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Séneca

Saturday, June 02, 2018

Las humanidades en las universidades del siglo XXI


En el contexto de la vorágine reflexiva que vivimos en estos días me pregunto: ¿Qué esperamos de las humanidades en las universidades del siglo XXI? Un primer acercamiento a una respuesta, quizás sea vigorizar las redes entre las diversas disciplinas que se imparten en el quehacer universitario, permitiendo con ello el desarrollo de un espacio tiempo programado para el diálogo inclusivo intelectual.

Si realizamos un somero escalamiento histórico de lo humano al enfrentarse ante el avance científico y tecnológico, no dudamos en verificar su impacto al extender significativamente las capacidades del ser humano, lo que ha modificado el paradigma desde cual deconstruir lo que hoy definimos como lo humano.

De hecho, por estos días nos encontramos en medio de una discusión pública de cuestionar el sistema simbólico que mueve la inteligibilidad de género, de lo cual deviene lo humano; en mi opinión no al revés; que determina lo importante que es la definición previa de la identidad de género para la constitución de lo humano. Las humanidades deben aportar los conocimientos necesarios para comprender la evolución del sistema simbólico de la inteligibilidad de género, y con esto al menos pergeñar una matriz epistemológica que conforme a partir de esta la identidad de lo que nos define lo humano.(1)

Pero dejemos atrás este ejemplo actualizado y adentrémonos en el escenario en que se desenvuelven las humanidades en la actualidad, y para ello debemos explicitar antes dos grandes escollos que ellas enfrentan. Por una parte la pérdida de espacios en el campo de desarrollo de las denominadas ciencias duras, y por otra la idea de que en un escenario económico especialmente neoliberal, no se visualiza lo que las humanidades rentan.

Lo anterior son ideas de fuerza que buscarían entender que las humanidades por si no se presentan como un quehacer de utilidad práctica inmediata, lo que profundiza el prejuicio de inutilidad, para modificar favorablemente los indicadores  socioeconómicos que miden los impactos cuantitativos inmediatos.(2) Claramente no corresponde deducir que las humanidades se oponen al desarrollo de las ciencias, sino lo que se desea resaltar  es que la problemática está en la rúbrica con que se evalúa a las humanidades.

Por cuanto no parece una afirmación temeraria expresar que la pérdida de las humanidades en la educación disciplinaria universitaria, nos dejaría sin un espacio de formación de las personas, lo que afectaría que los estudiantes egresaran sin el compromiso profesional o técnico con la sociedad, la que demanda ciudadanos integrales que en su acción social apliquen las competencias y habilidades obtenidas en su paso por la educación superior, enmarcada en un sentido ético y de respeto de lo humano.

Finalmente si abogamos por un cambio cultural hacia lo inclusivo de las personas, me parece importante comenzar por evaluar nuestra responsabilidad personal e institucional de lo que estamos aportando en el quehacer académico, por las humanidades en el ámbito de la educación superior. 

Bibliografía
1.- Butler, J. Cuerpos que importan. Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina. 2008
2.- Nussbaum, M. Not for Profit: Why Democracy Needs the Humanities. Princeton University Press. 2012

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