"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Saturday, February 23, 2008

Papá y sus amistades con el mundo animal
(Historias de mi padre)

Mi padre que es un hombre que nació muy al principio del siglo pasado, no se llama Francisco (por lo de Asís) sino que Alfonso, tiene una especial sensibilidad para entenderse con los animales, aspecto que siempre me provocó un sentimiento de asombro por las inexplicables relaciones comunicativas que entablaba con ellos.

Partamos haciendo un recorrido con algunos ejemplo que fueron parte de mi vida, como el caso de “Arsenio”, el cual era un puerco que se crío en los patios sin fronteras de nuestra casa en la aldea de Balmaceda, digo aldea porque para pueblo no alcanzaba a pesar de ser el aeropuerto de entrada a la maravillosa Región de Aysén. Aquí Arsenio merodeaba libremente todo el día, excepto a la hora en que mi padre regresaba del trabajo, pues él era el primero que salía a su encuentro con sus clásicos hoic, hoic, hoic (pretensión onomatopéyica). Es decir, con gemidos de chancho como es la manera que los denominamos nosotros a los puercos o cerdos.

Todo lo anterior fue muy divertido para nosotros hasta cuando mi padre lo faenó con unos compañeros de trabajo, lo cual parecería lo más natural sino fuera que uno conocía la historia de este cerdo. Por cuanto, no nos pareció gracioso ver ubicada la cabeza de Arsenio perfectamente rasurada con una manzana en el hocico en el centro de la mesa de nuestro hogar, lo cual significó que lógicamente nos abstuviéramos con los demás componentes de la familia a saborear al querido y bien ponderado Arsenio.

Seguiremos este recorrido con la “Marilyn” la cual era una cría de la comunidad de las gallinas, conocida en nuestro hemisferio como polla, ave de plumaje exótico que se encariño con mi padre. Para hacerles el cuento corto, acá tuvimos que la situación relacional con mi padre se tornó similar a la de Arsenio, pues la Marilyn pasaba lo más del tiempo atenta a la sirena que anunciaba el término laboral de papá. Quién luego aparecía a la distancia mientras la Marilyn salía a su encuentro, una vez en su cercanía él le extendía su brazo por donde ella escalaba para cobijarse en uno de sus hombros, de esta manera acompañaba a mi padre convirtiéndolo en un improvisado bucanero al menos hasta la puerta de nuestra casa.

Esta Marilyn no se murió de un posible suicidio o de algo que se le parezca ni creo que hayan tenido que ver los Kennedy en algo, tampoco fue faenada, lo cual nos salvó de la cazuela. No obstante esto, no tuvo un final que podríamos considerar muy feliz, pues un día amaneció en uno de los gallineros girando en círculos perfectos, hasta que luego de una horas cayó muerta, sin explicación científica para nosotros de la etiopatogenia de su posible mal. Sin embargo, con el paso de los años podemos aventurar un diagnóstico del posible mal que la llevó a la locura, el cual pudo deberse al atrevimiento de esta polla al haber logrado la relación comunicativa con un ser humano.

Otra historia fue la “Chepa” que siguiendo el mismo “modus operandi” de los anteriores, respondía sin titubear a su nombre cuando se le llamaba, apareciendo de improviso con sus típicos bee, bee, bee (ahora pretensión onomatopéyica de una oveja). La Chepa fue una adquisición que hizo mi padre de tres chiporritos que fueron dejados en los corrales de nuestra casa, para que aumentarán su peso en carne, antes de ser llevados al Puente del Ministro (camino de Balmaceda a Coyhaique) para constituirse en un rico asado al palo de fin de semana junto al río. Aunque no recuerdo el momento en que mis padres se dieron cuenta que uno de estos chiporros era una hembra, lo cual constituyó una orden de alto para el asador, pues ella pasaría a convertirse en una oveja digna de una exposición ganadera. Con el tiempo la Chepa generó a través de sus esquila un acogedor colchón de lana pura, que se traslado por diversas pensiones a lo largo de nuestro país, acompañándonos en nuestros sueños y estudios.

La Chepa tuvo crías que dieron luz a varias generaciones las cuales convirtieron de la noche a la mañana a mi madre en una pequeña empresaria del ganado ovino, todo gracias a la Chepa, que si la memoria no me juega una mala pasada termino su vida sin ser faenada, en un campo de un compadre de mis padres ubicado en el camino hacia Puerto Ingeniero Ibañez.

Finalmente tenemos a Lumumba un perro perdiguero y Ciombé un gato que adoraba a mi padre, debiendo considerarse que este último lo más del tiempo reposaba placidamente sobre sus hombros, incluso durante sus regulares siestas sin levantarse de la mesa al termino de cada almuerzo. Como es sabido los nombres de estos enemigos naturales (siguiendo el principio de andar como el perro y el gato) provenían de Patrice Lumumba quién fue el primer Presidente del Congo Independiente (1961), que sólo alcanzó a gobernar unos meses antes de que fuera asesinado de manera brutal por Moisés Ciombé y por los secesionistas katangueses. Estos animales eran un fiel reflejo de la opinión histórica que tenía mi padre de ambos, pues Lumumba era un perruzán (holgazán en lenguaje de perro) con cara de bueno y Ciombé era un gatuzán (holgazán en lenguaje de gato) de pelaje negro azabache, de ojos verde y pupila azul intenso, que mostraban una expresión poco amigable particularmente si alguien osaba importunar a su amo y señor: Nuestro padre.

