes que yo, casi exacto si no fuera porque su venida al mundo fue al otro día de la fecha de mi cumpleaños.

Continuo hacia el Castillo para acercarme al número 22 de la Callejuela del Oro donde vivió Franz Kafka junto a su hermana, para finalizar en el Cementerio Judío donde reposan sus restos. Mientras realizo este recorrido mental pienso en Kafka, sabiendo que él no pudo pensar ni imaginarse que más de un ciento de años después, habría un sujeto como yo siguiendo sus huellas observando su Praga detrás de una taza de café.

Ya no pienso en Kafka, sino en mi estado de locura que permite la metamorfosis kafkiana por un momento indeterminado, para preguntarme: ¿por qué soy un loco? Quizás por el hecho de pensar distinto a los demás, y especialmente de las mayorías. Ah! Pero no os preocupéis, solo soy un loco temporal en el plano intelectual y social, en ningún caso muestro evidencias clínicas para ser calificado como un paciente con enfermedad mental, pues mi locura no es patológica.

No ando por la vida indicando que los molinos de Cervantes son gigantes a vencer, para mi un molino es un molino como para los demás que se consideran cuerdos, la diferencia surge tras pergeñar una representación simbólica de estos molinos, que al enfrentarlos me regalan sentido interpretativo a mi vida.

Sin dudas que es necesario; como lo señala Calderón de la Barca; resignarse a que Don Quijote recupere la cordura, lo que para el caso mío si será posible cuando mi viaje mental a Praga termine. Considerando que esta obstinación sea superada, como lo recomienda Milton en “El paraíso perdido”, donde la razón y la inteligencia puedan tener la oportunidad de ejercitarse eligiendo las cosas que son buenas, teniendo presente que el cielo y el infierno moran en nuestro propio espíritu.

Prosigo, en ocasiones observo las decisiones que toman las personas y por más que me esfuerzo en tener una actitud crítica constructiva, no logro encontrar una razón para comprenderlas. Por instante justifico que vivimos tiempos en que prima la sinrazón, hasta el sentido común ha perdido vigencia para una creciente muchedumbre colectiva, pues parece bastante más atrayente la simpatía de las masas, sin importar la coherencia.

Ante lo anterior, sigo siendo un loco, al cual no lo encantan las sirenas que llaman a pensar colectivamente, para no incomodar al mundo. De todas maneras reitero, que soy un loco, pero no busco hacerle daño a nadie, y por sobre todo mantengo una actitud respetuosa con otros locos, como con los que no lo son, en la completa seguridad que comprendo perfectamente que es bastante probable que la realidad sea unívoca, más su interpretación claramente no lo es.
El viaje ha terminado…

Bibliografía
- Stach, Reiner.2003. Kafka. Los años de las decisiones. Editorial Siglo XXI. Madrid
- Calderón de la Barca. 1985. La vida es sueño. Editorial Planeta. Barcelona.
- Milton, John. 2011. El paraíso perdido. Editorial: Vi-Da Global. España

Thursday, April 04, 2019

Una mirada desde el siglo XXI al Informe Delors


Hacia 1996 J. Delors realizó un informe a la UNESCO sobre las perspectivas de la educación del siglo XXI, señalando que los almacenamientos y flujos de la información se verían afectados por su masividad y eficacia de trasmisión, lo que implicaría que habría que tener presente la fijación de parámetros, que ofrecieran optimizar los proyectos individuales y colectivos para la generación de conocimientos. Este informe propone cuatro pilares del conocimiento sobre los cuales la educación debe estructurase: Aprender a conocer, aprender hacer, aprender a vivir y aprender a ser.

Haciendo una relectura de este documento existen desde mi perspectiva al menos tres aspectos, que sustentan su vigencia al inicio del primer cuarto del siglo XXI. Primero la concepción actual del trabajo que debía “satisfacer el objetivo más amplio de una participación y de desarrollo dentro de los sectores estructurado o no estructurado de la economía”. Un segundo aspecto, sería el descubrimiento del otro, donde el objetivo de la educación debería tener como misión, la enseñanza de la diversidad, en situaciones en que el ser humano debe relacionarse con los demás, teniendo en consideración previa el milenario consejo helénico de “conocerse a sí mismo”. Para así, lograr la capacidad instrumental de intercambio de argumentos en un contexto de pluralidad dialógica. El tercer aspecto correspondería a la importancia de trabajar grupalmente, de manera colaborativa con el objetivo de “tender hacia objetivos comunes”.

