"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Sunday, August 15, 2010

¿Que es el hombre? : Un análisis en la perspectiva de la tragedia Griega

¿Qué es el hombre? Es una pregunta de la cual buscamos respuesta con esperanza ciega, no por ello nuestra voluntad se rinde; muy por el contrario siempre hay un camino nuevo para intentar un acercamiento a luz de una solución. Hoy he decidido intentar hacerlo a través de un somero análisis de dos bellísimas tragedias griegas que nos legaran Esquilo y Sófocles.

Me hago un deber confesar que mi único acercamiento al griego fue en mis tiempos de universitario, cuando tuve la oportunidad de asistir a las clases de raíces greco-latinas del Dr. Desiderio Papp, un honor para mi pero a todas luces insuficiente para abordar directamente del griego estas tragedias. Contando con esto sólo a lo igual que otros lectores me queda confiar en los traductores y considerando que por muy eruditos que ellos sean en opinión de Steiner “ninguna traducción es fiel a su original”

Comprendido el párrafo anterior quedáis ciertamente advertidos, de que es esta una interpretación personal, especialmente considerando que en ellas de manera explícita no se pregunta ¿Qué es el hombre?, por tanto la misión impuesta es encontrar elementos que nos sirvan para brindar una respuesta, primeramente sin olvidar el contexto histórico en que ambas tragedias fueron escritas en la Grecia antigua. Es así que investigaremos como el hombre griego a partir de sus vivencia en la polis, representadas en los dramas de Esquilo y Sófocles nos permiten adentrarnos hacia un conocimiento antropológico de su historia, y que nos permite abrir una ventana hacia el entendimiento del espíritu griego.

Las tragedias de Prometeo encadenado y Antígona dan una respuesta opuesta a ¿Que es el hombre?, lo cual resulta interesante si tomamos en consideración que sólo existió un lapso de menos de 25 años entre una y otra, lo cual es una muestra más de la plasticidad de la creación cultural de Atenas. Ciertamente no podemos asegurar que los dos poetas muestren en estas obras sus pensamientos o el de la polis griega, más el acercamiento es válido si dada esta consideración nos ajustamos a un análisis circunscrito a sus textos.

Si iniciamos con la tragedia de Esquilo nos encontramos que este estructura una respuesta a través de una antropogenia que esta referida al mito de Prometeo, el cual nos conduce hacia tiempos muy remotos en el cual por la acción y decisión de un ser superior: Prometeo, quién entra en conflicto con Zeus ante los anhelos de este de destruir a los hombres. Prometeo se resiste a ello y decide salvarlos a costa de enfrentar a Zeus, trasmitiéndoles a los hombres un aspecto de las prerrogativas divinas que se encuentra en la capacidad de operar la dualidad actuar/crear.

A decir de Esquilo la humanidad se encontraba en un estado prehumano sin tener conciencia de la naturaleza, haciendo su vida sin reflexión de ninguna especie y atrapados bajo la tierra en cavernas sombrías. En este estado de semejanza onírica no había futuro, como tampoco conocían la muerte. No obstante esto debemos prevenir que Esquilo no por ello consideraba a estos seres prehumanos al nivel de un animal, pues estos conservan la ventaja biológica de capacidad de sobrevivencia, que a los prehumanos inadaptados para la vida nos les era dado.

En esta visión Esquilo nos muestra lo que sería del hombre sino tuviera la facultad de más allá de su cuerpo y alma de pensar, ello conlleva el aspecto fundamental para su sobrevivencia que se deriva del desarrollo de su dimensión social, a través del quehacer de su pensamiento y las artes. Prometeo le ha entregado a los hombres la capacidad de poder discernir sobre los fenómenos cotidianos, dándoles referencias confiables para la aprehensión del tiempo y el espacio, entendiendo que una humanidad sin la posibilidad de medir es inviable.

Cabe señalar que en este paso de lo prehumano a lo humano no hay gradualidad, pues Prometeo entrega de una sola vez todas las herramientas que le permiten a este ser poseer todas las artes para la sobrevivencia humana, una sola entrega para el desarrollo de toda su capacidad técnica. A su vez Prometeo le ha permitido al hombre a través de la memoria relacionarse con su pasado, e instituir el futuro por medio de la mántica y la interpretación de los sueños.

Asumo que a partir de este momento el ser humano asume el costo de conocer la flecha del tiempo, que lo conduce ineluctablemente hacia determinaciones fundamentales, como son la triada de: la incertidumbre, la espera y la esperanza. La angustia futura de esto se aminora con la entrega de Prometeo a los hombres de la mántica y la interpretación de los sueños. Prometo enfrentó a los seres humanos con una verdad aplastante que alteraría su convivencia: son mortales.

El hecho de tener conocimiento de la muerte dejaría a los hombres en un estado que le sería insoportable de llevar, sino se le hubiera dado los instrumentos para superar esta desalentadora situación, por ello Prometeo sabiendo que el futuro les sería desconocido y en conocimiento de la muerte, es que les entrega a los humanos las esperanzas ciegas, así este titán sublevado se asegura que los hombres vivan de la esperanza en la desesperanza.

