"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Saturday, August 19, 2006



¿Dónde están Los Justos? En Palestina o Israel

Francisco de la Fuente V.

“El hombre sabe mucho más de
que realmente comprende”
A. Adler

Hoy no es extraño preguntarse quienes son los que hacen el terrorismo. Claro está que para algunos esta pregunta se resuelve señalando rápidamente a los enemigos declarados de Bush. Pero, es que acaso el terrorismo corresponde a actos violentos ejecutados para infundir terror por organizaciones fundamentalistas, que visualizan esta como única forma de lucha para conseguir sus propios objetivos.

Ciertamente que lo anterior puede no tener una sola respuesta, aunque no cabe duda que esta es la posición más cómoda, la cual la mayoría asume en general. Si hacemos un pequeño ejercicio a nuestro alrededor son escasas las personas que se preocupan de ser cuidadosos en buscar antecedentes; que no sean los medios de comunicación que siguen la línea de la CNN, para asegurar una respuesta que se acerque a la realidad. A su vez, menos son los que en definitiva al encontrar tales antecedentes, son capaces de exponerlos ante un entorno adverso que por diversos motivos que van desde la indeferencia hasta el quedar bien con las mayorías circunstanciales, justifica su inhibición expresiva.

Más aun, una minoría es capaz de tomar los antecedentes encontrados, y luchar a través de los pocos medios a los cuales tienen posibilidades de acceder. Estos seres conflictivos son para mi ni más ni menos, tomando la obra de Albert Camus, que “Los Justos”.

Los Justos son seres parresísticos que uno encuentra en los Estados Unidos, expresando su disconformidad con las actuaciones de su presidente, no sólo por su falsas motivaciones que lo impulsaron a la invasión de Irak, sus declaraciones justificando a partir del 11s su lucha mundial contra el terrorismo, sino porque el esta lejos de representar el camino declarado por los fundadores de ese país.

La política de los gobiernos de Estados Unidos desde hace muchos años antes ha estado orientada hacia la antigua consigna de “que el fin justifica los medios”, aspecto que no los hace diferente de la filosofía de los terroristas a quién indican enfrentar. Es que hay que considerar que también se hace terrorismo cuando se utiliza el poder, particularmente cuando este tiene por directriz la dominación por el miedo o el terror. Los terrorismos pueden diferir en los fines que persiguen, más no difieren en los medios.

Existen demasiados antecedentes que sirven para ejemplificar dicha actitud estadounidense, cómo preguntarse que los llevo junto a su aliado de Israel a ser los únicos que el año 1987 votaron en contra de la resolución más dura que la Asamblea General de la ONU ha elaborado nunca en contra del terrorismo, seremos tan ingenuos en pensar que es esta una equivocación aislada en la política del país del norte.

Los acontecimientos últimos en el oriente medio, en lo cual participa el poderoso aliado norteamericano, muestran una actitud del gobierno israelí que no difiere de lo que ambos justifican por razones de seguridad. Hace muchos años que he aprendido que donde se ejecutan acciones de tal mentada seguridad, es porque tras esta formalidad existe una razón de fondo, que es la injusticia.

Específicamente es menester analizar las palabras de Francis Fukuyama, cuando justifica el accionar de los Estados Unidos por su característica de gran potencia, aunque hay que reconocerle su actual actitud crítica de la invasión de Irak. Pero, que se puede decir de la actitud de Israel que en palabras del General De Gaulle allá por el año 1967, señaló que este país se había convertido en un pueblo “de élite, seguro de sí mismo y dominador”

Todo Justo estará de acuerdo que es inaceptable la existencia de acciones terroristas, en cualquier parte del mundo que justifique la muerte de niños, de civiles, por actos como los sucedidos el 11s, 11m o los de Londres, cómo también los casos de suicidas cargados de explosivos en lugares públicos de Jerusalén. Más tampoco es justa la política de Israel con los palestinos a los cuales se les ha expropiado sus tierras, siendo invadidas por varios miles de colonos que con fanatismo religioso aseguran tener derechos divinos sobre esas tierras, para luego por razones de seguridad recurrir a la protección de su poderoso ejército para consumar mediante acciones inhumanas su despojo.
No habrá paz en el medio oriente mientras no se escuche a Los Justos; que he decidido no personalizar en esta líneas, que hoy como ayer siguen siendo muy pocos, que levantan su voz a costo de grandes riesgos para su integridad, aunque debemos agradecer a la gran mayoría de los "no justos" que prefieran guardar silencio ante las verdaderas motivaciones del terrorismo, lo que genera expectativas esperanzadoras de que las voces de “Los Justos” sean escuchadas.

