El pasado 23 de Abril se celebró el día del libro, en el
mismo día se realizó la ceremonia de entrega del Premio Cervantes 2013, en el
paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares a el escritor José Manuel
Caballero Bonald y, en el día de ayer se inauguró la 3ª edición de la Feria del
Libro en la ciudad de Antofagasta (FILZIC 2013).
Intento saber por qué esta cosas me emocionan, es más me
producen un estado de ánimo que compite con la felicidad de compartir una
velada con mi amada. Cada año mientras escucho el discurso del ganador del
Cervantes, no puedo evitar recorrer con mi mirada la belleza del paraninfo, con
su majestuosidad justa y precisa para dar el marco ceremonial de un premio de
importancia reconocida en el idioma español.
Pepe Caballero, como ha dicho tan acertadamente se ha
preparado para ser merecedor y lo ha sido
con justicia, incluso para usar la sabiduría de Quevedo diciendo: “Falta
la vida, asiste lo vivido”. Bonald nos regaló un discurso urdido con su
sagacidad y conocimiento de la literatura hispanoamericana, irradiando como ha
dicho su “magisterio del humanismo español”, lo cual sólo se puede hacer buscando
responderse cuanto le debemos a Cervantes, a la hora de hacer un balance de una
vida dedicada a la lectura y la escritura.
Caballero Bonald lo sabe bien, y por ello al escuchar su
discurso encuentro sin mucho esfuerzo la respuesta, de aquellos motivos que
provocan en mi este estado de ánimo tan placentero, cuando afirma con la voz
autorizada de quien conoce los senderos de la sabiduría: “… Soy
consciente de que mi biografía literaria depende tanto de los libros que he
escrito como de los que he leído. Todos ellos constituyen como una especie de
espejo múltiple donde me veo frecuentemente reflejado, y en todos ellos se
alojan no pocos de mis descubrimientos de la vida precisamente porque también
en esos libros descubrí otras vidas, experimenté la sensación de que algo había
allí que me ofrecía la posibilidad de compartir un mundo ignorado y excitante”.
Excitante si, eso lo que un libro siempre esta ofreciendo a
quien se entregue a la aventura de leer, pues a lo igual que Bonald desde aquel
día en que aprendí a leer …"entendí entonces que un libro te habla, pero
también te escucha, que el hecho de elegir un libro y compartir con él una misma
aventura también supone un ejercicio de libertad…” Por cierto, soy libre, muy
libre porque puedo coger un libro y asistir en lo vivido, mientras me alimento
de letras, de palabras….
Luego de la inauguración de la FILZIC vagué por sus stand,
como reconociendo el camino que a partir de hoy recorreré hasta que la feria
cierre sus puertas el 5 de mayo, sentí que uno y otro libro me convidaban,
entre ellos estaba “Los Nuestros” del mítico Luis Harss, como lo llamó en un
artículo del escritor boliviano Edmundo Paz Soldán. “Los nuestros” es una obra
interesante que como afirma Paz Soldán, “apareció en 1966, cuando ya el boom
había hecho eclosión y había hambre de saber de esos inagotables e inventivos
autores latinoamericano, que escribían grandes novelas como si fuera la cosa
más normal del mundo”, así bullían antes de convertirse en “monumentos
intocables”: García Marqués, Mario Vargas Llosas, Juan Carlos Onetti y Julio Cortázar entre
tantos.
Sin dudas, asisto a la vida leyendo……
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