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Séneca

Saturday, November 14, 2020

Shakespeare: una relectura en tiempos de pandemia

  Por estos días de pandemia, que se hacen interminables, en que incluso la muerte no da tregua; por qué tendría que darla; en que lamentablemente muchas personas nos dejan, he intentado superar la tristeza de este tiempo de restricción de los espacios de encuentro, con las amistades y seres queridos. Para ello, he salido al encuentro de mis lecturas pasadas de los grandes autores de la literatura en la historia de la humanidad, entre ellos hoy deseo destacar a -quizás el más grande- escritor universal: William Shakespeare.

 

Para describir la validez canónica de Shakespeare estimo oportuno citar la opinión de Emerson: “Shakespeare está tan por encima de la categoría de los autores eminentes como lo está por encima del vulgo. Es inconcebiblemente sabio; los demás lo son en la mente de Platón y pensar desde ahí; pero no en la de Shakespeare. Sigue estando fuera de nuestro alcance. Por facilidad compositiva, por creación, Shakespeare es único”[1].

 


Gran parte de nosotros -principalmente de tercera edad- sabemos que sus obras tienen una dedicación a exponer lo humano desde la perspectiva de los sentimientos, los que se destacan en sus personajes a través de la ambición, el odio, el amor y el dolor humano. Títulos como Enrique IV, Rey Lear, Romeo y Julieta, Macbeth, Hamlet y tantos otros son una muestra de la exuberancia literaria del Bardo de Avon.

 

No cabe duda que su dedicación a su vocación siguió los pasos del mensaje de San Pablo en el que recomienda a sus seguidores a prodigar con fuerza sus dones vocacionales (1Co 1, 26), y no sólo él, sino que también sus personajes, tal es el caso de Falstaff cuando afirma: “…no es ningún pecado que un hombre se dedique a su vocación”[2], aunque esto refleje la ironía de que su quehacer sea de dudosa moralidad.

 

Dicho sea de paso, Shakespeare no pretendió particularmente mostrarse como un sabio en sus obras, como tampoco proponer ideologías, de tal manera que es temerario intentar clasificarlo como un moralista religioso. Lo que sin dudas prevalece es un multiculturalismo que hoy mismo nos convida a dejar de lado las posiciones ideológicas que polarizan a la sociedad, a través de sus dramas y personajes refleja la naturaleza de las relaciones humanas en un contexto planetario.

 

Es que Shakespeare muestra a sus lectores los personajes insertos en las costumbres y manera como intentan resolver sus conflictos cotidianos, donde los personajes se rebelan del autor convirtiéndose en libres artistas de si mismo. Cada personaje es una oportunidad instrumental para juzgar nuestras propias perspectivas que de ellos se reflejan moralmente, pues son accesibles a cualquiera que posea la suficiente cultura para leerlos.

 

Es posible que mi generación haya tenido un contexto favorable para el hábito de lectura; no tengo evidencia rigurosa de esto; es una percepción ante las oportunidades de distracción que ofrecen las redes sociales actualmente, que hacen más difícil proponerse espacios para disfrutar de la lectura particularmente de los clásicos como: Homero, Dante, Cervantes entre otros.

 

Finalmente, lo que intento proponer es una lectura de Shakespeare desde la transcripción de nuestro antipoeta Nicanor Parra, que hizo del Rey Lear, regalándonos una versión chilena en español, de manera que su lectura tiene una cercanía especial con nuestra idiosincrasia. A decir de Chris Fassnidge -un destacado especialista en Shakespeare- Parra nos permite “… comprender instintivamente la sabiduría popular, sus expresiones, dichos, chistes y verdades que, estoy seguro, Shakespeare habría avalado completamente” [3].

 

Mi propuesta los invita a reencontrase con ustedes mismos, con su yo más íntimo. Por cierto, esta es una decisión de vuestra personal autonomía lectora.

 

Bibliografía

[1] Emerson, R. Hombres representativos. Editorial Cátedra. Letras Universales. 2008

[2] Shakespeare, W. Enrique IV. Editorial Berkley Books. 2002

[3] FASSNIDGE, Chris. Diario de una producción. Apuntes, Santiago, n. 103, p. 48-65, primavera 1991/otoño 1992. Citado en  Rey Lear de Nicanor Parra de Por Antonia Javiera Cabrera Muñoz Universidad Federal de Santa Catarina, Brasil: https://www.omni-bus.com/n30/lear.html