Creo en este sentimiento quijotesco a partir del cual se puede visualizar una oportunidad de poner fin a un conflicto que parece no tenerlo, pues ellos que son “Los Justos” que viven el terrorismo en carne propia, serán capaces de luchar y lograr la paz entre el pueblo israelí y el pueblo árabe.

Tuesday, August 01, 2006


Tolerancia universitaria
Francisco de la Fuente V.


En el quehacer académico cada universidad a declarado su misión en el devenir universitario, en el caso de la UCN, ella esta definida como católica y seguidora de la palabras de Jesús de Nazaret. Cabe preguntarse si esto implica que en ella exista una actitud de intolerancia, hacia creencias o específicamente no creyentes. En una primera instancia la respuesta sería categórica, de reconocer la tolerancia de parte de la universidad para con la comunidad universitaria. Sin embargo se hace necesario indagar si esto es reciproco, como también definir que es lo que entendemos por tolerancia.

Primeramente el concepto de tolerancia viene de la palabra latina tolerantia, la cual significa soportar, lo cual implica que se debe hacer un esfuerzo para llevar un peso ante el acto de tolerar. Esto nos muestra que aquellos que se escudan en el silencio, tomando una actitud de indiferencia y displicencia, para buscar demostrar su tolerancia no son más que unos hipócritas que no son capaces de esforzarse, en reconocer la legitimidad del otro.

No es menos cierto que la palabra tolerancia esta cargada de implicancia religiosa, sobretodo a partir de la reforma iniciada por Lutero, el tener un credo religioso es un acto personal de fe que no busca evidencias para convencer al otro, si alguien desea seguir el testimonio del otro, ello se enmarcará dentro de la libertad humana para discernir sobre un camino de bien. Pero, ciertamente la tolerancia hoy en día a traspasado el ámbito religioso al sociopolítico, con motivo de asegurar una convivencia ciudadana respetuosa en la situaciones que exigen debatirse, opinarse y que involucran una opción.

Es aquí que la universidad como conciencia crítica de la sociedad debe procurar cumplir con su compromiso valórico, centrado en su visión de dicha sociedad, pues ella no puede actuar con indiferencia, ni displicencia ante ella. La universidad debe actuar procurando testimoniar su misión formativa particularmente en el plano valórico, pues es este el que marca la diferencia más allá de la enseñanza disciplinaria.

En esta perspectiva y considerando las directrices de la espiritualidad ignaciana, lo cual me parece menester sacar a luz cuando escribo sobre la UCN, no se puede soslayar su concepto de libertad inspirada por San Ignacio de Loyola, la cual nos permite opciones ya que Dios no nos ha pensado como marionetas de su creación, por cierto que el uso de esta libertad no se puede convertir en libertinaje, ya que la propuesta lleva implícita al menos dos cosas. La primera que dicha libertad no implica hacer lo que a uno se le venga en gana, sino que es una libertad que involucra un sentido moral condicionado por la generosidad “para” darnos a los demás, y un segundo aspecto es reconocer que la libertad se desarrolla a partir de nuestra subjetividad. Pero no de una subjetividad centrada en el “yo”, muy por el contrario su quehacer esta en la frontera de ese yo, para encontrar las formas de reconocer y comprometerse con el otro, un camino de tolerancia que permite aprender juntos a ver el mundo con los ojos de Dios.

Así la tolerancia nos permite ir a las fronteras de nuestras creencias, haciendo posible una actitud de diálogo en sus límites, aceptando la convivencia con el otro, donde éste debe responder con una actitud recíproca de mutuo reconocimiento. Ello implica por un lado hacia su interior, darse y respetar los espacios que le son dados por sus tradiciones y revelaciones, y por otro en sus límites permitirse que es posible un diálogo tolerante de la relación entre la fe y la razón.

En este entorno de respeto es posible opinar y actuar, pues ello no le esta vedado ni al agnóstico, ni al que profesa otras creencias. No obstante, estos no es el lugar para cuestionar la moral religiosa dada por la Palabra Revelada, ni sus Liturgias y tampoco el correspondiente Magisterio de la Iglesia Católica y Apostólica Romana. En esto esta la reciprocidad de la verdadera tolerancia, que hará a la UCN con la ayuda de Dios ver más allá.