Además, en el informe se tiene presente la afirmación de que el quehacer educativo se da en un sistema económico y social determinado, por cuanto cabe preguntarse si este sistema responde a los desafíos globales financieros y tecnológicos. Una respuesta inmediata nos muestra que la efectividad de los múltiples esfuerzos es bastante dispar, lo que llama a decidir si debiéramos insistir en este camino que nos ha llevado a la situación actual o elegimos encontrar una nueva ruta para realinear nuestros sistemas sociales y económicos.

Para argumentar una respuesta a lo anterior, utilizaré las ideas desarrolladas por Colm Kelly (2018)[1], quien inicia su artículo promoviendo la necesidad de reconocer tres supuestos fundamentales que debemos desafiar si deseamos proponer una economía que funcione para la sociedad, estos son:
a.- Que el crecimiento económico entrega progreso social;
b.- Que los resultados financieros son un fin aceptable en sí mismo;
c.- Que existe un equilibrio sistémico que se puede mantener a través del status quo.

Además, Kelly afirma que: “las revoluciones industriales anteriores avanzaron en el desarrollo económico, pero en gran parte han sido a expensas del planeta… existe un consenso científico creciente de que los sistemas de la Tierra están bajo una presión sin precedentes, con una serie de límites planetarios… los riesgos aumentarán“, esto porque el crecimiento de la población mundial demandará mayores niveles de alimentos, materiales y energía. En este sentido, lo que se busca es motivar un cambio que se enmarque en un concepto de economía, que sirva “para ayudar a restablecer un sistema económico, que tenga como su mecanismo satisfacer una variedad infinita de necesidades humanas. Con diversas oportunidades, contribuyendo a los objetivos sociales sobre una base sostenible”.

Lo que se propone en este artículo de Kelly, que “las economías no solo necesitan objetivos financieros, sino también sociales, que reflejen las necesidades de las comunidades locales, ciudades, regiones y países; priorizando las necesidades humanas básicas; y mirando más allá de los indicadores simplistas de éxito, como el PIB”. Es decir, lo que se busca es que hayan “propósitos comunes” entre los distintos agentes que participan, sin subyugarse exclusivamente a los resultados financieros. De soslayar esto, las compañías actuales corren el riesgo de perder su camino, de definir su propósito en correlación con los objetivos de desarrollo de las Naciones Unidas.   De aquí la importancia de que las empresas o instituciones asuman propósitos comunes, para actuar en un marco útil que ayude a las compañías a clarificar su contribución a la sociedad.

Tomando la directriz definida en el párrafo anterior, se proponen cuatro principios que pueden ayudar a orientarse hacia un propósito común, estos son:
1. La conectividad global y la iniciativa local deben ir de la mano;
2. Mirar más allá del desempeño financiero;
3.- La tecnología puede no protegernos, más debemos reconocer que genera nuevas oportunidades.
4. Educar para el futuro.

Finalmente, “a medida que las máquinas realizan un trabajo cognitivo cada vez más previsible, las personas deberán adquirir nuevas habilidades, adaptabilidad y creatividad, y aplicarlas junto con las competencias digitales y técnicas. La educación y la capacitación tendrán que repensarse, para que los jóvenes tengan las habilidades para trabajar en un mercado laboral global e interconectado”. Cabe señalar que las universidades deben tener en cuenta que este siglo XXI, habrá personas que acudan a sus aulas demandando una educación de futuro, que contemple el aprendizaje a lo largo de toda la vida, pues si el pasado siglo finalizó en contexto líquido, el presente actual es cada vez más volátil.


Bibliografía

Delors, Jacques (1994). "Los cuatro pilares de la educación", en La Educación encierra
un tesoro. México: El Correo de la UNESCO, pp. 91-103.

Change is required to focus economies on their original purpose –
to deliver societal progress
https://www.pwc.com/gx/en/issues/assets/pdf/pwc-creating-common-purpose-2018-global-solutions.pdf


[1] Colm Kelly, Global Leader - Tax and Legal Services, and Global Leader, Purpose, PwC and Blair Sheppard, Global Leader, Strategy and Leadership, PwC