"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Thursday, March 26, 2020

Un naufragio en una isla llamada cuarentena


Comienzo con afirmar que la democracia es mucho más que participar en la elección de representantes cada cierto tiempo. Menos es no participar para luego dedicarse a criticar el sistema de administración política y jurídica del Estado.

Una democracia demanda ciudadanos que alimenten el tejido institucional, en un escenario en el cual el objetivo esencial sea proteger los derechos y libertades de cada uno de los compatriotas, sin excepciones.

De lo anterior derivo que es una discusión vana e improductiva para la sociedad chilena insistir en seguir interpelándose de manera prejuiciosa de “zurdos”, “fachos”, “pro o contra” dictadura y declinaciones relacionadas que no señalo pero que pueden encontrar en las diversas redes sociales.

La historia es parte de nuestras raíces comunes; de encuentros y desencuentros, pero estos deben superarse, y por supuesto no convertirlos en pavimento de un camino que condene nuestro desarrollo futuro.

Seguir un derrotero de discursos anticomunistas, nacionalistas extremos en que prime la intransigencia política y religiosa, determinará ineluctablemente entregar nuestros derechos y libertades ciudadanas, para ser conducidas políticamente por las minorías que estos grupos por lo general representan.

Superar la actual crisis social y política, como la pandemia de COVID-19 es un deber ciudadano, que tendrá costos que habrá que asumir. Más no me cabe dudas, que estas coyunturas históricas serán una oportunidad para abrir espacios justos y solidarios. Con voluntad y esfuerzo comunitario generaremos las instancias para aplicar nuestras capacidades y habilidades, para contribuir a superar con éxito esta dinámica histórica.

Declaro que no hay ingenuidad en este comentario, pues reconozco claramente que en este mundo mercantil parece no haber ni dones, ni pecados, ni siquiera perdón. Solamente tenemos cuentas positivas y negativas en plazos definidos por actos de mercado.

Por ahora, en un entorno de “cuarentena” volveré a releer la obra de hace tres siglos de Daniel Defoe, es decir su Robinson Crusoe. ¿Por qué? Pues intuyo que de su lectura encontraré nuevamente la enseñanza de que nuestro cerebro nos recuerda, que a pesar de un naufragio, seguimos siendo nosotros mismos, más allá de lo material: chilenos y chilenas.