Adiós amigos míos

La muerte la puedo entender como un proceso de todo ser viviente que nace en este universo conocido, pero lo que me cuesta es perder por ella toda oportunidad de disfrutar la compañía de quienes amamos. En lo que ha corrido de este año he perdido a dos grandes amigos, y ello me duele profundamente…. En marzo partió mi amigo José “Sati” Figueroa, además fue mi doctor de la mayoría de los carros que adquirí en estas tierras nortinas. Cuando me acerqué a su tumba no pude dejar de saludarlo con las mismas palabras que el me recibió por años en nuestras largas tertulias en su taller: ¡Hola amigo mío!

Se preguntarán por qué le decía “Sati” la razón era muy simple, pues él en su sentir fraternal de la amistad era capaz de manejar las cuentas de sus trabajos, y cuando la demora de los pagos era evidente, te decía hola pus satisfecho … En Enero momentos antes de subirme a un avión que me llevaría fuera de mi país, lo llamé, diciéndole: Hola Sati ¿Cómo estás? y recibí su cruda respuesta: Mal amigo mío … unos días después le confirmaron un cáncer con fecha de funeral.

Unas horas atrás he perdido inesperadamente en La Serena a mi amigo, compañero de curso en la Universidad de Concepción y colega Farmacéutico Gaspar Mora Andrade, con él se acaban las misiones, no habrá más “rocolitos” en nuestras vidas, su voz ya no balbuceará un “Nooo Señooorr” con lo cual delataba toda su gran humanidad, porque Gaspar toda su vida estuvo pergeñada de acciones de solidaridad

Amigos míos que habéis compartido conmigo la gran mesa de la amistad, lloro en soledad vuestras partidas. Sin embargo, desde el fondo de mi ser emerge un sentimiento de gratitud por haber vivido la vida con ustedes, más que sobrevivido… Cada una de las oportunidades que nos dimos para disfrutar una tertulia, hoy sin lugar a dudas son mi consuelo para lo que me queda de camino.

Alcemos nuestras copas por salud eterno…..Salud