Aunque hay que dejar en claro que Lumumba era un protegido de mi hermana, quién en su inocencia juvenil no sabía que su perrito escondía en su inconciente unos instintos sexuales “potolálicos” muy desarrollados, pues no perdía oportunidad para mordisquear los traseros de las aves jóvenes del gallinero de mamá, lo cual de alguna manera lo colocaba en una situación socialmente riesgosa en su futuro familiar. Agregándose que del punto de vista afectivo no recuerdo haber visto alguna vez a Lumumba en los brazos de papá; lo que siempre fue un privilegio de Ciombé, quién en tales circunstancias terminaba acomodándose en sus hombros, posición desde la cual se convertía en un avezado opinólogo respecto al quehacer de nuestro hogar. Actuación que era lograda escénicamente por las pretensiones de ventriloquia de mi padre, haciéndole saber a mi madre las cosas que andaban mal por su culpa, lo cual indudablemente causaba las iras de mamá, habiendo ocasiones que le contestaba de mala forma olvidando la condición gatuna de Ciombé.

Realmente no sé cual fue el final de Ciombé que un día en la relativamente nómada vida laboral de mi padre, éste quedo atrás ante un traslado de ciudad, en el caso de Lumumba un día salió de casa para no volver nunca más, por supuesto Ciombé no lo hecho de menos y nosotros lo olvidamos muy pronto…. Papá esperaría otras ocasiones para encantar otro felino.

Monday, February 18, 2008

Hacia un encuentro con el Otro
Francisco de la Fuente V.

Hace unos días atrás leí la obra “Encuentros con el Otro” de Ryszard Kapuscinski, la cual correspondió a una lectura anticipatoria a mi viaje al Perú. Es interesante señalar a partir de este autor lo que uno puede esperar del encuentro con el Otro, en su opinión se abren tres posibilidades a elegir: primero la guerra, segundo aislarse para evitar algún contacto y tercero entablar un diálogo.

Es indudable que las dos primeras alternativas no parecieran ser las que buscan los gobiernos actuales de Chile y Perú. En este sentido los dichos aislados en ciertos medios con dudosa comunicación masiva, no corresponden en ambos países a su espíritu de no beligerancia, lo que demuestran al acudir a instancias que estén en concordancia con la legalidad internacional, a través de negociaciones diplomáticas, fallos judiciales o arbítrales, según se vaya avanzando en una solución a esta controversia marítima.

A fines del año 2007 fue editado en Perú un libro del diplomático y jurista peruano Manuel Rodríguez Cuadros, bajo el título de “Delimitación marítima con equidad” en el cual se hace un análisis exhaustivo respecto a la posición y las razones que motivan y sustentan la presentación peruana ante la Corte de La Haya. El punto de desencuentro habría tenido su origen en el denominado “incidente de la caseta”, la cual habría sido ubicada dentro de territorio peruano, incidente que fue solucionado con el retiro de ésta por el gobierno chileno en abril del 2001, sin no antes éste manifestar que el lugar de emplazamiento de dicha caseta correspondía a territorio chileno, por cuanto su retiro exclusivamente debía enmarcarse dentro del propósito de contribuir a la armonía en el área de frontera. La problemática se acrecentaría en que la respuesta de la cancillería chilena de la época habría sustentado su derecho marítimo en dos informes posteriores al Tratado de 1929, los cuales interpretados por Chile establecen que la frontera marítima se inicia en el Hito No 1, es decir, no en el extremo donde la tierra toca el mar, como lo establecería el Tratado de 1929, sino en tierra hacia el interior. La utilización de este recurso por el gobierno chileno habría modificado por vía convencional dicho tratado.

Aunque lo anterior me trae a la memoria la tesis de Sapir-Whorf respecto al relativismo lingüístico, lato sería iniciar aquí una presentación respecto a esta discordancia entre Chile y Perú, lo cual no es de ninguna forma la motivación de este artículo. Además el caso ya está en la Corte de La Haya, donde la presentación unilateral del Perú de acuerdo al Pacto de Bogotá será tratada, iniciándose a partir del 14 de marzo del presente año, teniendo Chile la posibilidad de hacer ver las excepciones preliminares tendientes a solicitar la incompetencia de la Corte o que se pronuncie sobre la inadmisibilidad de la demanda.

Me parece oportuno regresar a Kapuscinski cuando nos expresa que “si la vida pone en su camino a otro Otro-para él lo es- le resultarán fundamentales tres rasgos suyos: raza, nacionalidad y religión”. Lo interesante de esto en que los tres rasgos tienen en común una alta carga emocional, lo cual hace bastante probable que se materialice en un conflicto.

