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Séneca

Sunday, February 12, 2012

Homenaje a Wislawa Szymborska

El día 1º de julio de 1923 nació mi madre, al día siguiente nació en Polonia Wislawa Szymborska, exactamente 30 años más tarde nacería yo…. Antes estos hechos comprenderán porque siento una conexión tan especial con esta gran poetisa que ganó el Premio Nobel de Literatura en 1996. El primero de febrero recién pasado ha partido, nos ha dejado su poesía llena de humanidad mostrada con una ironía magistral e inteligente.

Es reconocido que el idioma polaco al estar sus palabras compuestas de zetas y de consonantes, es bastante improbable que haya lectores que puedan leer sus obras desde los originales. Hace un tiempo a través de un contacto guatemalteco en facebook tuve la suerte de que me regalara una Antología de la poesía contemporánea polaca, es una edición cubana del año 1984. En ella se incluye una pléyade de escritores que son parte de la tradición poética polaca, la cual ha sido representada por quienes obtuvieron previamente el Premio Nóbel como Henryk Sienkiewicz en 1905, Wladyslaw Reymont en 1924 , lista que se completaría mas tarde con Czeslaw Milosz en 1980.

Su obra poética comienza con la publicación de sus libros “Por eso vivimos” (1952) y “Preguntas a mí misma” (1954), que en sus versos muestran una visión estética del realismo socialista manteniendo un fuerte nexo con la reflexión filosóficas y sociológica con sus experiencias propia de la época que le toco vivir. Luego le siguieron libros como “Llamando al Yeti (1957), Sal (1962), Mil alegrías (1967), Si acaso (1975), El gran número (1976), Gente en el puente (1986), Fin y principio (1993), Instante (2002) y Dos puntos (2005).

Szymborska opinaba que la poesía debía evidenciar una actitud de distanciamiento con el mundo, y sobre todo con nuestro yo para quitarle a éste su egoísmo, pues la poesía tiene por esencia mostrar la fragilidad de la vida y soledad del ser humano, teniendo en cuenta la pequeñez de nuestros limitados esfuerzos individuales.

Sigo pensando que la mejor manera de homenajear a un poeta es hacerlo con sus propios versos:

Descubrimiento

Creo en el gran descubrimiento.
Creo en el hombre que hará el descubrimiento.
Creo en el terror del hombre que hará el descubrimiento.
Creo en la palidez de su rostro,
la náusea, el sudor frío en su labio.

Creo en la quema de las notas,
quema hasta las cenizas,
quema hasta la última.

Creo en la dispersión de los números,
su dispersión sin remordimiento.

Creo en la rapidez del hombre,
la precisión de sus movimientos,
su libre albedrío irreprimido.

Creo en la destrucción de las tablillas,
el vertido de los líquidos,
la extinción del rayo.

Afirmo que todo funcionará
y que no será demasiado tarde,
y que las cosas se develarán en ausencia de testigos.
Nadie lo averiguará, no me cabe duda,
ni esposa ni muralla,
ni siquiera un pájaro, porque bien puede cantar.

Creo en la mano detenida,
creo en la carrera arruinada,
creo en la labor perdida de muchos años.
Creo en el secreto llevado a la tumba.

Para mí estas palabras se remontan por encima de las reglas.
No buscan apoyo en ejemplos de ninguna clase.
Mi fe es fuerte, ciega y sin ningún fundamento.

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