"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Saturday, September 16, 2017

ABRIR PUERTAS A LA FORMACIÓN DE LA PERSONA


Mi experiencia personal me ha llevado a concluir que todo ser humano llega a momentos de su vida en que se cumplen hitos, en los cuales hace un balance de lo que ha sido, está siendo y puede ser lo que vendrá de ella. En lo particular he dedicado más de diez ceremonias de “lustratio”  que en su mayoría fueron consecuencias de una antigua costumbre; que hoy nos es frecuente, de escuchar a los mayores.

No se equivoque el que deduce de lo anterior que ello implicó seguir los caminos de mis mentores, muy por el contrario, esto pocas veces me ocurrió. Más en los momentos de crisis y angustia esas palabras fueron el remedio acertado para salvar la contingencia.

Un viejo hombre de armas me abrió una puerta al mundo de la literatura hispanoamericana, al comenzar los lustros. En ese momento no visualice la importancia que tendría para mi formación la lectura de un Manuel Rojas, Mariano Latorre, Sarmiento, Borges, Asturias entre tantos y especialmente Alberto Blest Gana.

Personajes que me donaron sus vidas ficticias que modelaron mi formación en la vieja escuela de los profesores normalistas que empezaba abruptamente a desaparecer, aunque su legado lo haría por gracia mucho más lento.  Nostalgia dirán ustedes al final de un nuevo lustro que se acerca, no lo estimo así, es cierto que una conversación con un conocido joven profesional me impactó fuertemente, al darme cuenta la gran capacidad disciplinaria que había alcanzado pero la precaria formación en el plano de la moral social que mostraba, dejando un sentir que a nuestros jóvenes de hoy esta cuestión los trae al pairo.


Un viejo hombre laico me abrió una nueva puerta al mostrarme la importancia de caminar cada domingo al quiosco de revistas, para adquirir el diario “El Mercurio”. Ya se, después con los años vería un lienzo acusándolo que mentía, más por ello debo aclarar que este viejo lobo de tierra me dijo, que la parte que siempre debía leer era la sección E, pues con el tiempo me daría cuenta que para lo demás necesitaría terceras opiniones.

Esta formación tenía un objetivo de reciprocidad en que existía un nivel aceptable de competitividad, que permitía por un lado lograr de manera inmediata un saber hacer y otro mediato de arribar al mundo con los otros en muta donación. En palabras de la filósofa Fernanda Guevara: teniendo la “verdad como don”,  porque ello es comunicación que establece “una relación de recíproca confianza generando vínculos y lazos de lealtad y honestidad entre unos y otros, entre quienes se comunican, entre quienes donan sus verdades”1.

Una necesaria autocrítica académica en el quehacer de nuestras universidades es hacernos cargo de que estamos haciendo, más allá de la formación de profesionales competentes y que satisfagan la demanda laboral sin considerar la persona. Aunque declaramos en nuestras misiones el desarrollo de las humanidades estamos prestos a cuestionar el desarrollo de nuestros académicos en dichas áreas del conocimiento.

Un camino orientador pueden ser las palabras de Benedicto XVI: “Sabemos que cuando la sola utilidad y el pragmatismo inmediato se erigen como criterio principal, las pérdidas pueden ser dramáticas: desde los abusos de una ciencia sin límites, más allá de ella misma, hasta el totalitarismo político que se aviva fácilmente cuando se elimina toda referencia superior al mero cálculo del poder. En cambio, la genuina idea de universidad es precisamente lo que nos preserva de esa visión reduccionista y sesgada de lo humano”2.

 En otro lustro una vieja filósofa me abrió una nueva puerta a la importancia de encontrar en todas mis lecturas el Bien, la Belleza y la Verdad.  A partir de ello el aprendizaje del diálogo de Siddhartha y Govinda para mi tomó una misión distinta, pues el mensaje sería que más que salir a buscar es mejor salir al encuentro de las cosas, así no se pierden oportunidades de aprendizajes. 3

Es seguro que las palabras de un viejo conocido que nos señaló que la moral individual es insuficiente se aparecen como muy relevantes en este abrir puertas.4 Especialmente debemos tener en consideración esto, quienes formamos profesionales para una buena vida en sociedad. Sin dudas que los profesores tenemos nuestros deberes en esta formación, de ahí la importancia de generar estos espacios formativos, más el deber de los estudiantes es el tener la voluntad y esfuerzo para darse la oportunidad de comprender  y  descubrir las puertas que se les abren.

Bibliografía
1.- Guevara Riera, Fernanda. De la verdad como Don. @fguevarariera. 10 Abril 2017
2.- Benedicto XVI. Magisterio durante JMJ, El Escorial. 2011
3.- Hesse, Hermann. Siddhartha. 1922
4.- San Alberto Hurtado. Reforma de las estructuras sociales. 1948: www.padrealbertohurtado.cl
5.- Comentarios:
a.- He utilizado el término “viejo (a)” de  manera no peyorativa si no como un reconocimiento de sabiduría y, teniendo en mente a su vez que “más sabe el diablo por viejo que por diablo” (risas).
b.- He dejado de incognitos a los viejos(a) conocidos porque viejos y viejas lindos(as) hay en todas partes del mundo y, no son  una exclusividad individual mía.
c.- Finalmente un viejo amigo (espero que no se moleste) me ha hecho llegar el siguiente whatsApp (desconozco autoría) que me parece oportuno agregar como lectura de referencia estudiantil:
"Hoy tuve que hacerle una excusa a mi hijo para el profesor, ya que faltó porque fue al médico.
Evidentemente, inicié el escrito con un "Estimado señor Profesor".
Cuando mi hijo lo leyó se quedó pasmado y me preguntó por qué escribía una simple excusa con tanta corrección, ya que solamente era para el profe.
Y añadió: "Ni que fuera el Presidente de la República ".
Y le respondí:
Querido hijo, posiblemente, un maestro es una de las pocas personas en este mundo a las que debes respeto, ya que de él depende que en el futuro seas una persona educada y con conocimientos.
De él dependen, también, los presidentes  y cualquier otra profesión.
Por sus clases han pasado todas las personas que nos encontraremos en nuestra vida.
Presidente puede ser cualquiera, como puedes ver en los últimos tiempos.
Maestros sólo pueden ser unos pocos, únicamente los dispuestos a llevar una vida de entrega y esfuerzo, inculcando valores y conocimientos al bien más preciado de un padre: sus hijos.
Todos los días le cedo mi puesto al maestro durante gran parte del día, para que colabore con tu educación, pero JAMÁS permitiría que el presidente de un gobierno lo hiciera.
Es por eso, que le demuestro respeto y afecto.
Si esta excusa fuera para un Presidente de la República, posiblemente ni siquiera le escribiría, porque a ninguno de los últimos casi 30 años hubo un presidente de gobierno, al que le importara un poco tu educación".
Me miró sonriendo y me dijo: "Tienes razón".