"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Thursday, May 18, 2017

Una vida de aprendizaje para la vida.


Karl Krause
Seguro es que los procesos educativos no son mecánicos, por consiguiente no deberían basarse exclusivamente en la memoria. De aquí la importancia de desarrollar la capacidad de argumentación utilizando el pensamiento crítico, para sintetizar ideas que dialoguen y construyan conocimiento.

Este comentario me trae recuerdo de las ideas desarrolladas por Karl Krause (1781-1832); es posible que usted considere que estas ideas son añejas para el siglo XXI, lo cual no le rebatiré porque aún siento que la mayéutica de Sócrates sigue vigente mas siendo muy anterior. Krause rechazaba todo dogmatismo y defendía un modelo distinto de educación el cual tenía la característica de respetar la libertad e individualidad del sujeto cognoscente.

Uno de los genios que consideró importantes el poner en práctica las ideas krausistas fue don Francisco Giner de los Ríos,  al ver la enseñanza como algo libre, sin interferencias, como las que provocan las continuas calificaciones, de las cuales muchos docentes y burócratas de la educación están convencidos que subliman sus evaluaciones, dogma que  tiene sus rituales de aprobación.

Francisco Giner de los Ríos
Giner de los Ríos  no perdía la ocasión de recordar que se nos enseña muchas cosas, pero menos a pensar y a vivir. En la actualidad Claudio Naranjo opina de manera similar a Giner, respecto a que los niños son inteligentes hasta que los profesores y los padres se encargan de embrutecerlos.

Estimados lectores, siempre dejo la oportunidad abierta para que ustedes puedan contra argumentar mis comentarios, es más esto es para mi un requisito importante para que una reflexión cumpla con el objetivo de ser un aporte a la construcción de conocimiento. Con ello deseo hacer ver que ustedes pueden disentir de las ideas desarrolladas aquí, porque además es bastante posible que yo no tenga una acabada razón en mi discurso.

Debemos acercarnos a la cotidianidad de nuestros estudiantes, pues la educación no tiene una frontera definida, ni se reduce a una etapa de nuestras vidas, sino que comienza con ella y nos acompaña hasta el final de ella, si es que la demencia senil o enfermedad degenerativa no nos impide antes comunicarnos.

Finalizo esta reflexión recordando una palabras más de don Francisco Giner de los Ríos: Para tener entendimiento, basta nacer con él; para tener memoria o paciencia, ejercitarlas; mas para educar en su plenitud la inteligencia, es absolutamente indispensable educar por entero todo el hombre.

Bibliografía
La Institución Libre de Enseñanza y Francisco Giner de los Ríos: Nuevas perspectivas. 3 volúmenes.

Saturday, May 13, 2017

¡Con optimismo no mejoramos la educación!


Como dijo en alguna ocasión Henry Miller los deseos hay que vivirlos, agotarlos en la vida, porque ello es parte de nuestra existencia. Es así que esta reflexión la iniciaré con una afirmación que es mi deseo enunciar y que por ende puede no ser del gusto de ustedes: Es un error ser tan optimista sobre la implementación del plan educativo de las instituciones de educación superior.
 
Ante de justificar lo anterior, siguiendo con mis deseos, voy a comentar la experiencia relatada por el Prof. Benjamín García V., en la sección carta de la Revista Mensaje, al preguntarse ¿qué estamos haciendo con los jóvenes? En un mundo ingenieril en que los diferentes actores de los procesos de enseñanza y aprendizajes están focalizados en sus indicadores; lo cual no implica que no existan y se controlen; el problema en parte corresponde a que los profesores dedican su mayor tiempo a realizar tareas de orden administrativo y burocrático con el fin de dar cuenta de que su quehacer esta siendo eficaz para el aprendizaje de sus estudiantes.  Por ello, cuando el Prof. García afirma “que llevamos mucho tiempo hablando de Educación, incluso con el predominio de quienes no están en las aulas, para enfocarnos en reformas de diverso tipo y no nos hemos detenido a pensar en qué estamos haciendo realmente”, es un llamado a la reflexión a partir de quien convive en el aula.

Desde mi perspectivas los profesores que innovan en las aulas son movidos por principios quijotescos, pues en la mayoría de las ocasiones sus dificultades de tiempo y espacio para implementar una innovación educativa son una muralla que sólo se supera con esperanza más que optimismo. Además de sumar que frecuentemente ni los alumnos están dispuestos a valorar responsablemente tales esfuerzos.
 
Siguiendo las ideas de Terry Eagleton es menester aclarar aquí la afirmación inicial, explicando que el optimismo está más relacionado con la confianza que con la esperanza, lo que determina que el optimismo es una acción que se inicia en uno mismo, por lo general a partir de un análisis de las propias capacidades para autoevaluarse y de hacerlo a su vez con el entorno. Eagleton afirma que el optimismo es una actitud que se alimenta a sí mismo, de lo cual resulta fácil argumentar que sea una postura autosuficiente frente a un contexto, que por lo general se resiste a ser refutada por los hechos. Es decir el optimista, puede sostener una confianza infundada para esconder el fatalismo de un proceso.

Primeramente concuerdo con el Prof. García de que aún hay esperanza, la cual se encuentra en algunos jóvenes que valoran inmensamente la justicia, la equidad, la solidaridad y la inclusión, y que sienten que por este camino es posible modificar el horizonte. De esta misma esperanza, debemos tomarnos nosotros creativamente para compartir el camino de un proceso educativo, que se oriente hacia el desarrollo integral de los estudiantes.

Por consiguiente, siguiendo con mis deseos me parece muy importante ofrecer el siguiente párrafo de la carta del Prof. García: “Los actuales jóvenes necesitan credibilidad, proyectos claros y alcanzables, materias y prácticas que den sentido al aprendizaje, que les permita construirse como personas. Es decir, tenemos que ser capaces de acercar Experiencia (adultos) con Esperanza (jóvenes), para que, en el proceso  de aprendizaje y Formación, se reencuentren con los Valores trascendentales de una sociedad, aquellos que son Pilares del Buen Trato, la Justicia y la Equidad”.
 
En segundo lugar concuerdo con Eagleton, en que hay que evitar el optimismo ingenuo y confundirlo con la esperanza. Además comparto que la propuesta conceptual de la esperanza sea la de Ernst Bloch, la cual requiere de una actitud de reflexión y compromiso, que emerge de una lúcida racionalidad que debe cultivarse con autodisciplina, donde los fracasos no son derrotas definitivas, sino que nuevos comienzos.

Mi esperanza está en no quedarme en las leyes o discursos, programas o reglamentos, cursos disciplinarios (diplomados o grados), sino que trascender a los optimismos que ellos alimentan, para que el proceso de aprendizaje y formativo sea una oportunidad real para los actores de los centros educativos.

Bibliografía
García V., Benjamín. 2017. Qué estamos haciendo con los jóvenes Revista Mensaje. Cartas: Mayo 2017. Santiago, Chile. p.2

Eagleton, Terry. 2016. Esperanza sin optimismo. Edit. Taurus. España

Bloch, Ernst. 1955. El principio Esperanza. Biblioteca Filosófica Aguilar. Vol II