Primeramente señalar que inicio este
artículo en respuesta a un par de solicitudes de colegas y amigos que han
considerado necesario saber mi opinión respecto de un artículo de Slavoj Zizek,
editado en El Mostrador el pasado 18 de noviembre del año en curso[1], agradezco la confianza intelectual depositada
en mi y espero responder a sus expectativas.
En primera instancia quisiera hacer saber
que conocí personalmente a Zizek en la ciudad de Buenos Aires varios años
atrás, también he leído algunos de sus libros. Quizás sea necesario decir que
el tiene una orientación marxista; aunque en ningún caso leninista, lo que de
alguna manera le da un valor cultural a la crítica que propone.
Es menester a su vez aclarar que las
acciones terroristas acaecidas en Francia y en otras latitudes del mundo, pueden
analizarse siguiendo las ideas de Nietzsche y continuadas por Heidegger como
hechos, en lo que cabe considerar que “los hechos son interpretaciones” e
incluso esta misma afirmación también lo es. En cualquier formalidad estimo que
los actos violentos con resultados de muertes inocentes, sean perpetrados por
terroristas u otro tipo de instituciones, no tienen para mi ninguna
justificación, huelga repetirlo ninguna. Eso sí, esto no implica que la falta
de justificación determine que pretendamos negar la identificación de las causas que provocan
estos actos de barbarie.
En lo referente al ataque a Charlie Hebdo
hay muchas personas que han expresado “ser Charlie Hebdo”, en lo personal no
propondré en mi vida ser “Charlie Hebdo”, porque siempre he procurado respetar
a mis semejantes, y en ello incluyo sus ideas y símbolos de cualquier
naturaleza. De más esta decir que no por ello voy a aceptar los asesinatos de
estos periodistas que viven de la sátira religiosa.
En mi país, hemos tenido un dictador
acompañados de civiles y militares que sufrió un atentado; del cual salvo
ileso, a su vez un Senador de la República que no tuvo similar suerte, como
tampoco la tuvieron los degollamientos de tres profesionales por organismos
represivos del Estado o el asesinato de un connotado dirigente de los
trabajadores. Aunque podemos interpretar las causas por las cuales se llegó a
esos hechos, las pérdidas de vida que conllevaron no tendrán jamás para mi una
justificación.
En los extractos del libro "Islam y
Modernidad" Slavoj Zizek con su
lenguaje dialéctico nos hace ver un
mundo que se divide entre “liberales anémicos” y “fundamentalistas
apasionados”, por supuesto que su
análisis se posesiona desde una perspectiva euro-civilizada que muestra que los
buenos son aquellos que cubren su ADN con la perspectiva occidental.
Estimado lectores, la maldad humana puede
carecer de limitaciones, especialmente cuando ella no nos provoca remordimiento
siendo incapaces de misericordia, como cuando actuamos sin el coraje necesario para escuchar al otro, privilegiando
ante todo nuestra facultad de juzgar. Quienes cometen estos actos tan atroces
ni sienten ese remordimiento y sin dudas olvidan con facilidad y prontitud los
actos que realizan, no son responsables de discernir el bien del mal, o mejor
lo justo de lo injusto.
En el sentido anterior quizás sea oportuno
recordar a Hannah Arendt, en la capacidad ética de juzgar de los seres humanos,
la que se ventilaría en dos cuestiones: primera, ¿cómo puedo yo distinguir lo
que está bien de lo que está mal, si la mayoría o la totalidad de quienes me
rodean han prejuzgado ya el asunto? ¿Quién soy yo para juzgar? Segunda, ¿hasta
qué punto, si cabe, podemos nosotros juzgar acontecimientos o sucesos pasados
en los que no estuvimos presentes?[2]
. Y a continuación no será una actitud arrogante de juzgar hechos como si en
ello no hubiera una interpretación propia, “donde alguien delibera, hay un alma
que fluctúa entre voluntades opuestas” como lo explicaba San Agustín en las
Confesiones[3],
teniendo presente que “no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero “ [4].
Cuando pienso en Zizek se me viene a la
memoria la denuncia de Levinas sobre la confusión heideggeriana, que identifica
el mundo con lo sagrado, pensar que el mundo es el origen de lo sagrado es
llevar a la filosofía a un nivel antirreligioso, en que lo sagrado no tiene que
ver con el “otro”, cuando se asume esta actitud de un otro que no comparte el
misterio de lo sagrado, se queda a un paso de la justificación de eliminarlo,
lo que en palabras de Levinas determina ”el origen de toda crueldad con los
hombres”.
Que proponga la cuestión de la diferencia
entre un hecho y su interpretación, es porque no me siento cómodo con las
informaciones, ni en particular con los ensayos de algunos intelectuales con
los cuales discrepo sobre sus paradigmas. En lo principal lo que me separa de
ellos son las cuestiones nouménicas, es decir lo que involucra a la ética, los
valores, el modo convivir con el cual organizo mi vida y el sentido
escatológico de ella.
