"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Friday, October 23, 2009

Veracidad desde la perspectiva de Romano Guardini
Francisco de la Fuente V.

Hace unos días atrás por motivos académicos estuve en la Universidad Complutense en Madrid, más ello no me impidió la "oportunidad jungiana" de encontrarme con un texto de Alfonso López Quintás, el cual abordaba el análisis del libro de Romano Guardini (1885-1968) Cartas sobre la formación de sí mismo. Este es desde hace poco más de un año un libro de consulta espiritual personal para mi, Guardini es un regalo referido por un querido sacerdote jesuita de mi universidad, dicho libro comienza diciendo: “Debemos intentar que nuestro corazón esté alegre. No divertido, que es otra cosa. Ser divertido es algo externo, hace ruido y desaparece rápidamente. Pero la alegría vive dentro, silenciosamente, y echa raíces profundas” …. Un hermoso acercamiento que por momento me aleja del influjo de saturno, alejándome de la melancolía y acercándome a una vida plena de alegría diaria.

Hoy he regresado a su lectura abriéndolo en su segunda carta en la cual Guardini se refiere a la importancia de buscar y afanarse por vivir en la verdad. Para esto es recomendable tener la valentía de enfrentar la realidad tal como es y por supuesto obrar siempre de acuerdo a nuestras convicciones, siendo auténtico en lo que percibimos y por sobre todo no autoengañarse.

Ser perseverante en ser veraz no es un acto de arrogancia, más aún cuando evitamos el imponernos o erigirnos en jueces de todas nuestras aseveraciones; indudablemente lo opuesto a esto sería mas una actitud de soberbia, donde en rigor debiéramos tener una actitud de humildad firme y alegre de realización personal.

Al levantarme cada día me hago el firme propósito de servir a la gran causa de Dios, donde Él es amor y el amor es verdad. Pero he aquí la dificultad que nos pone la vida diariamente, cuando vemos a nuestro alrededor la cuantía de mentiras, insinceridades e hipocresía, donde lo políticamente correcto es el pan de cada día, siendo evidente que no podemos ir por el mundo elevando pancartas y declamando discursos sobre la importancia de ser veraz.

Mi corazón comparte la opinión de Guardini de que este no es el camino a seguir para combatir la mentira, no es mostrando su presencia en el prójimo que lograremos vencerla, no. Lo que debemos procurar en cada momento de nuestras vidas es ser auténticos con lo que nosotros mismos digamos, hagamos y seamos, con ello constituiremos un ejemplo de vida a favor del reino de la Verdad.

Hay muchísimas razones por las cuales podemos caer en la tentación de decir una mentira, empezando por las mentirillas piadosas llenas de buenas intenciones hasta aquellas que llevan intenciones venenosamente escondidas. Entre las motivaciones últimas esta el miedo, y el pecado preferido del “coludo” : la vanidad , pero el que por estos días me llama la atención es el que involucra a la lealtad, en la cual personas con afines grupales no se cuestionan moralmente con decir algo que no es verdad, por el sólo hecho de sacar de apuros a alguno de sus integrantes.

En la veracidad de las palabras debemos ser muy prudentes, pues los efectos de ellas podemos dar alegría, como provocar tristezas y penas que pueden llegar a ser irreparables. De aquí que ser prudente con la verdad es percibir el momento y lugar en el cual esta debe expresarse, aunque hay que tener presente que siempre tenemos que decir la verdad sin dejar de considerarla con el debido respeto.

Hay experiencias de quienes creen actuar con veracidad, pero lo que en realidad pretenden es tener siempre la razón, donde el egoísmo y la vanidad van impregnándose de un espíritu de violencia, pues en estas ocasiones emergen palabras que más que palabras son verdaderas bofetadas a la dignidad de las personas.

Concuerdo con Guardini que debemos decir la verdad no sólo en las cosas grandes, sino que también en las pequeñas, teniendo sí en consideración una actitud de prudencia, lo que necesariamente implica abrir nuestro corazón para movernos en un tiempo y lugar contextualizado con amor. La consagración de Guardini desde una perspectiva concreta en la situaciones cotidianas a la cual los seres humanos no enfrentamos obliga a una actitud positiva, pues las palabras poseen un inmenso poder lo cual demanda esa prudencia indicada anteriormente, considerando que la verdad no es algo que se da de manera descontextualizada de quienes la oigan o la asuman.

Conocer una verdad no es un acto de sabiduría, pero saber cuando decirla sí, por ello Guardini nos recomienda: "Debemos aprender a ser veraces, pero también sensibles, finos de sentimientos" , de aquí la insistencia en que la verdad debe ser dicha con amor, porque así es siempre constructiva aunque resulte dolorosa.

Cada noche me pregunto si he contribuido durante el día a extender el Reino de la Verdad, para luego en silencio proponerme con un profundo y sincero espíritu de amor, un compromiso operativo de que mañana será una nueva oportunidad que me regala Dios para ser veraz, de tal manera que el cultivo de la verdad sea pleno de fecundidad para todos aquellos que me rodean.

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