"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Saturday, April 30, 2011

Una pena y una alegría literaria.

Hace unos momentos tuve entre mis manos un libro de Gonzalo Rojas, hacia un 14 de Enero de 1999 estando en Antofagasta, me dejó un autógrafo simple en él, el cual le solicite para una de mis hijas, a quién pensaba regalárselo como regalo de cumpleaños en el próximo mes de febrero: “Para ……., mi abrazo”. Este lunes el poeta de versos sensuales preguntones se ha marchado de esta vida sin dejar de existir, porque un poeta no deja de ser después de su muerte.

Vivió la estupidez del exilio, políticamente se puede afirmar que fue un hombre que canto al aire la importancia de la libertad de la palabra, que lanzada al contexto de lo humano asegura la paz social. Me quedo con la alegría de haberlo conocido, mientras releo y releeré sus versos horas, días y más días hasta mi propia muerte:

¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué es eso: amor? ¿Quién es?

¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes, o este sol colorado que es mi sangre furiosa cuando entro en ella hasta su últimas raíces?

¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo, repartidos en estrellas de hermosura, en partículas fugaces de eternidad visible?

Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una, a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.1

Queda en mi retina la imagen de Ana María Matute Ausejo señalando la partida de otro poeta chileno, mientras lee cargada de emoción su discurso en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, con motivo de la entrega del Premio Cervantes 2011; como ya lo había recibido Gonzalo Rojas unos años atrás; afirmando que la "La literatura es el faro salvador de muchas de mis tormentas". La Matute con sus años no ha dejado de ser una niña en que la ficción funciona, de hecho a cerrado su lectura pidiendo a sus lectores que: "Si algún día se encuentran ustedes con mis historias, con mis criaturas, créanselas, porque me las he inventado".

Todo esto me trajo una semana de una pena y una alegría literaria.

Sabado 30 de Abril del 2011

Estimados lectores:

Hace unas horas atrás me he enterado del fallecimiento de Ernesto Sabato, otra partida para el mundo literario de esta semana, un escritor que siempre estuvo comprometido con la defensa de los derechos humanos. Hoy mi memoria se traslada a la biblioteca municipal de Talca allá por los 70 leyendo su novela de "El Túnel", para luego trasgredir la continuidad histórica con la lectura de su obra “Antes del fin” en un rincón de mi biblioteca.

Esta semana gano la pena dos a uno a la alegría literaria……


1 Rojas ,Gonzalo. 1997. Obra Selecta. Fondo de Cultura Económica. Santiago, Chile. Pág. 98

Saturday, April 02, 2011

Iglesia: Impunidad en el cielo

Ante una primera reflexión sobre los casos de Marcial Maciel y de Fernando Karadima, no puedo evitar sorprenderme como en el mundo de hoy en que dominan las TICs, sea posible que las autoridades de la Iglesia Católica nacional y vaticana, pretendieran mantener una niebla que ocultara y distorsionara la real vida de algunos de sus miembros, más cercanos al delito que al pecado.

Es posible que ustedes concuerden conmigo que este decenio del siglo XXI que nos ha tocado vivir, se ha caracterizado por un dominio ideológico de los medios de comunicación principalmente televisivos, el cual ha venido degradando la vida intelectual, dando paso a un reino de la insipidez y frivolidad. De acuerdo a esto la res pública ha centrado su panel programático, en las relaciones amorosas inestables de badulaques y bataclanas que sobreviven en torno a tales medios, a través de la generación de pseudo-escándalos de juramentos de amor rotos, que en la mayoría de las ocasiones no han superado la barrera de los 365 días.

Además detrás de este mundo se mueve otro con características de élite, que se trasmite por vías privadas protegidas por especialistas, que toman las decisiones de orden público alejados de la soberanía popular, entendiendo que esta no sabe y por tanto son los que saben los que deben decidir. Esto puede parecernos bien siempre que se de en el campo de la ciencias básicas, pero no para los aspectos políticos y éticos de una sociedad que decidido vivir en democracia.

Quizás el Cardenal Medina este convencido que él es un especialista en la moral, de ahí que sus últimas declaraciones se pudieran comprender por quienes aún lo respetan, en cuanto a mi respecta sus dichos no le hacen bien a una Iglesia que tiene el deber moral de generar espacios de credibilidad. Pero quienes hemos tenido otras oportunidades de conocer el pensamiento de este Cardenal de la Iglesia Católica, estamos acostumbrados a declaraciones políticas poco afortunadas en relación a la soberanía de los ciudadanos chilenos, como tampoco no es posible olvidar que él estaba en Roma compartiendo con el Cardenal Angelo Sodano, mientras Maciel hacía de las suyas en diversos países del mundo incluyendo Italia, por tanto a quién puede sorprender estas declaraciones suyas sobre el caso Karadima, más me parece que eran esperables.

