"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Thursday, June 16, 2011

La Triada Ciudad-Libro-Café.

Hace unos días sentado en un Café antofagastino rememoraba situaciones similares, al disfrutar un cafecito mientras repasaba el tercer libro de la saga de Punset, en lo referente al proceso de formación de recuerdos en el cerebro humano.
Así vagaba en mi memoria las palabras: Buenos Aires-Libro-Café, las cuales conforman aquella triada sudamericana que es posible disfrutar en muchos lugares de la capital federal, aunque por razón histórica se impone el caso ineludible que nos obliga a señalar al centenario Café Tortoni en la avenida de Mayo, el que a la fecha actual se ha convertido en una atracción turística que genera una larga fila de espera que ya no lo hace para mi tan atractivo. Por cuanto, desde un tiempo a esta parte he decidido encaminar obligadamente mis pasos hacia la peatonal Florida, para acomodarme en algún rincón del Café Richmond.
Buenos Aires es un paraíso de librerías modernas y anticuarias, de cafés literarios, de escritores y lectores, donde Jorge Luis Borges en una de sus obras materializó el paraíso representándolo en una biblioteca, es posible que el corazón de este paraíso lo encontremos en la Librería Ateneo Splendid en la calle Santa Fe. Es que en esta biblo-ciudad podemos encontrar la humanidad viviente de ficciones y realidades, de mundos que se entrecruzan a lo largo de la calle Corrientes, con sus sueños de pequeñeces y grandezas, de amores y de odios, retratando el quehacer de hombres y mujeres con lo mejor y lo peor que ellos tienen …. Es la vida con sus mitos y realidades deslizada a través del lenguaje que arrastra un río de palabras que nos sumerge en el fenómeno de lo humano.
Es esta misma triada la que se cumple en el viejo mundo: París-Libro-Café en el barrio de Saint Germain Des Pres, donde un pasado día me di la licencia económica de sentarme por algunos minutos en el Café de Flore, disfrutando muy lentamente los $ 4.000 que me costo cada Express acompañado de un vaso de agua y un bombón que no pude comer. París, París bien vale por un café en el de Flore o en su competencia el Café Les Deux Magots, releyendo una colección de obras de Jean Paul Sartre adquiridas en la librería la hune a unos pasos de allí o quizás en la Shakespeare & Company en Saint Mitchel.
Por un momento el entorno antofagastino del Café del Centro , el aroma del brebaje mezclada a una frase extraída de un la lectura de un libro ocasional, activa mis zonas cerebrales del recuerdo, resonando en la quietud de mi mismo, dando paso a un espacio creativo único de ese instante, que está más allá de los conocimiento y experiencias de mi Yo, provocándome la sensación de deslizarme a las profundidades de un derrotero hacia la nada. Sin memoria ni preocupaciones de un futuro posible, tampoco con apego a disciplinas ni doctrinas , sin autoridades de juicio que dominen mi ser …. Sólo conservando un instante de sabiduría y libertad.
Buenos Aires, París y Antofagasta … quizás esta última sea el lugar del reposo del guerrero ante los gloriosos campos culturales de las otras, quizás aquí las letras y las palabras no estallen por que son hijas del silencio, que se impregna de sol y se arrebatan de tierra desértica. Quizás la rutina parisiense o bonaerense sea tan embrutecedora en su cotidianidad cultural, que no deja tiempo para vivir las ideas e imágenes que nos convoca la triada Ciudad-Libro-Café.
Por ello un cafecito en la peatonal Prat de Antofagasta revitaliza dicha triada, la que representa un resquicio que motiva nuestras neuronas cerebrales a capturar en la memoria, aquella felicidad de instante a instante de cualquier café del mundo.

3 comments:

Anonymous said...

ME GUSTO LA TRIADA ,TAMBIEN ME HIZO RECORDAR Y AÑORAR UN PASEO POR BUENOS AIRES ,UN ABRAZO
LULY

Francisco de la Fuente Vásquez said...

Luly
Gracias por tu comentario, ojalá Dios mediante podamos disfrutar juntos un cafecito en cualquier lugar del mundo
Kiko

Anonymous said...

Pancho: ahora comprendo porque te veo agarrado a un libro en el Café
Lalo