"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Tuesday, June 28, 2011

Indignaos, resistid y cread

Al iniciar cada día procuro tener por imperativo moral el trabajo de mi persona, para lo cual mi mente se abre al pasaje bíblico que dice: "Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá” (Mat 7,7), a partir de esto el camino diario se orienta a pensar y actuar bien, lo que inevitablemente me conduce a una expresión unívoca de Solzhenitsin: “No participar en la mentira”, a lo que yo agregaría ni promover la ignorancia.

Antes de decir algo más de lo que en este artículo me propongo comentar, os solicito que tengáis la indulgencia suficiente de aplicar la regla siguiente: No me juzguéis por mis opiniones, sino por lo que estas opiniones hacen de mi. Sinceramente con esto quiero representarles que confío en el ser humano y por consiguiente acepto que la amistad existe, de tal manera que nuestras diferencias no son óbices para vivir en la incomprensión desesperanzadora.

Tampoco puedo desconocer que los seres humanos estamos expuestos a un desdoblamiento de personalidad, que se ve afectado por los contextos sociales en los cuales nos desempeñamos diariamente. Es decir llevamos en nuestras alforjas un ramillete de potenciales personalidades que pueden expresarse de acuerdo a las circunstancias, tales como: el odio, la cólera, el amor y la ternura entre otras que pudiesen emerger en nuestro quehacer cotidiano.

Esto a su vez me conduce a comentar la importancia de la tolerancia, teniendo a la vista que para ella existe más de una perspectiva, como es el caso de la señalada por Voltaire, cuando nos obliga a respetar el derecho a proferir una idea por innoble que ella nos parezca. Ciertamente que esto no lleva implícito que debamos aceptar lo innoble en sí mismo, sino de lo que se trata es de que no impongamos con autoritarismo nuestras pareceres. Otra manera de entender la tolerancia es en el ejercicio de la democracia que promueve los consensos entre las opiniones diversas. Además está la que Morin a representado recurriendo a la sentencia de Niels Böhr, para quién lo contrario de una idea profunda es otra idea profunda; es decir hay una verdad en la idea antagónica a la nuestra, y que debe respetarse si se procura ser tolerante.

También quiero recordar unas palabras de J. Krishnamurti cuando nos señala que nuestros pensamientos pueden ser fuente de infelicidad, especialmente cuando buscan un crecimiento desmedido de nuestro ego. Sin duda tiene razón, pues en cuantas ocasiones nuestras ideas nos manipulan más de lo que nosotros las manipulamos, y esto ha sido demostrado históricamente cuando un sujeto con poder y poseído por una idea se convierte en un ser monstruoso, que es capaz de cualquier artimaña con tal de imponérsela a los demás.

Es así que debemos tener presente que no hay tolerancia sin comprensión, como a su vez no es posible soslayar que sin empatía tampoco tendremos comprensión y por ende tolerancia. En todo acto de comprensión es aceptable argumentar y refutar, para no separar a nadie de sus derechos humanos universales.

De lo anterior se deduce el por qué siempre he opinado que no es adecuado condicionar el diálogo a una disculpa previa, pues ello constituye para mi un acto que violenta la empatía. Esto está en la misma línea cuando escuchamos a personas condicionando el perdón al arrepentimiento, entendiendo que el perdón es un acto del sujeto magnánimo que perdona y no depende ni es consecuencia del arrepentimiento del otro. Sí esto fuese así, el sentido profundo que corresponde al acto de perdonar perdería su sentido humano, quedando enclaustrado en una ética del castigo, muy por el contrario a esto es la forma en que debemos entender el perdón. Es decir, es el perdón de la víctima el que debe conducir al arrepentimiento, siendo esta la única manera de insertar a un transgresor social en la sociedad.

Comprendo que este tema es muy sensible en mi país, por los hechos lamentables acaecidos por las actuaciones de ese general innombrable y sus secuaces. Muchos familiares han enfocado su vida a buscar una ética del castigo, más allá de la frase sublime “perdónales porque no saben lo que hacen”. Otros los menos, se han orientado en reunir datos y pruebas para conocer la verdad, de tal manera de recuperar una memoria histórica que nos recuerde siempre a lo que nos puede conducir la intolerancia, cuando ella es consecuencia de que dejemos fuera de nuestra comunidad a quienes no piensan como nosotros; considerándolos como humanoides.

Respeto las perspectivas de ambos pero ello no implica que este de acuerdo en la forma que condicionan el perdón. Quizás haya que tener presente lo expresado por M. Kundera cuando nos indica que “nada será reparado y todo será olvidado”, a esto hay que oponer memoriales que si no intentan reparar combaten el olvido, sin una actitud de venganza generacional de significado temporal-vivencial.

En el Chile actual encontramos presente al menos tres tipos de éticas: Individual, de la comunidad y la empresarial. La primera se relaciona con nuestras acciones las cuales son deseable que se vinculen a la comprensión y solidaridad. La segunda se relaciona con la actitud de actuar con empatía ciudadana, y la tercera es la que debiera ajustarse a lo que se denomina responsabilidad social o valores compartidos de M. Porter.

Estaremos de acuerdo que una cosa es lo debe hacerse y otra es lo que se hace, por tanto cada uno habrá sacado sus propias conclusiones respecto al actuar ético de la sociedad chilena. Sí nuestro balance es negativo comprenderemos que el único camino para reversar este resultado, es que la educación se preocupe de educar en valores ¿Lo hace? ... Quizás aquí este la motivación de Stéphane Hessel cuando proclama a sus 93 años: “Indignaos”, y les propone a los jóvenes la responsabilidad de seguir el lema: “Resistir es crear. Crear es resistir”

Si la patria es la tierra y la tierra nuestra madre, entonces somos hermanos de una comunidad terrestre, que se constituye y organiza en una fraternidad terrícola, que tiene por religión el amor. Esto da sentido a la frase de B. Pascal: “trabajar para pensar bien, éste es el principio de la moral”. Lo que me recuerda otro argumento de Morin, y que señalo con el mismo fin de que él lo hace, para no ser acusado religioso en este artículo por las interesadas citas bíblicas; a lo que este escritor afirma, que para llevar una vida bien pensada es necesario “resistir a la crueldad del mundo”.

2 comments:

Anonymous said...

Francisco
Fui a la librería y me compre el libros de Indignaos, baratito ¡que raro! me lo leí rapidito, bueno y motivante para los tiempos que vivimos, lo recomiendo .. vale la pena.
Valeria

Anonymous said...

Franco
Para mi el perdón es un signo de debilidad hunana, si Dios a muerto como dice Nietzsche y le creo, esta idea cristiana de perdonar es cosa el pasado
Bernardo