"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Tuesday, October 07, 2008

Septiembre, meta y ponga viajes … cafés, libros, espectáculos y parrillas
Francisco de la Fuente V.

Septiembre fue un mes de viajes comenzando por la capital chilena, donde disfruté de la cocina italiana y además de una cena con mi hermana y sobrinos en el Restaurante Eladio. Además, por supuesto de un infaltable par de churrascos palta-mayo en la Fuente Alemana de la Alameda, esto luego de vagabundear un par de horas por las galerías de los libreros de la calle Providencia, ubicadas un poco más hacia el poniente de la estación Montt del Metro de Santiago. Aunque siempre que tengo la oportunidad de viajar por esos lares, me adentro por estas galerías yendo al encuentro de algún tema, que me otorgue el placer pleno de encontrar ese libro de aquel autor favorito que hubiese sido esquivo hasta ese momento a mis sentidos.

Luego viaje al puerto de Valparaíso para reencontrarme con su plazas y calles empedradas por las que aún circula el pasado orgulloso de los trole-buses. Además de recuperar un terno que por aproximadamente diez meses permaneció abandonado en una posada, producto del olvido de un anterior viaje. Una que otra mirada hacia sus cerros para luego escabullirme en un antiguo local de ventas y compraventas de libros cercano al Congreso Nacional, que aún sigue ahí a pesar de todas las pujas por llevárselo de vuelta a la capital. Un poco de suerte y dos libros de Ricoeur al alcance de mi bolsillo que van a parar al guarda-terno recuperado.

Un rápido traslado a Viña del Mar para continuar a Quintero mi pueblo natal donde aún viven mis padres, quienes me esperaban alrededor de un fuego acogedor de la chimenea de piedra cantera, mientras afuera la lluvia golpeaba los tejados para escurrirse por las canaletas, hacia los jardines entre las cuales se destacaban una variedad de rosales. Fue una oportunidad para escuchar de mi padre sus peripecias de su infancia hasta su último cumpleaños; 93 años.

Impresiona como recuerda cada instante con prolijo detalle, sus pasos por los campos sembrados de la zona central, a las orillas del río Loncomilla en el cual encaramado en las lanchas de propiedad de la familia, atravesaba de una ribera a otra junto a los productos de las cosechas y sus dueños en busca de los mercados de las ciudades de Talca, Linares e intermedios, ante la inexistencia de puentes, que como bien sabemos hoy en este río podrían caerse. La temprana pérdida de sus padres; es decir mis abuelos a los cuales no conocí, lo llevo por derroteros de parientes hasta llegada la adolescencia cuando emprendió su emancipación, forjándose un mundo a su voluntad y perseverancia para formar una familia, junto a mi madre con la cual tiene 66 años de matrimonio, del cual nacieron cinco hijos de quienes sobreviven tres, para que decir nietos y bisnietos por doquier.

Hacia fines de mes terminadas las fiestas patrias viajé a la capital Argentina, a descansar y sumergirme en los café del gran Buenos Aires, visitar sus librerías y sus barrios, no sólo estuve en el Ateneo de Santa Fe, sino que también me di tiempo de ir hacia Caballito viajando en Subte, para recorrer la ferias del libro usado del parque Rivadavia, una experiencia gozosa de ocio literario desbordado, para regresar por una botella de Sidra heladita junto a un asado de tira en Restaurante “Pippo”.

Pero hablando de asado se me viene a la memoria la palabra compartir, y es lo que pude hacer luego de visitar la ciudad de Luján, donde luego de 35 años me reencontré con un compañero de internado del Liceo de Hombres Abate Molina de Talca, no nos veíamos desde que nos contactamos en la Universidad de Concepción el año 1973. Bueno las razones son las que se imaginan ya que Raúl que estudiaba por esos días penquista Antropología, emigró a tierras argentinas a donde hoy se encuentra radicado en un campo a 20 km. de Luján, junto a su esposa dedicado a la crianza de canes de raza . La tertulia estuvo plena de recuerdos de aquellos años de escolaridad, no faltando el exquisito asado campestre cocinado por el anfitrión con un buen vino mendocino y la correspondiente sidra de bajativo, antes de iniciar el regreso a Buenos Aires.

Raúl con su hospitalidad me ha motivado a reforzar la esencia de como vivo y entiendo la amistad, permitiéndome experimentar la realidad de este sentir de fecundo amor intellectualis, al otro día sentado en el Buque-Bus de camino a Colonia Sacramento en la República Oriental del Uruguay, no pude dejar de recordar las palabras de Carmen Castro; esposa de Xavier Zubirí, la cual decía al recordarlo que había varias cosas que llenaban su vida, una era su devota amistad y otra los libros, esto me hizo pensar en ese amistad expresada por Aristóteles en su Ética: “lo más necesario para la vida”, sinceramente no se que sería mi vida sino tuviera una familia, amigos y libros que amar.

Para finalizar este derrotero al regreso a Buenos Aires junto a Gemma concurrimos al Teatro Broadway en la calle corrientes a ver la Obra “Cristina en el país de las maravillas, donde pudimos gozar de momentos de humor con Nito Artaza y Marcelo Polino, la música bonaerense en la voz de Cacho Castaña y las piruetas felinas de Luciana Salazar con toda su infraestructura. En la noche de despedida asistimos a espectáculo nocturno de “Sabor a Tango”, como último suspiro de un mes de septiembre que tuvo de meta y ponga viajes …. cafés, libros, espectáculos y parrillas.