"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Sunday, June 08, 2014

Poeta mártir: José Domingo Gómez Rojas

El pasado jueves en la oportunidad en que me reuní con el grupo Agora-UCN, tuve un reencuentro con la poesía de José Domingo Gómez Rojas, poeta y anarquista chileno “encarcelado y torturado después de un “Asalto a la Casa de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile” por parte de manifestantes nacionalistas, para después dejarlo morir en la Casa de Orates de Santiago el 29 septiembre de 1920 a las once y diez de la mañana”.[i]

Cabe resaltar que su producción poética vio la luz cuando contaba con escasos 16 años,  con su obra titulada “Rebeldías Líricas” en la cual inicia una “salutación” con un proemio  del cual destaco este fragmento:

Quiero cantar la vida, quiero extender las alas
hacia el espacio azul y cual cóndor salvaje
quiero subir, subir…
quiero quemar mis alas en el sol de la aurora
y quiero que mis cantos sean las profecías
del bello porvenir.
yo canto porque siento, yo canto porque lucho,
yo canto porque amo, yo canto porque vibro
y porque se sufrir;
mi canto es para el fuerte, mi canto es optimista
y es para los que creen en la futura aurora
que habrá de redimir
Por todos los que sufren, por todos los que gimen
mis cantos son protestas, y gestas formidables
y ayes de rebelión;
por todos los que esperan, por todos los que piensan
por todos los que bregan, por todos los que creen
en la gran Redención.[ii]
Antes de continuar con la obra y vida de José Domingo Gómez me he preguntado, qué hace que en grupo de características más ligadas al quehacer filosófico nos preocupemos de abordar el arte de lo poético, pues recuerdo que en una primera instancia abordamos la poesía de Fiedrich Hölderlin y ahora la de este poeta. 

Desde mi mirada y tomando en consideración lecturas de Andrew Benjamin (el nombre es correcto, no me refiero a Walter Benjamin), hay en la modernidad una preocupación especial por el arte o la estética, de la cual la filosofía no esta exenta  de ella, específicamente si consideramos que desde la estética de Hegel se reconoce que existe un quiebre entre el objeto de arte y su comprensibilidad inmediata. Esta falta de inmediatez en la comprensión de lo estético permite abrir un espacio para la discusión o más precisamente la interpretación, de la cual la filosofía se hace cargo desde su perspectiva disciplinaria.
Volvamos a nuestro poeta combativo y anárquico lo que sin dudas lo llevo a su destino trágico, significando una gran pérdida para nuestro mundo poético, sus versos son un llamado a una revolución hacia la justicia social, lucha que se da en el espacio político juntos a los estudiantes y obreros de su época. Versos como los que siguen son claro testimonio de ello:



Mis versos de la aurora 
que sean el alerta, de la revolución. 
Yo, hijo de este siglo hipócrita y canalla 
reniego de mi siglo y salgo a la batalla 
con gritos de amenaza y ayes de rebelión, 
sean mis cantos rojos como la dinamita, 
y como mis dolores, como mi ansia infinita, 
como mi sed eterna de eterna redención.[iii]


Es notable el esfuerzo personal que se prodigaba a sí mismo cuando se trataba de su formación, de hecho sus comentadores resaltan que fue capaz de cruzar la cordillera en paupérrimas condiciones como caminante, sólo para comprender la poesía trasandina. Su amor al estudio “era tal, que difícilmente habrá un estudiante que lo pudiera aventajar. Además de verse precisado a obtener libros prestados para seguir los cursos de leyes y pedagogía, se esforzaba por poseer el conocimiento profundo de los idiomas, y para alcanzarlo estudiaba los textos de Derecho en francés”[iv]. 
Para la historia sólo nos queda quizás una pequeña restauración de José Domingo Gómez en los versos del escritor antofagastino Andrés Sabella Gálvez:
José Domingo está ahí –en ese espacio de la historia- donde
Una flor de sangre se levanta su voz y reúne tribus de fuego.
El mueve las olas más feroces del tiempo; cambia el humo
de los cirios por resplandecientes cuchillos; aparece, cada mañana,
en la sonrisa de los niños.
Yo no sé qué fuerza tienen sus ojos que hieren el oro y
adormecen la raíz de los sueños.
Una alarido, una estrella, suelen perseguirlo como
devorándole la sombra[v].

Si los actuales estudiantes se dan espacio a recibir un consejo; no mío si no del propio Andrés Sabella, deberían esforzarse por revindicar el espíritu de lucha estudiantil por la justicia y los derechos sociales, que inspiraron a este mártir de la Federación de Estudiantes de Chile: José Domingo Gómez Rojas.


[i] Gómez J.D.; Rebeldías Líricas y otros versos. Ediciones Acéfalo. Talca, Chile. 2013. 5
[ii] Gómez J.D.; Rebeldías Líricas y otros versos. 17
[iii] Gómez J.D.; Rebeldías Líricas y otros versos. 23
[iv] Gómez J.D.; Rebeldías Líricas y otros versos. 95
[v] Gómez J.D.; Rebeldías Líricas y otros versos. 135