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Séneca

Thursday, September 27, 2018

Carta Abierta al Depto. Ciencias Farmacéuticas


Estimadas y estimados: Colegas y Personal de Apoyo a la Docencia

Hace poco más de 16 años ingrese a la universidad Católica del Norte para integrarme a un proyecto de implementación de la carrera de Química y Farmacia, promovido en el Departamento de Química. No podemos obviar que esto fue una acción visionaria de dicha unidad, aunque requería ajustes inmediatos para que su plan de estudio se orientará a las competencias y habilidades de un profesional químico farmacéutico para el siglo XXI.

Por consiguiente, lo primero que hubo de hacer fue contar con los profesionales farmacéuticos, bioquímicos y otros afines a la salud, para que rediseñaran su malla curricular que generará un perfil de egreso basado en competencias y habilidades, y se implementará la utilización de metodologías y evaluaciones que promovieran el logro de dichas competencias, como a su vez nos hiciéramos cargo del proyecto educativo institucional.

Lo anterior fue una etapa de desarrollo de la docencia de la carrera que se consolidó entre el 2003 y 2008. Por cierto, ello es y seguirá siendo un tema de continua preocupación en el quehacer actual y por venir de quienes tengan las responsabilidades de su desarrollo. Más una vez atendido esto en una segunda etapa, se hizo necesario avanzar en la autonomía administrativa de la carrera, lo que se logró el 2008 a través de la creación del actual Departamento de Ciencias Farmacéuticas, del cual he sido su director desde el año 2009 a la fecha.

            A partir de aquí iniciamos una tercera etapa que busco consolidar un cuerpo académico que promoviera la obtención de proyectos en concursos nacionales e internacionales. Además, de mejorar los indicadores de publicaciones indexadas en revistas de impacto que permitieran la adjudicación de dichos concursos, como a su vez aumentarán los años de acreditación de la carrera de química y farmacia.

Una cuarta etapa ha sido una respuesta a las recomendaciones de los procesos de acreditación, respecto a la formación en lo social comprometido en el perfil de egreso de los estudiante de la carrera de química y farmacia, para lo cual se creo con bastante anticipación a la actual organización institucional una Unidad de Vinculación con el Medio, la cual ha permitido realizar diversas actividades de docencia a través de la metodología A+S[1]; realizando las denominadas “Carpas de Salud”; como participando en actividades de ferias científicas en diversas instancias comunitarias. Otro aspecto relevante es la realización de tesinas de nuestros estudiantes que buscan incrementar el conocimientos con problemáticas de instituciones públicas y privadas, con las cuales en su mayoría existen convenios docentes.

En los próximos días las nuevas autoridades de la unidad tendrán la oportunidad de iniciar una quinta etapa con la entrega oficial de las nuevas dependencias de laboratorios y, quizás en un futuro no muy lejano continuar con una sexta etapa relacionada con la creación de un recinto de farmacia al interior del campus universitario(Farmacia Universitaria), dejando explícito que dicho anteproyecto ha sido presentado a las autoridades de la universidad hace más de un año. Sin dudas que habrán otras etapas que irán emergiendo con el desarrollo del Departamento de Ciencias Farmacéuticas, entre las que podríamos mencionar la creación de la carrera en la sede de Coquimbo.

Lo hasta aquí logrado no ha sido fácil y tengo la convicción clara que esto ha ocurrido por la disposición y voluntad de varios de nosotros, que aceptamos este reto allá por el año 2003, y al cual se fueron sumando otros de ustedes. También para ello hemos contado con el apoyo de decanos y vicerrectores que han logrado comprender nuestra realidad y su inmenso potencial de desarrollo, esperemos confiados que la actual rectoría continúe apoyando nuestro plan de desarrollo de la unidad, especialmente considerando los cambios y compromisos que habrá que asumir ante la implementación del nuevo escenario jurídico de la educación superior.

Quisiera hacerme comprender que las párrafos que siguen no consideran que mi tarea estén cumplidas, muy por el contrario, seguiré levantándome cada mañana con metas y al terminar el día renacerán nuevas esperanzas, no he dejado de soñar y no he perdido la esperanza. En este sentido me parece oportuno recordar las palabras de Roger Scruton: “No respalda un pesimismo absoluto, sino la dosis ocasional de pesimismo, con la que se pueda atemperar las esperanzas que, de otro modo, podrían arruinarnos”[2].

Cuando vine al ámbito universitario pensé que venía a un mundo que estaba a la vanguardia intelectual, debo reconocer que me equivoqué lo cual hoy no me asombra al reconocer mi ignorancia de lo que era el quehacer universitario. Creí ingenuamente que era un lugar en que convivía personas especiales, que habían logrado un desarrollo educacional y cultural superior, gracias a su esfuerzo personal y de sus maestros, con un alto compromiso en la formación de los profesionales que demanda la sociedad. Bueno aunque hay valiosas excepciones; entre las cuales encontramos a varios de nosotros; no era ese lugar, era más parecido a ese “Homo academicus”[3] al cual me había acercado con las lecturas de Pierre Bourdieu.

En palabras de Bourdieu el campus universitario muestra una lucha de poderes, que se evidencia primariamente en el prestigio individual y, en segundo término en las ponderaciones de sus actividades de docencia e investigación, modos de selección de nuevas contrataciones y si es posible la exclusión de competidores. No está demás decir que la producción académica que apunta a este prestigio esta condicionado por el lugar alcanzado en el espacio universitario, recordemos aquel estudio de Bruno Latour y Steve Woolgar[4] que describe la cultura científica donde la publicación es lo central del trabajo académico, en otras palabras más fuertes: pública o muere.