No pienso que un análisis de la personalidad
de los fundamentalistas sea el mejor camino que permita esclarecer las razones
por las cuales se ha llegado a las acciones terroristas actuales; pues estas no
son exclusivas de grupos islamistas. Como tampoco la caracterización de
fundamentalista; que para aportar un dato histórico aparece en corrientes
cristianas en el sur de Estados Unidos, donde emergieron seguidores que
propugnaban una aplicación literal de la Biblia.[5]
El
psicologismo adleriano que nos muestra el Sr. Zizek; de convicciones de
inferioridad o superioridad de los terrorista, obvia otros aspectos que son muy
necesarios considerar al momento de hacer una argumentación de los por qué de
estas acciones atroces, entre ellas podemos mencionar las intervenciones
geopolíticas realizadas por países que representan la civilización occidental
en territorios con paradigmas o cosmovisiones diferentes, o el apoyo que
algunos países le dan al reino de Arabia Saudita que financia el integrismo
sunnita. Por cierto no es mi intención profundizar esta particular e importante
arista del tema, pero aliento una mirada más amplia que la señalada por Zizek,
cabe recordarle que otra de sus posibilidades dialécticas es el abordaje teórico
de Sartre en lo referido al otro, el cual propone que si quiero tomarlo en
serio al otro: o me someto a él o debo someterlo yo. En todo caso este no sería
un elemento que yo usaría en mi argumentación.
Mi visión de mundo no está exenta de
religiosidad donde las raíz hebrea monoteísta es un arraigo muy potente desde
el cual intervengo la naturaleza, teniendo presente el sentido que Dios me
propone para convivir con el prójimo. Cualquiera sea la visión que declare
tengo asumido que me han dado esta vida, lo cual me compromete a hacer cada día
el mayor esfuerzo para en el convivir hacerla mejor. No observo en mis lecturas
zizekeanas una trinidad mundo, entes y Dios, y en este texto de "El Islam
como modo de vida" el autor en particular nos impulsa a los creyentes a un camino de existencia limitada en el vivir
más que en el convivir.
Encuentro oportuno señalar que la
modernidad no es un hito que emerge de la nada, muy por el contrario su propia
negación de lo numinoso, tiene su matriz en la tradición hebrea-cristiana dado
que sus valores antropológicos y políticos, como su propia laicidad están
presentes en la modernidad. Reconociendo en ella si, una perspectiva nueva que
esta centrada en la desacralización sociopolítica.
La historia que ha continuado a pesar de
algunos malos pitonisos, muestra una posmodernidad en la cual otros pitonisos
similares visualizaron el fin de las religiones, una mirada somera al respecto
nos muestra lo contrario. Acaso nuestra creencia en un Dios único, implica necesariamente
ser parte de un monoteísmo inevitable con la presencia de un ser superior
“celoso y vengativo”, como señala Onfray en una entrevista editada en Artes y
Letras (25/10/15)[6]. No lo pienso así, sino que siento un Dios que
nos acontece y nos acompaña cada vez a través de las tradiciones de donde
provenimos cada uno de nosotros, es un Dios acogedor que nos da sentido y del
cual la historia del ser proviene, nuestra responsabilidad como seres
históricos es discernir y asumir su
llamado desde nuestra posibilidad histórica.
Respeto el ateísmo del Sr. Onfray, pero
no comprendo su concepto de un dios castigador y perverso, quizás el tenga la
capacidad intelectual de definir o describir a Dios, yo no la tengo solo puedo
afirmar que existe, y que si esta vida dada que vivo según he comentado
anteriormente, ha sido interesante de vivirla por qué la muerte ha de ser
diferente. No olvido ese verso de Hölderlin que nos dice que “el hombre no
soporta más que por instantes la
plenitud divina. Después, la vida no es sino soñar con ellos”[7].
En esta vida dada por gracia, mis mejores instantes han sido el convivir y
construir con otro un mundo mejor.
Finalmente en estas divergencias
complejas propongo la hermenéutica como modelo teórico de conciliación
dialógica de conflictos, reforzándolo con la propuesta de “pensamiento débil” [8]de
Vattimo que es utilizada por Rorty para definir el antifundamentalismo, ya que
aporta un diálogo exento de absolutos, lo que nos acerca al ideal cristiano de
la caridad.
Estimado Lectores, aunque seguiré leyendo
a Zizek espero haber dejado la comprensión que no comparto en particular su
argumentación en este texto que me han referido, además me hago el deber de
pedir la respectiva indulgencia por la osadía de esta respuesta.
Que estén bien,
Bibliografía
[2] Arendt, Hannah. Responsabilidad y Juicio. Paidos básica 128.
Barcelona 2007. p.50
[3] San Agustín, Las Confesiones. Libro 8
[4] Biblia. Romanos 7,19.
[5] Raúl Sohr. El terrorismo yihadista. Penguin Random House. 2015.
Santiago, Chile. p.106
[7] Hölderlin. Poesía completa. Ediciones 29 Barcelona. 1998 2ª
edición. p.166
No comments:
Post a Comment