"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Saturday, December 23, 2006


Sevilla y Don Juan Tenorio

Francisco de la Fuente V.

Recorro Sevilla a partir de la Puerta de Jerez hacia la calle Constitución y así alcanzar la Plaza de San Francisco, avanzando por la calle Sierpes nombradas por el gran Cervantes por la presencia de la Cárcel Real y la casa de Pièrre Papin. Me dirijo a la Iglesia de San Luis de los Franceses para encontrarme con la presentación de la obra de teatro del afamado José Zorrilla, Don Juan Tenorio.
De seguro que el habitante sevillano no le llamará la atención el seguir este derrotero, pero para mi que soy un extraño en estos lares, no puedo pensar lo mismo, más aún cuando debo adentrarme hacia el sector de la Macarena cuando la luz del sol ya ha dejado de alumbrar, aquellas calles estrechas con una tenue iluminación que comprenden el casco antiguo de la ciudad.

Os aseguro que se siente un sabor a peligro, que en cualquier momento aparezca una lucha de espadas, con la participación del Capitán Alatriste o quizás la figura de Luis de Mejías y de Juan Tenorio cubierto por un antifaz, para no ser descubierto antes de ingresar a la posada en la que han convenido reunirse para probar sus fechorías amorosas. Finalmente llego a la Iglesia donde esta la nave cubierta por una gran cantidad de sillas que dejan al centro un escenario, hace un frío que refleja que estamos al final del otoño, se visualiza una bruma entre la cual aparecen los actores, que aumentan la espectacularidad del ambiente creado por el entorno de una iglesia cuya belleza está entre una de las bellas de Sevilla.

Don Juan y Don Luis han mostrado sus logros, pasando a la apuesta que dará curso a la obra, tras la conquista de Doña Inés esa novicia por profesar. Triste historia la de Don Juan quién se enamora de su última victima, lo cual es difícil de creer. Las tragedias acudirán y dejaran a un Don Juan qué en sus últimos momentos se le recomendará el arrepentimiento de todos sus pecados amorosos, su duda será cubierta por el alma amorosa de Doña Inés. Se alejan dos llamaradas salidas de sus bocas y baja la luz al son de la música ante la falta de telón… La obra de Juan Tenorio ha terminado.

Regreso rápidamente por las mismas calles hacia la Puerta de Jerez para regresar al siglo XXI a tomar el autobús, he caminado por una realidad que es mía ahora, pero que fue otra realidad para otros, aún siendo la misma del punto de vista de la formalidad. Sin embargo el hecho de aprehender esta formalidad es lo que hace que ella se convierta en un saber para mi.

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