Por cierto que los cristianos, esperemos que así sea, tienen
claro lo que un Viernes Santo implica como día de meditación. Pero que
significa para aquellos que no lo son, pero que están entre los que reflexionan
sobre el sentido de sus vidas, o sencillamente son aquellos de los que buscan
responder a las preguntas: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? Hacia dónde voy?
Caravaggio |
La respuesta a cada una de estas preguntas quizás sea lo que
nos da sentido a nuestro “mundo de la vida”[i],
o quizás sea una razón más que nos obliga a construir un argumento en el
corazón de nuestra comunidad que ofrezca un sentido de vivir. Para reflexionar
sobre el meditar cristianamente recurriré a las palabras de Hans Urs von
Balthasar, quién inicia una introducción sobre este tema con la interrogante
siguiente: “La cuestión decisiva de la que todo depende es si Dios ha hablado a
los hombres –sobre sí mismo, naturalmente, y también sobre su plan con respecto
a la creación del hombre y de su mundo- o si lo absoluto, más allá de todas las
palabras mundanas, sigue siendo el silencio”[ii]
Si prevalece lo primero es claro en que estamos en el camino
de lo bíblico y de los libros sagrados de las tres religiones monoteísta, como
son la Judía, la Cristiana y el Islam. Sin embargo, si lo que surge es lo
segundo entonces el camino queda a la medida de la acción y voluntad de los
hombres, en un contexto de deficiencia esperanzadora de un más allá.
Así tenemos que para un creyente "la palabra" de los
libros sagrados son la fuente del conocimiento del absoluto, es lo divino que se
revela como verdad . Así nos acercamos al Espíritu de Dios, aunque no a su
intimidad. [iii]
De aquí que con humildad razonable
podamos decir que Dios con su palabra revelada quiso dar sentido a la vida del
hombre, sin sacarlo de su contexto, y Jesús fue el camino elegido por Él.
En este sentido
von Balthasar destaca a este Dios
que nos habla a través de sí mismo, teniendo presente la carta a los Hebreos: "Muchas veces y de muchos
modos habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas; en
los últimos tiempos nos ha hablado( a todos nosotros) por medio del Hijo a
quien instituyo heredero de todo, por quien también hizo los mundos; el cual,
siendo resplandor de su gloria e impronta de su sustancia, … después de llevar
a cabo (por su cruz) la
purificación de los pecados, se sentó (después de la resurrección) a la diestra
de su Majestad en las alturas , con una superioridad sobre los ángeles tanto
mayor cuánto más les supera en el nombre que ha heredado".[iv]
El Greco |
Como hombre de mi tiempo y lugar en mi experiencia
meditativa, he aprendido que este camino introspectivo no necesita de un
sofistificado ritual, pero si debe llevar contenido, como la gracia de existir
y con ello el sentido de vivir. Cabe recordar que en los tiempos en que vivimos,
algunos sólo sobreviven olvidando que el tiempo es Tao y no dinero como
parecieran entenderlo esos humanos de hoy.
En estos días de conmemoración de la Resurrección de
Jesucristo es esencial recordar que el cuerpo de Cristo es inseparable de la palabra de Dios, este
aspecto se corresponde en plenitud con el acto de meditación cristiana, alimentado
en el hontanar de la vivencia de la Eucaristía como acto de fe, en el cual se compromete
la divinidad-humanidad de Jesús en la profundidad subjetiva de nuestro yo, con
una meditación que no se limita a una idea de Dios, sino que a un Dios que
resucita y que muestra el camino salvífico que da sentido a la vida humana.
Finalmente en
estos días de renovación del compromiso por una vida recta[v],
en la palabra de un Dios que habla; más allá de la religión que se profesa, lo
que me habla en estas horas de meditación cristiana no es el significado sino
que lo significante de las palabras del Cristo.
[i] Mundo de la
vida es un concepto que tomo de la idea escuchada en una conferencia del
Prof. Guillermo Hoyos Vásquez en su explicación de la teoría de acción
comunicativa de J. Habermas.
[ii] Hans Urs
von Balthasar, 2002. Meditar cristianamente. Ediciones Encuentro S.A. Madrid,
España. p. 5
[iii] 1 Cor 2,11
[iv] Hb 1,1-4
[v] Uso este
concepto en la idea de S. Kierkegaard ante la pregunta ética fundamental por el
logro o malogro de nuestras vidas, teniendo presente su propuesta de “poder ser
sí mismo”
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