"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Friday, September 22, 2006


Fe
Francisco de la Fuente V.


Reconozco que es este un tema complejo al que busco en unas pocas líneas simplificar, para así lograr un mayor acercamiento a lo que significa la Fe, también es menester confesar que sólo pretendo dar a conocer mi particular visión sobre ella, por cuanto a la hora de evaluar vuestras opiniones deberéis considerar que en una posición optimista no alcanzo a ser ni aprendiz de teología. Más aún así es mi deseo hacerlo y voy a enfrentar este tema de la fe.

En primera instancia dividiré en dos perspectivas la Fe, por un lado la que nace a partir de la voluntad humana a la que denominaré como Fe Humana, y por otro lado que nace de una revelación que llamaré Fe Divina.

La ocurrencia de la Fe Humana esta en el hombre en el cual toma la forma de un sentimiento, el cual se desarrolla a partir de la utilización de la razón, no estando esta exenta de alcanzar la pasión, de aquí que esta fe este afecta al error humano producto de la búsqueda de una verdad lógica.

En cambio la Fe Divina ocurre en la necesidad humana de una inmortalidad que sea evidente o al menos posible para el hombre. Sólo a partir de esta fe el hombre puede vislumbrar y presentir la presencia de lo infinito en lo finito, aunque ella a diferencia de la anterior estará afecta a la mentira ante la búsqueda de una verdad moral.
La ciencia nos presenta una gran gama de problemas que podemos eludir, en cambio el tema de la fe nos lleva a una problemática que es ineludible para el ser humano, la inmortalidad del alma. Muchos filósofos se han prodigado en dar pruebas sobre la existencia y eternidad del Alma, quién podría olvidar el Fedón, este diálogo de Platón que lleva al mismísimo Sócrates; lo que no lo diferencia de sus emuladores en 2500 años, de tratar de dar prueba de ello, siendo enfrentados todos a sus limitaciones que los obliga ha utilizar sus mentes con poderosa imaginación, para traspasar estas limitaciones de manera de alcanzar una respuesta con lógica divina.

Cabe recordar a Spinoza cuando en su Ética nos dixit: “quaeque res, quatenus in se est, in suo esse perseverare conatur”, ello me hace pensar que no hay razón para impedirnos creer en nuestra inmortalidad personal, entiendo que los primeros Padres de la Iglesia expresaron que la inmortalidad del alma no era algo natural, es decir era un don de Dios. También tengo claro que la razón no me dará una respuesta definitiva a este anhelo de inmortalidad.

La cuestión Hamletiana vuelve en plantearse la pregunta de ¿Creer o no Creer?, teniendo en cuenta que lo que se cree siempre esta amenazado por la duda, por muy sólidos que parezcan sus cimientos. No obstante que lo que se sabe y es una necesidad de saberlo, se sustenta a mi parecer más que en lo creemos es en lo que esperamos. Necesitamos fervientemente que exista Dios para que nos garantice nuestro anhelo de inmortalidad.

De aquí que es la esperanza la que sustenta nuestra fe, sin ella la fe sería insustancial ya que la esperanza le da su forma, que nos lleva más allá de recordar el pasado y de conocer el presente, sino que nos transporta en la creencia de un porvenir con sentido. Advierto que no veo un Dios racional que se llegue por derroteros de la negación, eminencia y causalidad, ese Dios no puede darnos inmortalidad pues le falta sentimiento, carece de espiritualidad. Yo pienso que aquí las palabras del apóstol Pablo son esenciales para explicar la existencia de un Dios que sea inmortalizador, cuando nos dice “en Dios somos, en Dios vivimos”.

No cabe duda que mi preocupación no esta en buscar explicación del por qué existo, para ello no sería necesaria la esperanza, mi quehacer esta dirigido a encontrar un para qué existo, cual es el verdadero sentido de mi vida, por ello necesito a Dios y soy menesteroso de la esperanza de que el universo tenga un sentido. Por ello sostengo esa frase de Unamuno: “ La fe en Dios consiste en crear a Dios, y como es Dios el que nos da la fe en Él, es Dios el que se está creando a sí mismo de continuo en nosotros”.

En este mundo actual en que parece reinar más la desesperanza, os comprendo que mi acuséis de opinólogo, sin embargo debéis concederme que a diferencia de ellos yo opino sobre mi mismo, por cuanto soy inofensivo con los demás. Es más la experiencia de la fe ha sido expresada en diferentes culturas, con la presencia de Dios que muestra un camino hacia la espiritualidad, con sus Tótem, Mana, Ka y Temáuquel entre otras expresiones vivas, por tanto la mía es una más.

1 comment:

Anonymous said...

Elegante deficinición de fé, sobre ellas concuerdo casi plenamente.
Por otra parte, La ciencia no elude los problemas, se elude la ciencia cuando se transforma en uno.
ahora, si la fortaleza proviene de nuestra inquietud por el conocimiento entonces ¿porqué habría de eludirse?
sobre el final dices "yo opino sobre mi mismo" cuando en realidad varias veces escribes la palabra "nos" , aunque la mayoría de las veces son verdades lógicas, como por ejemplo "Necesitamos fervientemente que exista Dios para que nos garantice nuestro anhelo de inmortalidad" es una frase que en realidad deja mucho para pensar.
por mi parte creo que en teologïa el grado de aprendiz es el escalafon más alto.

saludos