Una antropogenia muy distinta es la que nos ofrece Sófocles en su tragedia de Antígona, como recordaremos su trama se focaliza en la condena de esta por Creonte por desobedecer una orden sustentada en la ley de la polis. Sin lugar a dudas la problemática que nos plantea Sófocles, no se refiera a ver a Antígona como una víctima inocente de un tirano, como tampoco a la contradicción entre moral y razón de estado, sino la afectación que produce en la comunidad política la decisión de obviar o respetar sus leyes por parte de los involucrados.

Este drama describe que la sabiduría y arte del hombre van más allá de sus propias expectativas, pero a su vez su naturaleza lo enfrenta a una escisión que a veces lo dirige hacia el bien y otras veces hacia el mal. Cabe destacar que para Sófocles esto se observa desde la perspectiva de lo político y no de lo moral. Por ello el hombre acierta hacia el bien cuando su actuar esta de acuerdo con las leyes de la polis, lo contrario ocurre cuando camina hacia el mal ya sea por insolencia o arrogancia, dejando de ser miembro de la comunidad política.

El resultado de actuar en contra de la ley conduce a la muerte o al exilio, transformando al individuo en un ente sin fe ni ley, sin fuego ni lugar, esto están demostrativo en esta tragedia que el coro canta diciendo: este ápolis, no lo quiero como paréstios, en el interior o al lado de mi hogar…. La paradoja es que tanto Antígona como Creonte se convierten en ápolis ya que ambos no actúan con sabiduría pues los dos consideran pensar y actuar al respecto de manera justa.

La enseñanza que propone Sófocles a los habitantes de Atenas es que cuando pensamos que tenemos razón, es posible de que pudiéramos estar equivocados, pues nunca en el plano de la lógica los humanos tenemos la última palabra. De aquí que las argumentaciones del tirano y de Antígonas en si misma no buscan la comprensión de su oponente, no habiendo espacio para una refutación lógica del uno para el otro.

Individualmente pueden tener razón pero están equivocados porque por bien de la polis debieran tejer junto un camino de entendimiento. Por cierto que la defensa de Antígona de la autolimitación del individuo y de la comunidad política, pero la defensa ciega y absoluta de uno de los principios, es el hecho que demuestra la incapacidad de resolver el conflicto, para el poeta nada es más terrible que el hombre, característica que ningún otro ser presenta en el mismo grado que el hombre.

El hombre es el ser más terrible que existe, porque nada de lo que hace puede ser atribuido a un don natural, sino que su ser se expresa y se desarrolla a través de sus propio actuar, pues el ser humano se plantea a sí mismo, siendo creador de su esencia, donde esta esencia es creación y autocreación. De hecho en esta tragedia a diferencia de Prometeo encadenado, el hombre no recibió enseñanza de nadie sino que es el mismo quién se instruye, en definitiva todas las obras y creaciones relativas a las artes se presuponen de manera decisiva que el hombre se ha enseñado a sí mismo.

Sin dudas el ser humano en cuanto a su terribilidad se mueve al menos entre tres límites, uno es la muerte, dos es la moral y tres es la justicia. La obra de Antígona nos permite descubrir que este último en particular es una limitante que confronta el actuar humano, pues los hombres hace sus propias leyes y las instituyen, pero al lado de estas existe la justicia de los dioses que no pueden no ser tenida en cuenta, es decir un culto a los dioses sin ciudad, sin que exista una comunidad de los hombres regida por leyes, no es viable. En otras palabras la justicia de los dioses no alcanza, como tampoco son suficiente las leyes de la tierra.

Concluyendo Esquilo parte de una condición humana onírica y de penumbras para pasar hacia una condición humana como un don, producto de la decisión y de la acción de un titán como Prometeo. Por el contrario Sófocles no existe una condición prehumana del hombre, ya que a partir del momento en que el hombre existe, este se desarrolla a partir de una acción autocreadora, es decir de autoenseñanza.

El hombre de Esquilo conoce la verdad de que es mortal a partir de Prometeo, compensando esta angustia de saberlo con las esperanzas ciegas, en cambio el hombre de Sófocles sabe que es normal y que esta determinación fundamentalmente resulta insoslayable.

Estimados lectores los mitos griegos perduran en el tiempo como un vivo recuerdo, pues generalmente acudimos a ellos porque han contribuido al fundamentos del cual se ha desarrollado nuestra civilización. Recordando las palabras de Heidegger "el mito es griego", de tal manera que nos comunican los primeros enfrentamientos dialógicos de la historia humana, por ello al concluir los invito a reflexionar sobre estas enseñanzas de la literatura griega, que a través del paso del tiempo muestran el camino de la conciencia histórica del ser humano que autodidácticamente evoluciona, aferrado a las esperanzas ciegas.

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