"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Sunday, August 23, 2009

Privilegiados, pero con responsabilidad
Francisco de la Fuente V.

Al llevar mis pensamientos hasta el límite del universo para luego intentar una mirada regresiva desde allí hacia mi punto de partida, no puedo dejar de pensar que para los seres humanos la vida es cosa de formas, en todo lugar de la tierra se puede ver el quehacer humano realizados dentro de “esferas”, que en sus límites se presionan contra una naturaleza que no desean tocar, y teniendo como clara evidencia que no hay humanos solitarios de por vida, pues siempre podremos rescatar la característica comunicativa que los constituye en humanos.

En este contexto es que el mundo se nos manifiesta desde las perspectivas de nuestras relaciones y de las consecuencias que estas relaciones generan dentro de nuestro espacio esférico. Esta exigencia de vivencia relacionada ha obligado a los humanos a buscar niveles mayores de complejidad organizativa, lo cual ha generado una división histórica entre aquellos que tienen la oportunidad de acceder a la sociedad del conocimiento y aquellos que sólo pueden ser creyentes (no en el sentido religioso) o lectores de las páginas policiales y sociales de periódicos de alta circulación, o incluso televidentes que sean conciente de su capacidad de elegir entre un programa de competencia cultural y un “reality” en los espacios televisivos.

Siempre he entendido la universidad como ese espacio en el cual todos aquellos que acceden a él, pasan a formar parte de un grupo selecto de seres humanos que acceden a lo que algunos han llamado la “Casa de Salomón”. Mi preocupación apunta hacia que con suma facilidad estos seres privilegiados frente a los portadores del saber cotidiano, se autoproclaman en seres superiores que se aceptan socialmente mediante sus actuaciones en espacios, que promueven sus propias experticias e intereses.

Ciertamente que la declaración ingenua de Francis Bacon de que el progreso humano estaba firmemente ligado de manera natural al desarrollo de las ciencias, aparece evidentemente como una afirmación a la cual le ha llegado su fin, aspecto que queda marcado por un hito importante en la historia terrícola, como lo fue los ataques atómicos perpetrados por los estadounidenses en Japón en 1945. Hablando de declaraciones que no se sustentan está a de Skinner (1972) que dice que “El pueblo no está en condiciones de juzgar a los expertos”.

Esta situación sino ha cambiado esta en un proceso vertiginoso de producirse, atendiendo en la actualidad al acceso de la población a las carreteras del saber, la cual entre otras tecnologías de la comunicación como es el caso de Internet auguran que este cambio se producirá inevitablemente. De hecho Jeremy Rifkin (1997) afirma que las nuevas tecnologías de la información y de las telecomunicaciones tendrán tanto la capacidad de liberar como de desestabilizar la civilización.

Hace ya mucho tiempo que los académicos universitarios no podemos darnos el lujo de vivir la universidad hacia un adentro; debemos ir más allá de sus fronteras, no olvidando que a estos centros de saber les cabe la responsabilidad de estar comprometida sin límites con la verdad, aspecto sobre el cual sus docentes debieran reflexionar e innovarse teniendo en consideración la responsabilidad social de su quehacer académico.

Tuesday, August 11, 2009


Vinculación y desafíos de las universidades y mundo empresarial
Francisco de la FuenteV.

El ingreso de Chile al selecto grupo de países del OCDE obliga a realizar un diagnóstico de acercamiento a nuestra situación educacional. Si para ello nos permitimos analizar algunos indicadores que nos muestren el estado de comparabilidad de nuestro país, podemos darnos cuenta de las importantes diferencias que hay que fijar como metas que deberían procurarse reducir.
Un ejemplo es el costo promedio que se tiene por alumnos desde el nivel primario hasta el terciario, el cual en los países del OCDE alcanza alrededor de los U$ 7.500, mientras que en Chile esta en U$ 2.700. Esto aparece como un fiel reflejo del ingreso per capita de los primeros, el cual se eleva por sobre los U$ 35.000 frente a los U$ 12.000 de nuestro país. Ahora si este análisis comparativo lo llevamos a nivel de la educación superior respecto al porcentaje de alumnos que se gradúan en carreras de 4 o más años, para los países del OCDE alcanza al 37% en cambio en nuestro país el porcentaje corresponde al 15%.

Ciertamente que la capacidad docente y la formación profesional de las instituciones de educación superior chilenas son bien reconocidas internacionalmente. No obstante, concuerdo con un análisis realizado hace un tiempo atrás por Arnoldo Hax, cuando indica que parece nuestros planteles estén produciendo personas que buscan como objetivo principal, el lograr un trabajo bien remunerado y tener las posibilidades de lograr un desarrollo personal y profesional, en otros términos algo más cercano a un burócrata que a un emprendedor, de hecho estadísticamente estos últimos mayoritariamente no cuentan con grado universitario.

Otro aspecto que tampoco podemos soslayar y que de alguna manera los organismos gubernamentales que dan financiamiento están intentando enfrentar, es que la actividad académica en el área de investigación suele ser de calidad. Sin embargo ésta no se orienta hacia la resolución de problemas y aplicabilidad de nuevas iniciativas en el sector empresarial. Una manera de disminuir la brecha de aplicabilidad de la investigación en este sentido, es la oportunidad que tienen los potenciales emprendedores a través de los proyectos Corfo-Innova o Incuba.

De aquí la importancia que tiene para los procesos de acreditación de las centros educativos terciarios, la vinculación de estos con la empresas buscando que los alumnos se integren en ellas, desarrollando temas de tesis que se originen al interior de ellas resolviendo problemáticas directas, lo cual lleva aparejado el interés por el financiamiento empresarial, el incentivo de los estudiantes hacia una disposición proactiva que estimule la creatividad y por otro lado que genere una disposición diferente de los docentes universitarios respecto a su orientación investigativa, ya que su tendencia es buscar la publicación de papers por el sólo acto de publicar.