Similar planteamiento podemos encontrar si consideramos un artículo del académico de la Universidad Católica del Norte José A. González P. titulado “La Frontera Chileno-Boliviana un breve análisis hacia la integración”, en el que propone en líneas gruesas como perspectivas de integración latinoamericana tres posturas existenciales, que deben sopesarse por los habitantes del continente: lo americanista, lo cristiano y nacional, las cuales nos son aspectos que cruzan transversalmente nuestras identidades nacionales. Destaca la opinión de Ex- mandatario colombiano Belisario Betancourt al expresar que: “Por eso todos los pasos de integración y cooperación fronteriza deben devolver a sus condiciones naturales las relaciones económicas y sociales artificialmente rotas por las fronteras políticas”. Lo importante es visualizar el espacio de frontera no sólo desde la perspectiva política, sino de una postura de frontera plural, como ha sido reparado por Rolando Mellafe, a la existencia de múltiples fronteras, las demográficas, las económicas, las culturales, etc.

Quizás en este tema haya que recordar las ideas de identidad desarrolladas por Habermas, respecto a conocer las razones que promovieron la superación del concepto de nacionalidad por parte de los pueblos europeos para pasar a uno de postnacionalismo, de sobre manera por la evolución de los países beligerantes tras la segunda Guerra Mundial, al generar un sentido de integración lo que relativizó sus propias existencias por atender a pretensiones legítimas de las demás formas de vida, reconociendo derechos y deberes comunes ante los Otros, lo cual nos lleva a lo que se podría denominar como una tendencia al universalismo. Con este ejemplo, no me cabe duda, que los países sudamericanos deberán cada uno de acuerdo con sus raíces históricas superar sus patriotismos constitucionales, para transitar hacia la conversión de sociedades con identidades postnacionales, que permitan la integración sudamericana.

Es así que cada nación sudamericana deberá enfrentar al interior de ella, para decidir cuales tradiciones mantener y cuales abandonar por su anacronismo. Huelga a ello es que considerando las ideas de Hegel es menester que tales decisiones sean lideradas considerando el “espíritus de los pueblos”, por aquellos que responden a la actuación de la parte políticamente pensante de una nación, lo cual un pueblo como un todo no puede decidir ni hacer.

Unos países mas que otros tendrán que resolver internamente en sus comunidades enfrentadas, considerando su sentido, su valor y su verdad en un mundo que demanda nuevas formas de convivencia. Los estados están siendo superados por los intereses de comunidades, terreno geopolítico al cual nos ha llevado lo que conocemos con el nombre de globalización. Ciertamente se me podría cuestionar el uso del término “comunidad” por su carga emocional que la hace relacionarse con el decaído comunismo soviético, sólo diré que tal acepción no está en nada relacionada con tal aspecto, en realidad apunta hacia lo común o al estar en sí mismo, en definitiva me hago un deber confesar que en estas líneas, mi idea de “comunidad enfrentada” corresponde a la conceptualización dada por Jean-Luc Nancy.

Para superar los conflictos históricos que permanecen en nuestras memorias emocionales como demandas vivas de nuestros muertos, y que ciertamente no son posible de reparar justificándose con las razones de aquellas batallas y combates, en las cuales sacrificaron sus vidas nuestros connacionales heroicamente. No obstante, si podemos proveer las fuerzas débiles de un recuerdo expiatorio. Aquí me parece importante el destacar la posesión de Lévinas respecto al Otro, en que no sólo debemos colocarnos en un nivel de igualdad y con el cual debemos mantener un diálogo, sino que se tiene la obligación de “ser responsable de él”. Esta actitud dialoguista hacia lo Otro se vierte en una postura abierta de acercamiento y buena disposición, siendo posible que seamos discípulos del Otro pues este estaría mas cerca de Dios que nosotros.

Enseñar la historia de nuestros países considerando una visión unilateral sobre un conflicto del pasado, no contribuye al reconocimiento del Otro, nos hace irresponsable ante el Otro y todos los Otros que vendrán, y preguntarán por las razones de sus antepasados para no haberse dado el espacio de diálogo necesario para coexistir con el Otro. Nunca es tarde para comenzar la tarea para escribir una historia que demuestre que la guerra es el peor camino para solucionar las controversias. Definitivamente las palabras de Gabriela Mistral seguirán resonando en nuestra menesterosa convivencia: “Que hermano no ha peleado con su hermano”.

Finalmente espero que seremos capaces de superar nuestros chauvinismo, que nos impide mostrar a las futuras generaciones una historia que se ajuste a las palabras de Joseph Conrad: “ Habla de nuestra capacidad de alegría y admiración dirígese al sentimiento de misterio que rodea nuestras vidas, a nuestro sentido de la piedad, de la belleza y del dolor, al sentimiento que nos vincula con toda la creación; y a la convicción sutil, pero invencible, de la solidaridad que une la soledad de innumerables corazones: a esa solidaridad en los sueños, en el placer, en la tristeza, en los anhelos, en las ilusiones, en la esperanza y el temor, que relaciona cada hombre con su prójimo mancomuna toda la humanidad, los muertos con los vivos, y los vivos con aquellos que aún han de nacer”