"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Wednesday, October 03, 2018

Bolivia y Chile no han ganado nada, aunque tengan la paz, sin tranquilidad

Tengo la plena convicción de que hay temas que es mejor no opinar, porque generan desencuentros más allá de lo previsible, más mi vida se ha caracterizado por no seguir esta aconsejable directriz, y por tanto no rehuyó el tema del fallo de la CIJ de La Haya en relación de la demanda del Presidente de Bolivia Sr. Evo Morales.

Mi reflexión es de una mirada de un ciudadano de este país que se siente avergonzado del espectáculo que dan algunas autoridades nacionales y regionales, celebrando un fallo jurídico, al cual le reconozco la ganancia de haber sido una instancia que resguarda a ambos países de políticos y militares, que muestran su chauvinismo desenfrenado que exacerba las diferencias de los pueblos, denostándolas como si una fuera mejor que el otro.

Dejemos de colocarnos la mano en el corazón para enarbolar símbolos y cánticos patrioteros, y utilicemos nuestra razón para mesurar nuestras emociones en respeto de otros ante la adversidad de sus argumentos, invitándolos a encontrar espacios comunes en los cuales construir acuerdos que beneficien a ambos pueblos.

A pesar de lo anterior, hay un hecho concreto para ambos países, que si lo hubieran considerado no habrían gastado altas sumas de sus erarios nacionales en algo tan evidente: los tratados internacionales garantizan con su respeto la paz y con ello la integración, que ha de construirse sobre tal base jurídica. Se suma, que es incomprensible que algún país este obligado a negociar soberanía por tener negociaciones previas, pensar de esta manera pone en peligro la confianza de futuros espacios de diálogo.

Insisto en preguntarme que celebran nuestros compatriotas si sabíamos de antemano que nuestra soberanía no estaba en juego. Acaso se podría considerar que se nos conminara a un diálogo con Bolivia era una derrota, no puedo imaginarme que en los años que vengan luego de este fallo ambos países no busquen encuentros de diálogos, me parece imposible y poco sensato que ello no ocurra.

Por cierto, el presidente Sr. Evo Morales tiene que cambiar su actitud de seguir señalando como un triunfo político, diplomático y moral del Estado Plurinacional de Bolivia el hecho de haber llevado a Chile la CIJ de La Haya. Además, descalificar la propia instancia que él validó ante sus compatriotas, como a su vez seguir un camino de beligerancia con Chile, como es el de promover una investigación para cuantificar los daños provocados por la falta de acceso al mar y así cobrar la deuda generada por esta situación a Chile.

Más que celebrar tengo la preocupación de que el Sr Evo Morales siga utilizando la accesibilidad al mar como una plataforma política, y se aumenta mi desasosiego cuando observo una estrategia comunicacional deliberada de negar la inapelable sentencia judicial, considerando la mínimas y rigurosas excepcionalidades que puede permitir la CIJ de La Haya.

Los chilenos en mi opinión no hemos ganado ni siquiera tranquilidad futura por las aspiraciones bolivianas de acceso al mar con soberanía, las que continuaran de manera inmediata por la actitud política de un gobernante que no visualiza y desconoce la realidad jurídica que tiene, mostrando una incapacidad de hacer planteamiento entre dos países vecinos; que por este mismo hecho; no dejaran de serlos con gran probabilidad en lo futuro.

Ante que se me tilde de antipatriota debo decir que no he estado de acuerdo con la formalidad y el fondo del planteamiento boliviano. De hecho, pienso que uno de los graves efectos sobre el inevitable diálogo por venir, es el daño ocasionado a la confianza entre ambos países, que necesitan seguir compartiendo sus fronteras. Por cuanto en nada contribuye el continuar realizando manifestaciones de algarabías y declaraciones de triunfos morales, pues aún no hemos ganado nada ni tenemos nada que celebrar y es menester que si queremos celebrar primero logremos un consenso por el bien de nuestros pueblos.

Como chileno declaro que ha habido un juicio jurídico justo y será la prudencia y la mesura el avaluar con satisfacción, que la CIJ no se haya inclinado por una sentencia salomónica y manifestar mi profundo anhelo de concordia y desarrollo de nuestros países, reanudando las confianzas para generar un diálogo que construya una integración concreta, que se haga cargo de los intereses mutuos que contemplen la realidad jurídica, para que ambos pueblos sigan asegurando la paz social.

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