El hecho es que la intencionalidad de aprender es una competencia que debe sostenerse durante toda la vida profesional, ya que la vertiginosidad con que los conocimientos crecen, no es concebible quedarse con lo que las universidades nos entregan entre 4 o 6 años de vida curricular. Este proceso se privilegia cuando la universidad se vincula con las empresas, pues no sólo los tesistas y profesores universitarios se benefician de estas actividades académicas, sino que los propios profesionales y ejecutivos de las compañías se integran en un contexto de formación continua.

Finalmente observo con claridad que la actividad empresarial esta inevitablemente ligada al trabajo de los profesionales que egresan de los centros de formación técnica, como de los planteles de educación superior, esto porque el profesional es quien sustenta en definitiva la aplicabilidad y creatividad de conocimientos, en otras palabras nos referimos a un capital intelectual que evoluciona y se desarrolla de forma continua, y que a través de la vinculación Universidad-Empresa crea prosperidad con responsabilidad social.

Wednesday, August 05, 2009

Una mirada aristotélica a cómo aprendemos
Francisco de la Fuente V.


Es interesante reflexionar en nuestro trabajo de docente universitario, sobre la orientación que ha tomado hoy el quehacer académico en lo que se refiere al proceso de enseñanza aprendizaje, especialmente cuando aseveramos que él esta centrado en el estudiante. Quizás para la gran mayoría de estos docentes les parecerá obvio que sea el alumno el punto de convergencia del proceso de enseñanza aprendizaje, en su calidad de cliente de los centros educativos. Sin embargo, tengo mis aprensiones que esa mayoría porcentual se replique entre los estudiantes, respecto a que tengan un real conocimiento de lo que implica su responsabilidades en dicho proceso.

Mientras los académicos universitarios se esfuerzan por realizar talleres que les permitan adquirir las competencias y habilidades para transferir los conocimientos de cada una de sus especialidades, los estudiantes escasamente se preocupan de aprovechar las oportunidades de cursos gratuitos, que buscan apoyarlos en técnicas que mejoren sus aprendizajes significativos, es decir más parecieran desear saber que saber.

Hace unos días atrás aprovechando los espacios que nos deja el periodo de vacaciones de nuestros estudiantes, releía ese grandioso libro que es la Metafísica de Aristóteles, que tiene la particularidad en su capítulo primero de analizar el saber y su sentido en la búsqueda de la sabiduría, emergiendo seis figuras del saber que corresponden en una gráfica piramidal a la Sensación, Memoria, Experiencia, Ciencia Práctica, Ciencia teórica y que culmina en su vértice superior en la Sabiduría. La genialidad inicial de Aristóteles es su enunciado de que “Todos los hombres desean por naturaleza saber” (980a).

Quizás entonces no es temerario afirmar que está en nuestra naturaleza el saber aprender, el cual se inicia con la figura de la sensación que se evidencia como fenómeno vital, que añadida al deseo se integran en un ingrediente original del conocimiento. Es claro que el saber tiene como punto de partida la sensación, al producirse una recepción a través del sistema cognitivo de una impresión externa que acredita una realidad, que aunque no es el saber mismo se nutre para constituirse en saber, el cual por la operacionalidad inteligible del ser humano le permite descubrir la intimidad trascendente de cada ser, lo no es otra cosa que su propia universalidad. Por ello no debe extrañarnos que Aristóteles sancione finalmente que “La sabiduría es una ciencia sobre ciertos principios y causas” (982a), pues una cosa el “deseo de saber” como naturaleza y otro la sabiduría que descubre los “principios y causas”.

Esta problemática se agudiza si nos preguntamos docentes y alumnos ¿Cómo se aprende?, derivando de que de los párrafos anteriores pareciera obvio que estos saben aprender, lo cual demuestran cotidianamente en sus habilidades para comunicarse o trasladarse por su esfera o isla, pues en esto sostengo el concepto de Sloterdijk que los hombres nunca han vivido en relación inmediata con la llamada naturaleza y en particular, sus culturas jamás pisaron el suelo lo que los a llevado a prosperar en invernaderos de su atmósfera autógena.

Una perspectiva que puede ayudar a resolver la interrogante de cómo se aprende, es adentrarnos en un campo que corresponde a la filosofía de la mente, de la cual aquí solamente he esbozado el enfoque aristotélico someramente, entendiendo lo importante que pudiera ser el resolver la problemática filosófica de las relaciones entre las operaciones cognitivas y la actividad cerebral, lo cual excede la posibilidades de extensión de este comentario.

Lo que si estamos en condiciones de señalar que para responder a la interrogante de saber cómo se aprende, necesitamos entender que al aprendizaje le es necesario el fijar primeramente ciertos objetivos que tengan como fin alcanzar aprendizajes significativos, en lo cual no se puede soslayar la acción consensuada en la motivación de alcanzar logros comunes, entre los actores del proceso de enseñanza aprendizaje.

Otro aspecto clave es la práctica que es un elemento primordial en el logro de aprendizajes significativos, pues no sólo de los aciertos sino que también de los errores se aprende, así generamos experiencias de aprendizajes que involucran los saberes hacer y saber ser, al tener que enfrentar la menesterosidad humana de los yerros.

En definitiva si asumimos la responsabilidad de diseñar programas, curriculum o cualquier experiencia de aprendizaje, no podemos obviar el saber cómo se aprende, como tampoco el alumno es un ente pasivo ante un proceso de enseñanza aprendizaje centrado en él, y menos olvidar que hace más de 2000 años Aristóteles afirmaba que "Lo que tenemos que aprender lo aprendemos haciendo".