"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Sunday, September 07, 2008

Con Jung hacia la totalidad
Francisco de la Fuente V.

Hace tantos años que en los pasillos del Internado del Liceo de Hombres de Talca, tome contacto con las ideas sobre el conocimiento de la mente; a través de la propuesta de Freud, por esos años interesado en la manera como se expresaba la creatividad artística, leí una obra de este médico suizo que se titulaba “Psicoanálisis del Arte”. Es difícil pensar que exista hoy alguien en el mundo intelectual que no haya oído o leído algo sobre el psicoanálisis, método que busca por intermedio de un acercamiento al inconsciente tratar las enfermedades mentales.

La teoría psicoanalítica de Freud nos lleva a considerar que las representaciones del inconsciente inciden de manera decisiva en la psique humana, provocando neurosis cuyos síntomas le son propios y que el sujeto desconoce a pesar que afectan su vida cotidiana. Si bien Freud introdujo un aspecto libidinal en sus teorías del comportamiento introduciendo el concepto de pulsión; el cual podía ser de dos tipos: sexual o de la vida y de la muerte, teniendo en cuenta que la sexualidad y genitalidad no corresponden a lo mismo, pues -si todo lo genital es sexual, no todo lo sexual es genital- siendo la libido aquella energía que pone en marcha la pulsión sexual.

Luego pase a las teorías de Alfred Adler de quien recuerdo una frase que nunca se me ha olvidado “El hombre sabe mucho más de lo que comprende”, de él leí su libro el “Carácter Neurótico”. Sin embargo, quien me impactó más fue Carl Gustav Jung, el que me ha seguido acompañando hasta el día de hoy. Aunque lamentablemente no tuve la oportunidad de varios de mis compatriotas de conocer personalmente a Lola Hoffmann, mi camino literario me permitió acercarme a sus pensamientos y recomendaciones sobre la lectura del I Ching. De aquí fue inevitable llegar al solar de las lecturas de Jung.

De seguro que habrán muchísimos que han leído a Jung, pero no deben ser tantos de esos que hayan comprendido a cabalidad, la complejidad de las obras del fundador de la Psicología Analítica, que con su diversidad de conceptos abrió un camino hacia el entendimiento de la mente, o mejor dicho en términos junguianos de la psique. Ha sido Jung todo un universo de atracción por el simbolismo místico en la interpretación de los sueños, conocimiento de la alquimia, la cábala y de las religiones orientales como el hinduismo y el budismo, entregándome una visión de sentido cósmico a mi conciencia y desarrollo espiritual.

Después de Jung mirar el firmamento estrellado o el atardecer de la zona costera, mientras dejo la psique divagar al ritmo de las olas, ni el cielo ni el mar son lo mismo para mi, me siento parte de esta creación a partir de la cual nuestra existencia como humanidad, nos lleva a darnos cuenta de la realidad desde la génesis del universo y sentido de la vida . La conciencia permite el darse cuenta heideggeriano como un aspecto ineluctable en el proceso existencial del ser, convirtiéndose en un objetivo metafísico que busca el desarrollo armónico de la conciencia individual, que a través de la reflexión nos mitiga el dolor de este mundo creado y revelado por Dios.

Jung expresó a la postrimería de su vida “Tengo la sensación de que he hecho todo lo que podía hacer. Sin duda esa obra de vida podría haber sido aún mayor y mejor hecha; pero eso es todo lo que pude hacer”, no cabe duda que la verdad última no esta finalizada y que hay mucho camino que recorrer en la ampliación de la conciencia, para ellos los conceptos que nos ha legado como: el inconsciente personal, el inconsciente colectivo y arquetipos, son elementos imprescindibles para lograr alcanzar el proceso de individuación y con ello una identidad propia.

Los arquetipos como pautas y posibilidades del comportamiento de la psique, tal como los instintos lo son para el aspecto biológico, a través de la existencia humana han ido dibujando una manera de ser humano, la trascendencia queda expuesta en la factibilidad comunicativa de la conciencia con lo inconsciente, integridad en la cual se desarrolla el proceso de individuación que permite trasladar el YO consciente al Sí mismo o Self jungiano, haciendo al yo parte de éste.

Alcanzar la manifestación del Self como expresión del proceso de individuación cuyo objetivo es la totalidad, se muestra a través de un mandala, el cual es un círculo mágico que representa esta totalidad por medio de una figura geométrica, de manera similar del Santo Grial y la piedra filosofal, o en el caso del mundo cristiano la imagen de Jesucristo, que nos ayudan y orientan hacia dicha totalidad.

Quizás sea un aliciente para nuestra cotidianidad actual el seguir las recomendaciones de Jung, respecto a un hecho inevitable como es la muerte, para la cual hay que estar preparándose, sobre todo para aquel que es no creyente que piensa disolverse en la nada, aunque es casi imposible demostrarle lo útil de tomar un camino que busque ampliar el conocimiento más allá de los límites de lo conocido y por conocer.