Aportaciones para la construcción de un protocolo de violencia de género en la UCN

Desde la necesidad de hacer un análisis preliminar para la construcción de un protocolo de acción, referidos a conductas que constituyan hechos de violencia de género que afecten a la comunidad universitaria de la UCN, y considerando la importancia que reviste para la institución universitaria es que busco aportar elementos que podrían ser útil para dicho propósito.

Considero que algunos de estos aspectos podrían ser parte en los diálogos estamentales que sean iniciado al interior de la universidad:

1.- Que en la comunidad universitaria se reconoce la problemática que implican los actos de violencia de género, siendo de la mayor importancia constar con un protocolo que permita atender oportuna y responsablemente las situaciones que se denuncien.

2.- El protocolo debe asegurar el acceso y disponibilidad a un procedimiento confiable y aceptado por las partes intervinientes.

3.- Describir las instancias y responsabilidades institucionales para investigar y apoyar a los intervinientes.

4.- Es de importancia definir explícitamente los campos de aplicación del protocolo el que debe responder a una realidad de forma sencilla y clara.

5.- La aplicación de cada uno de los pasos definidos en el protocolo debe asegurar un debido proceso para las partes intervinientes.

6.- Siendo que un protocolo propone resolver un hecho de orden moral y ético, es importante que en su construcción considere la cultura que ha construido su misión institucional. 

7.- Orientar su aplicación hacia resultados positivos que  considerar las responsabilidades y derechos de los involucrados.

8.- El protocolo se inserta en un contexto normativo nacional, siendo necesario considerar su correlación con la legislación laboral vigente y las obligaciones de las partes en los contratos de trabajo según corresponda.

9.- En relación a asegurar la correlación  con los Estatutos de la UCN y los reglamentos correspondientes.

10.- El protocolo debe estar correlacionado con las disposiciones del Reglamento Interno de Orden y Seguridad, por tanto ante cualquier modificación que afecte dicho reglamento interno debe cumplirse con las formalidades legales establecidas para estos casos.

Finalmente, teniendo presente lo anterior es que estimo que hay tres consideraciones de orden general que debieran ser parte del contexto en que se desarrolle dicha construcción:

En primer lugar señalar que la teoría de género o sus alcances más allá de ella; como lo reflejan algunas estudiosas del tema; dada la penetración que ha tenido en la red social, incluyendo otros dominios de influencia como: la educación, la políticas y la cultura en general, han logrado posicionarse globalmente, llegando a las universidades para quedarse y por tanto ser considerada en los currículos de las carreras y programas de la educación superior.

En segundo lugar propongo que hay que considerar un ambiente de tolerancia en el acto de construcción del protocolo respectivo, teniendo presente que dicha “tolerancia” se da en una universidad que tiene una misión definida en el contexto del humanismo cristiano. (Dignitatis humanae)

En tercer lugar, es recomendable que en dicha construcción los estamentos de representación laboral; que han sido elegidos democráticamente; sean convocados a la instancias de participación que abran las autoridades de la universidad.

Estambul, ciudad de dos continentes

A pocas horas de llegar a Estambul la ciudad nos cobija con sus llamados a la oración islámica (Al-Adhan), por el almuédano desde los altavoces ubicados en lo alto de los minaretes de las innumerables mezquitas, que se distribuyen por ambas orillas del Bósforo. Sólo este hecho que por cinco veces al día se repite nos recordará durante toda nuestra estadía, que nos encontramos en una urbe mayoritariamente musulmana que alcanza los 20.000.000 de habitantes.

Más allá de lo infructuoso que sería resumir en estas pocas líneas lo que es compartir las vivencias de la Estambul musulmana, en esta ocasión me referiré a otro hecho que captó por varios momentos mi atención. Mi alojamiento estaba situado en un punto cercano a Pera, de cuyo balcón dominaba el Cuerno de Oro y el maravilloso panorama de esta ciudad turca con sus minaretes por doquier. Al otro lado del Bósforo la antigua Estambul; mirando hacia mi izquierda el barrio de Eminönü con la Hagia Sophia, Mezquita Azul y el Grand Bazaar; hacia la derecha el barrio de Eyüb con el mirador de Pierre Loti. Directamente en la cercanía de mi balcón el estadio donde unos días después jugaría el popular equipo del Galatasaray.

A pesar de todo esto, mi atención estaba en un cuadro colgado en la pared frente a mi cama, por cuanto era inevitable no verlo, aunque ello tampoco implicaba necesariamente detenerse demasiado tiempo a observarlo. Especialmente porque no se veía una preocupación estética por quien lo había fijado en la pared. Más el cuadro era una fotografía en traje de baño de la bellísima actriz Rita Hayworth

Retrato de Rita Hayworth

¡Rita Hayworth! en traje de baño en una típica casa de la Turquía musulmana: Por qué? Quizás porque el tercer esposo de los cinco que tuvo fue el príncipe descendiente de una dinastía persa Alí Aga Khan, quien era hijo de Aga Kahn III y padre del Aga Kahn IV que es considerado un descendiente directo del profeta Mahoma (P y B), de hecho los miembros de su comunidad se refieren a él como Mawlana Hazar Imam. Además, es un filántropo que se preocupa particularmente de la pobreza en el mundo.

Es posible que la anterior sea la explicación más lógica de esa fotografía en la pared, para una Estambul que se ubica sobre dos continentes (Europa y Asia), lo que si nos queda por agregar que la antigua Constantinopla, es una clara muestra de lo que es la civilización occidental y oriental, donde esa fotografía representaría un pequeño indicio de ello.