"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Saturday, August 28, 2010

33 atrapados con la alegría de vivir

La impactante situación humana de los 33 mineros que se encuentran atrapados en la Mina San José, en las cercanías de Copiapó, no sólo nos ha mostrado las precarias condiciones en que estos mineros laboran en el sector, sino que ello ha permitido reflexionar a la sociedad chilena sobre las condiciones de otros trabajadores que se desempeñan en la minería de este país.

Aunque esto ya ha dado de partida para que el periodismo oportunista y politólogo hable de los bonos presidenciales de un funcionario público, por su participación en el desvelamiento de las condiciones de sobrevivencia de estos mineros, aún mucho antes de culminar con el rescate exitoso para terminar con el calvario que hoy viven ellos, sus familiares y amigos, los cuales esperan ansiosamente reunirse con sus seres queridos.

Encuentro de pésimo gusto premiar a cualquier funcionario público sea de este gobierno por lo que hace para solucionar la catástrofe de la Minera San José, como de otros gobiernos que no tuvieron la voluntad de generar las condiciones de seguridad laboral de los trabajadores de Chile.

No soy experto en cosas minera, ni es mi interés serlo, más soy ciudadano de este país y ejerzo este derecho, no como muchos andan por ahí con la nacionalidad no pasando más allá de ser habitantes, que se expresan en encuestas de dudosa rating mediales, que se permiten ser los representante de la opinión de un país. Si algo se quiere cambiar se hace en la urnas electorales, es aquí en donde se empieza a construir la democracia , a través de la participación y no dejando que las actuales mayorías conviertan la actividad ciudadana en una pseudodemocracia, en que se asoman en la punta del iceberg el centralismo decisional del quehacer político de un país.

Quizás compartan conmigo ustedes estimados lectores, que no era necesario que sucediera esta tragedia para proponer un trabajo que busque mejorar la legislación laboral, en cuanto a la seguridad de los trabajadores y la buenas prácticas productivas sustentadas en la transferencias de conocimientos y tecnologías. En este mismo sentido el perfeccionamiento de la normativas para la fiscalización, teniendo en cuenta la debida asignación de recursos que permitan asegurar su cumplimiento. Si ustedes me lo permiten, el logro de esto bien vale premiarse y no el andar apagando incendios que se pueden prevenir.

Sin lugar a dudas lo anterior involucra un cambio de comportamiento ético de las empresas productivas, es decir que lleven a la práctica sus intenciones declarativas de la denominada Responsabilidad Social Empresarial. En este aspecto parece un ejemplo muy demostrativo que uno de los propietarios de la mina San José hubiese dicho, que la mina contaba con medidas de seguridad y aprovecho a su vez la oportunidad de anunciar que evaluaba la posibilidad de declararse en quiebra por no tener el capital suficiente para el pago de los sueldos del mes de septiembre en adelante.

Mientras a gran parte de la humanidad que ha conocido esta situación se alegró por la noticia de la sobrevivencia de la totalidad de los mineros atrapados, nos encontramos con las frías declaraciones de este hombre de negocios. Es imprescindible destacar que estos mineros en las oscuras entrañas de la tierra, acorralados por la materia rocosa y el calor en sus declaraciones, nos den evidencias de sus alegrías de vivir, basados en un sentimiento de humanidad que se manifiesta en la hermandad ante las circunstancias que los enfrenta por igual.

Es perfectamente lógico que en tales circunstancias se vuelva inevitable que grupos de personas llevados a apartarse de su mundo, tengan por mejor decisión el de promover la fraternidad, para el fin de mantener la dignidad humana ante la carencia de mundo, lo cual pueda llevar al peligro de alguna forma de barbarie. Esta calidez en relaciones humanas demostradas por la experiencia que viven estos mineros, son un aliciente para que florezca esta fraternidad que en otras circunstancias los seres humanos son incapaces de producir, no me cabe duda que al menos una de las fuentes que da vitalidad a este hecho es el constatar que su realidad más importante en sus condiciones actuales es: la alegría de estar vivos.

También entiendo que la compasión se define como un sentimiento natural que involuntariamente nos afecta ante el sufrimiento, por ajeno que fuera la persona que lo sufre, y que el hecho de hacerlo parte de una red social podría convertirse en la base imprescindible para generar un cambio que conduzca a nuestra sociedad a ser más humanitaria, en otras palabras a ser verdaderamente hermanos. El peligro de quedarnos detenidos en una compasión limitada por nuestros sentimientos hacia la actual situación de estos mineros copiapinos, y de aquellos que hoy por hoy laboran en potenciales condiciones de que sufran una catástrofe similar, es que ello nos cegaría nuestra visión para todos aquellos que hoy también necesitan de nuestra compasión.

Es que hay un aspecto que deseo profundizar un poco más, nuestra fascinación por la fraternidad que nos regalan estos mineros de la San José, no debemos utilizarlo para esconder nuestra vergüenza ante lo que hemos dejado de hacer en este país, para evitar que nuestros hermanos trabajen en condiciones de parias de una sociedad de consumo, debemos descubrir el mensaje que hay en el mundo de estos pirquineros atrapados, que por supuesto no es para que configuremos una caracterización de un estrato laboral de nuestra sociedad, sinceramente no es esto lo que observo, lo que se me revela es la naturaleza humana, la cual puede expresarse de diversas maneras, como en este caso lo ha hecho a través de la fraternidad por la alegría de vivir.

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