"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Tuesday, June 19, 2012

Padura: Yo quisiera ser Paul Auster

Quizás para un europeo no sea tan interesante recordar una estadía en París como a un latinoamericano como yo, por ello que el artículo de Leonardo Padura titulado “Yo quisiera ser Paul Auster”, me provoca un sentimiento de nostalgia seguido del goce que me regala el recuerdo ante la experiencia de emerger de la estación  Saint-Germain des Prés del Metro de París, avanzar por el boulevard hasta la rue Saint-Benoit para introducirme en Café de Flore.


Tiene mucha razón Padura uno “quisiera ser Paul Auster” y envidiarle los años que paso en la ciudad luz; tampoco lo soy, pero si me he sentado en el café de Flore para ver ese París que vieron Sartre y Simone de Beauvoir. Por cierto que no me interesó el frío que calaba los huesos, ni que el cielo fuera siempre gris, pues concuerdo con Leonardo que cualquier aspecto negativo es de sobra compensado por sus “maravillosos museos, edificios y croissants”.

Realmente es muy interesante leer este artículo de Padura, es como estar en el malecón de La Habana y ver la Isla con sus sentidos, de aquí que sólo extraeré un párrafo que les muestra esa mirada personal, de un escritor cubano que decide por la razón que fuere vivir y escribir desde su país, que no por ello está exento de arrastrar consigo la situación política y económica cubana, conocida por nosotros los afuerinos.


Vamos al texto ofrecido: “Pero, ya lo saben, no me llamo Paul Auster y mi suerte es diferente. Apenas soy un escritor cubano, mucho menos dotado, que creció, estudió y aprendió a vivir en Cuba (por cierto, sin la menor oportunidad de soñar siquiera con irme una temporada a París, por más provechoso que resulte irse a Paría) entre otras razones porque no hubiera podido irme a París, pues vivía en país socialista en donde viajar –olvidemos por ahora el dinero- requería y requiere de autorizaciones oficiales. Un cubano que tenía que estudiar en Cuba y, cada año, pasar voluntariamente un par de meses cortando caña o recogiendo tabaco, como le correspondía a un germen del Hombre Nuevo, el cual se suponía yo debía desarrollar. Pero, sobre todo, porque como soy un escritor cubano que decidió, libre y personalmente y, a pesar de todos los pesares, seguir viviendo en Cuba, estoy condenado, a diferencia de Paul Auster…..”

3 comments:

Anonymous said...

Pancho, no dudo que sabes de viajar, y encuentras en cada rincón un momento para pensar y revivir lo pensado. A mi me hicistéis recordar cuando me arrastrastéis con tu tertulia poética de aquel porteño que fue Juan Luis Matínez hasta El Cinzano en Valparaíso, amigo mío tan lejos que estás y la vida se me escapa esperando el día que recorramos el puerto nuevamente. Saludos de Rosita y mio.
Tb gracias por la correspondencia disfrutamos con Rosi eso de ser una carta de navegación para la amistad.
Grandes abrazos, Antonio

Anonymous said...

Pancho, Leí de este escritor El Hombre que amaba los perros, una novela sobre Trostky que me engancho, hace demasiados años atrás como para nombrarlos exactamente, estabamos en La Serena recuerdo contigo (esto nace por la experiencia personal contada antes por Antonio), ya entrada la madrugada en la casa de Juan Solar padre, donde se comía y se bebía muy bien, y la tertulia se derivo hacia la literatura, te lo juro que nunca he tenido otra oportunidad de conocer a Cervantes y por supuesto a Don Quijote que en aquella oportunidad, sinceramente entiendo a Antonio cuando echa de menos estar sentado en una mesa disfrutando una conversación contigo. Te acuerdas que esa madrugada ese chico de apellido Amigo te pregunto si existía Dios, ja,ja,ja aún recuerdo la respuesta... Pancho tu y Gaspar fueron de los grandes, esos que no aparecen en la historia pero que la hacían y gozaban sin límites, Gaspar se marchó y como decían ustedes no habran más misiones, al menos en este mundo, pero como dice Antonio aquí en La Serena o en el puerto de Coquimbo te esperamos con los brazos abiertos.
un abrazo fraterno.
Mario

Franco said...

Amigos míos, que nostalgia he sentido con este recuerdo, que me han brotado unos deseos primaverales para acabar con este invierno que ya se extiende por tanto tiempo y que ha impedido un reencuentro con vosotros. Ya vendrá ese día, más temprano que tarde como solemos decir, en que emulando a Sancho Panza me detenga ante mi amada y le diga que ha llegado la hora de salir por nuevas tertulias y aventuras con misiones que conserven las motivaciones de antaño.... Ya veremos, por el momento les envió un abrazo fraterno para ambos.
FdelaF