Gran parte de este escenario nos ha sido impuesto por el plan de Bolonia, con el cual se ha buscado intervenir el trabajo intelectual, en que las universidades se disputarían los estudiantes y docentes. Una evidencia más de esto es el sistema de créditos transferibles, que orienta a la oferta de educación a distancia y obtención de grados internacionales.[5]

La tarea educativa humana a lo largo de la historia, debemos recordar, ha estado ligada a la cultura; esto no es posible negarlo pues hay demasiadas evidencias de ello; y en el caso nuestro al pensamiento occidental, en este sentido un análisis riguroso nos lleva a discernir que en este desarrollo histórico desde la antigüedad hasta nuestros días, las teorías pedagógicas se han relacionados ineluctablemente con las teorías filosóficas[6]. No es este el momento de profundizar al respecto, lo cual pueden hacerlo ustedes si desean con algún texto de historia de la pedagogía como el que sugiero en la bibliografía.

            En atención a lo anterior, la filosofa Martha Nussbaum[7] ha mencionado tres valores indispensable para una educación liberal, cuyo objetivo sea el promover una comunidad de personas que desarrollen el pensamiento crítico; lo cual desde mi mirada es primordial considerar en la formación de nuestros profesionales; estos pilares valóricos son: el examen crítico de uno mismo, el ideal ciudadano del mundo y el desarrollo de la imaginación creativa. Es así que nuestros diseños curriculares en sus dominios debieran comprometerse con la formación de profesionales que cultiven lo humano y en el caso nuestro desde la perspectiva del humanismo cristiano, comprometiéndonos con la instauración de rediseños que integren estudios multiculturales y de las minorías.

 Aunque siempre es un riesgo temerario aventurarse en un escenario futuro, tengo un fuerte presentimiento que un tema que pronto no podremos soslayar es el futuro de los lugares de trabajos de los profesionales no será el mismo, es claro que este cambio ya se ha iniciado, en el cual uno de los factores que no estará ausente es el desarrollo de la Inteligencia Artificial. Este hecho ha sido referido por Yuval Noah Harari al afirmar que el mercado laboral hacia el 2050 estará caracterizado por la cooperación humana y la Inteligencia Artificial. Aunque esta fecha pareciera estar muy lejana, el mismo autor afirma que “nadie puede saber con seguridad qué tipo de impacto tendrá el aprendizaje automático y la automatización en las diferentes profesiones del futuro, y es muy difícil evaluar el calendario de los acontecimientos relevantes, sobre todo porque dependen de tantas decisiones políticas y de tradiciones culturales como de descubrimientos tecnológicos”[8]. No puedo ahondar más en esto, pero para esclarecer mi motivación de esta cita, el objetivo es que ustedes puedan dimensionar el cambio educativo que se nos viene.

Estimados Colegas y personal de apoyo a la docencia para finalizar quiero agradecer a cada uno de ustedes la disposición, que han tenido para ayudarme a construir este camino que hoy culmino como primer director del Departamento de Ciencias Farmacéuticas, y que tengo la seguridad que continuará con quien asuma esta responsabilidad, especialmente por los anhelos de formación profesional de los estudiantes que confían en nosotros, no olvidando la existencia de ese lema que dice que:  las personas pasan y las instituciones permanecen.

Finalizo con algunas ideas del filosofo Julián Marías, quien el año 1951 en el marco de la celebración del cuarto centenario de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima, dio una conferencia expresando que a la función universitaria correspondía a: la vida intelectual creadora, la docencia, lo social en cada país y la relación internacional. Por cierto que los intelectuales han tenidos ciclos estando dentro o fuera del espacio universitario; ustedes pueden responderse dónde están actualmente; más la idea de las funciones de una universidad parece estar esculpida en piedra. Concluyo con un mensaje en palabras del propio Julián Marías, insistiendo en la importancia formativa de nuestros estudiantes y para nosotros mismos: “ya va siendo hora de que se imponga la certeza de lo que se llama talento es, en buena parte, una condición moral”.[9]

Muchas gracias

Prof. QF. Francisco de la Fuente Vásquez
Director Departamento de Ciencias Farmacéuticas
Facultad de Ciencias
Universidad Católica del Norte

Bibliografía[10]


[1] Aprendizaje A+S: esta metodología fue aplicada a una asignatura electiva el año 2013, aplicándose a un campamento en la ciudad de Antofagasta como socio comunitario.
[2] Scruton, Roger. 2018. Las Bondades del Pesimismo. Fundación para el Progreso. Santiago, Chile. pp.23.
[3] Bourdieu, Pierre. 2008. Homo Academicus. Editores Siglo veintiuno. Buenos Aires, Argentina.
[4] La vida en el laboratorio. La construcción de los hechos científicos
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[5] Rodriguez F, Raúl. 2018. La Condición Intelectual. Informe para una academia. Mimesis. Santiago, Chile. Ejemplar Nº 79/500.
[6] Abbagnano, N; Visalberghi, A. 2016. Historia de la Pedagogía. Editorial Fondo de Cultura Económica. México.
[7] Nussbaum, Martha. 2005. El Cultivo de la Humanidad. Editorial Paidós. Barcelona, España.
[8] Harari, Yuval Noah. 2018. 21 Lecciones para el Siglo XXI. Editorial Penguin Random House. Santiago, Chile. p.53.
[9] Marías, Julián. 1953. La Universidad, realidad problemática. Editorial Cruz del Sur. Santiago, Chile
[10] Fuentes: Todos los textos consultados pertenecen a mi biblioteca personal.