Lo efectivo es que en Chile el caso Karadima ha comprometido la credibilidad de la Iglesia en el actuar de su propio Cardenal, pues Monseñor Errazuriz no estuvo a la altura moral en sus intenciones respecto a la búsqueda responsable de la verdad, pues un obispo y arzobispo no debe eludir sus responsabilidades en la conducción de sus jurisdicciones religiosas, negando el control administrativos que de ellas tienen. Cualquier chileno se da cuenta que el Sr. Cardenal Errazuriz no sólo no investigó las denuncias, sino que se negó a hacerlo sin tener hasta el día de hoy la nobleza de pedir “disculpas” por dicho error a las víctimas cristianas.

La Iglesia necesita hombres y congregaciones que se comprometan a seguir el mensaje de Cristo; que me disculpe Juan Pablo II: de lo cual los Legionarios de Cristo no dan el perfil; que vayan más allá de los intereses de poder de quienes están dispuestos a comprar indulgencias, a través de donaciones exentas de caridad cristiana o de quienes actúan cristianamente únicamente durante la misa dominical. Hay alguna duda que los legionarios tenían como fin en si mismo un modelo familiar y educativo para los ricos, cabe preguntarse si a estos últimos el modelo jesuita no les era satisfactorio.

Por otro lado las responsabilidades de la curia romana en relación al caso Maciel en particular, a partir del 19 de Octubre del 2010 se ha definido respecto a lo que será el futuro de los Legionarios de Cristo y los miembros del Regnum Christi, al disipar cambios profundos en dicha organización dejando a Marcial Maciel como un criminal solitario, prácticamente sin cómplices, lo que a todas luces es inconcebible. Nuevamente cabe preguntarse porque esta renuncia a cortar de raíz este problema, la respuesta de quienes han investigado a los legionarios es que es difícil para el vaticano desmantelar una “máquina de hacer dinero”.

Los casos Maciel y Karadima deben ser investigados y transparentados por la Iglesia, pues de no hacerlo se perdería la oportunidad para quienes pertenecen a ella de recuperar en parte su credibilidad perdida, partiendo por reconocer que la esencia del modelo de los Legionarios de Cristo es el de una empresa religiosa, y en este sentido me apego a lo dicho por el mexicano Bernardo Barranco: “Hay una frontera muy delgada entre una empresa religiosa y una Iglesia empresarial. Su nicho son los ricos. Los pobres, las obras de caridad y las obras de asistencia, son complemento de un modelo. Son vínculos de un tenue compromiso social, pero la esencia del modelo es cómo adaptar el Evangelio al mundo de los ricos. Cómo ofrecer un proceso pastoral de salvación, cómo consolar a los ricos por el hecho de ser ricos, sobre todo en países con altos niveles de contradicción como los de América Latina”

Sin perjuicio de lo anterior, es reconfortante oír la declaración de Benedicto XVI: “No confundamos pecado con delito, ni perdón con justicia”, pues hay que reconocer que el Cardenal Ratzinger en su oportunidad y en su actual calidad de Santo Padre, ha tenido la disposición de acabar con las redes de protección al interior de la Iglesia, de quienes se vean involucrados en hechos de connotación sexual, ya que habría que incluir la homosexualidad desde la perspectiva vaticana.

Otro aspecto que queda pendiente es el tema de la obediencia de los miembros de la Iglesia al interior de las congregaciones, aspecto que es cuestionable si consideramos las barreras que ello puso a las denuncias de abusos sexuales, particularmente ejemplarizado por la falta de denuncias e impedimentos que los cercanos a Maciel construyeron para que sus fechorías fueran conocidas por Juan Pablo II.

Finalmente convengamos que después de la declaración de los Legionarios de Cristo con ocasión de comunicar la muerte de Marcial Maciel, demuestra algún grado de complicidad de sus seguidores cuando afirman que: “Nuestro Padre se ha ido al cielo”. A quienes esperan confiados llegar allá les es propio pensar que esto sólo es posible, siempre que en el cielo haya impunidad.