En ocasiones es un duro trabajo reflexivo el tratar de
comprender el escenario político chileno, especialmente cuando sus actores
utilizan un lenguaje que comunica un mensaje definitivamente equívoco. Puede
entenderse que un partido de la derecha extrema se declare popular, o que
conforme una alianza por el cambio cuando su fin último es mantener un sistema
económico que los favorece. En el otro lado de la contienda se cambia de
máscara para pasar de llamarse Concertación a Nueva Mayoría, dónde esta ofrece un
progreso social que no ha construido en cuatro ocasiones anteriores en las que
ya ha gobernado.
Con estos antecedentes es difícil reencantar a las potenciales votantes que acudan a cumplir su deber ciudadano a las urnas, y decidan con su voto quién será la futura Presidenta de Chile. Ambas tienen como perfil similar ser hijas de un general de la aviación chilena, claro está que en circunstancias muy distintas, Bachelet fue víctima mientras que Mathei fue parte de la dictadura militar de Pinochet.
Sin duda que detrás de ellas hay una concepción de la sociedad chilena bastante antagónica, aunque sus historias políticas han tenido un alero en la mantención del actual sistema económico que agobia a la población chilena, con el grave aumento de la brecha social entre los llamados ricos y pobres. Sin embargo, en lo personal respecto de estas candidaturas postulo la existencia de una lucha ideológica que soterradamente no se declara y que tiene que ver con motivaciones reformistas. Para Mathei un tipo de reformismo liberal para darle una cara nueva al neoliberalismo aplicado a ultranza con las consecuencias conocidas, y para Bachelet un reformismo de “izquierda” que integra a partidos marxistas, pero que en realidad es más propenso a una socialdemocracia, que además del concepto de libertad intenta sumar el de igualdad.
A este escenario hay que incluir la actitud del actual Presidente y de sus ministros, los cuales como parece ya costumbre intervienen en el fragor del posicionamiento electoral de la candidatura gubernamental del momento. Lo que sí es negativo y hay que decirlo, que los ministros en ejercicio y en ocasiones el propio mandatario abusen de un lenguaje predictivo de graves crisis que se generarán si la ciudadanía elige una alternativa distinta.
Desde cuando debemos tenerle miedo a las crisis, cuando no cabe duda que ellas son elemento importante para generar crecimiento, que nos olvidamos que las crisis abren un espacio para el advenimiento de nuevas oportunidades. Sinceramente estimo que es necesario recordar la definición de “Crisis” aportada por Claus Offe: “Situación donde las instituciones establecidas y las evidencias se encuentran súbitamente cuestionadas, donde surgen dificultades inesperadas pero fundamentales, donde finalmente el porvenir está abierto”[1]
[1] Offe, Claus.
1988. Arbeitsgesellschaft. Strukturprobleme ude Zukunftperspektiven. Franfort
del Meno, p.7 citado en Bénédicte Zimmermann, “Institutions du travail et État-nation”,
en Revue européenne d`historie, vol. 5, núm. 1, 1998.
No comments:
Post a Comment