Lota: Callarse es una cosa, el silencio es otra
Francisco de la Fuente V.

Estuve en Lota, sí en la tierra de la Carbonífera Lota Schwager o más precisamente de la Empresa Nacional del Carbón, es decir la gran minería del carbón; que no es comparable a la gran minería del cobre. Lota con sus atracciones turísticas como el Parque de Lota, el Chiflón del Diablo, el Museo Histórico y la Iglesia San Matías Apóstol. Ahí están sus calles por las cuales transitan los seguidores de aquel eterno candidato como lo llamó Neruda, y que dejó en su último mensaje esa esperanza que más temprano que tarde se abrirán las nuevas alamedas por donde transite el hombre libre. Lota aún respira ese aire popular, sus veredas están llena de historia del movimiento obrero con sus construcciones que recuerdan su pasado sindical.

Adentrándome en sus callejuelas a través de una interminable feria de características pulposa, la diversidad de puestos se extiende por sus tentáculos, donde lo característico son las exquisiteces marinas por una suma módica que casi no es creíble para un visitante afuerino: Cebiches, mariscales y surtidos de mariscos… demasiado tentador.

Es agradable llegar a su plaza plena de árboles que regalan su sombra en días calurosos, un poco más allá en uno de sus costados está la biblioteca, que sorprende por su variedad de autores, incluyendo el último best seller de Dan Brown. Es una construcción antigua que grita su pasado en cada rincón de su gran salón de lectura, penetrado desde la altura por la luz solar que permite a los lectores intentar la búsqueda de nuevas formas de lenguaje, que les permita comunicarse en un mundo sin extracción de carbón.

Miré los anaqueles en la sección de autores nacionales encontrándome con Armando Uribe, lo hojeé un poco y salí de nuevo a la plaza, llené mis pulmones de aire y recordé al poeta apocalíptico Juan Luís Martínez que pensaba que vivía el fin de una época; algo que se respira en Lota, al perderse cada día su imagen sólida de carbón de piedra. Los conocimientos sobre la extracción del Carbón sólo sirven para confusión, pues se va perdiendo el lenguaje que daba confianza cada vez que se bajaba a las profundidades de la tierra. Hombres y mujeres de Lota están callados viviendo su silencio esperando la oportunidad para quebrarlo con una voz cargada de conciencia histórica.

Entrada la noche compartí con mi hermano y señora una velada en un restaurante de Lota Alto, en un ambiente de recuerdos que añoraban tiempos mejores, con una anfitriona llena del alma nerudiana, que prepara exquisitos manjares del mar chileno acompañados de un vino blanco de casa especialmente aconsejado, luego de unas copas una tertulia que libera el espíritu esperanzador de oportunidades laborales para los habitantes de Lota … Chile debe pensar en Lota para evitar que se repita la pérdida histórica de las salitreras nortinas.