"Veritatis simplex oratio est"

Séneca

Sunday, May 25, 2008

La responsabilidad en la ética de Soren Kierkegaard
Francisco de la Fuente V.

Para algunos pensadores vivimos actualmente una época que se ha denominado de la post-modernidad, la cual se ha caracterizado por la presencia de una somera reflexión y crítica; si es que esta presente, es decir reina el imperio de lo efímero, de la liviandad en el quehacer intelectual, de donde se promueve una moral que se sustenta en un relativismo antojadizo, que luego de la caída de las grandes ideologías con sus paradigmas incluidos, han modificado sustancialmente los valores. Para nadie parece hoy extraño la premisa popular de que “todo individuo es libre de hacer lo que quiera en su metro cuadrado”, pero esto significa realmente que no se perjudique la sociedad o más precisamente el “Otro”, vamos a dirigir nuestros pasos para emular la tradición griega en sus diferencias sociales.

Cabe enfrentar aquí que responsabilidad tenemos ante esta crisis de moral y ética. Ahora como debemos entender lo que llamamos responsabilidad, palabra que se deriva del latín respondere, responder, es decir la posibilidad de prever los efectos del propio comportamiento y corregirlo a partir de tal previsión. En filosofía el término se ha circunscrito en las disputas de la libertad, lo cual en época de los empiristas ingleses fue muy útil, al querer demostrar la incompatibilidad que existe entre un juicio moral y la libertad, y a su vez las necesidades absolutas. Para Platón “Cada uno es la causa de su propia elección, de ello no debe imputarse a la divinidad” (República).

En tal sentido la responsabilidad , se basa en la noción de elección y esta es esencial al concepto de la libertad limitada, de tal manera que en el caso de la necesidad, la previsión de los efectos no podría influir sobre la acción, como tampoco sobre la acción en el caso de la libertad absoluta, que haría a un sujeto indiferente a la previsión misma. Por tanto la noción de responsabilidad está referido a un determinado concepto de libertad, y que también en el lenguaje común se le llama “responsable” , lo que señalaría a una persona cuando se le quiere indicar que ésta ha considerado en su motivo de comportamiento, la previsión de los efectos posibles de dicho comportamiento.

Kant señaló: “la imputación en el significado moral es el juicio por medio del cual alguien es considerado como autor de un acción que está sometida a leyes y se denomina hecho”. Sin embargo Nicola Abbagnano asume dos conceptos de manera diferente en lo que respecta a la genealogía del término: uno inicial más vinculado al respeto a las normativas legales y otro más moderno, vinculado más a la elección libre entre alternativas

A través de la historia de la filosofía diversos pensadores se han referido a la temática ético-moral tales como Hegel, Spinoza, Nietzsche, Kierkegaard, a partir de los cuales se fue desarrollándose algunas corrientes dentro de las que podrían señalarse como principales la deontológico, siendo su exponente destacado Immanuel Kant; que proponía que se actuará conforme al deber o a ciertas normas, y por otra parte la teleológica que tuvo como uno de sus precursores a Aristóteles y al anteriormente mencionado empirista británico John Stuart Mill; que propiciaban la búsqueda de la felicidad y el actuar con base a ciertas virtudes y
valores.

Cada uno de estos filósofos han proclamado sus propias propuestas de forma de ver la ética, lo cual demanda la necesidad actual de buscar lo que se ha denominado una “ética mundial”, con el fin de encontrar un consenso amplio. Un filósofo de la modernidad como Kierkegaard que se ha mantenido cercano a la filosofía clásica ha reflejado la modernidad como la época de la reflexión y sus ideas han sido definida como radicalizadas en la finitud y temporalidad humana. La vida humana es una elección continua ante la presencia de la otredad, donde el interés de la vida es un asunto de prioridades y las prioridades dependen de lo que a uno como individuo le agrada o interesa elegir por sí mismo. Esto se refleja filosóficamente, los años 40 en el existencialismo de Jean-Paul Sartre y Albert Camus, en el cual se produce un redescubrimiento de las condiciones básicas de la existencia humana que se interpreta como un absurdo. Donde la palabra clave del existencialismo Sartriano es: “elección”. El cual señalado por Kierkegaard tendría un significado en que existencia corresponde a partir de este momento, a la existencia humana con su pasado y futuro, donde ahora elección significa: la elección hecha por el sujeto existente como un acto de “elegirse a sí mismo”, siendo éste último el lema representativo del existencialismo francés.

Más Kierkegaard está presente aún en el tiempo de la guerra fría como en los inicios del Siglo XXI, a través del uso en nuestro lenguaje de modo de las expresiones “elección” y “prioridades”, las cuales nos encontramos al parecer enfrentado simultáneamente de dos maneras opuestas al usar tales expresiones: una estética y una ética. Específicamente hoy no nos enfrentamos a una filosofía de la existencia, o al existencialismo, sino a una diversidad de perspectivas que denominamos como postmodernismo, donde la vida se ha convertido en proyectos individuales que buscan un camino propio, para lo cual a decir de Luc Ferry hemos estado el siglo pasado en un proceso de "deconstrucción" y de "deposesión".


Lo que hoy quiero es recordar a Soren Kierkegaard considerando estas palabras que lo representan y que siguen presentes en nuestro lenguaje: Existencia, ética, temporalidad, finitud y en particular la subjetividad en su relación con la ética. Esto genera un problema inmediato pues sí la ética es aspecto de la subjetividad donde la “elección” se nos puede convertir en arbitraria en su contexto ético, al ser un asunto de prioridades, las cuales podrían cambiadas por la ejecución de una elección en un plano de la subjetividad con que se relaciona. ¡Vaya problema ético! en referencia a la subjetividad en la elección.

La ética de Kierkegaard esta muy lejos de implicar una exigencia a una normativa universal, ella esta centrada en una exigencia del sujeto que al asumir su subjetividad paralelamente se genera la exigencia de asumir su responsabilidad, dando cuenta de ésta al elegirse a sí mismo. En Kierkegaard lo primero es elegirse a sí mismo para ser la persona que realmente existe en relación con la otredad, pues la ética le concierne esta vinculación dialéctica del yo social, lo que implica una ética responsable en que vemos como hacemos lo que hacemos, considerando como ve el otro lo que hacemos.

El mismo Sartre desde su perspectiva existencialista hace la siguiente: “Cuando decimos que el hombre es responsable de si mismo, no queremos decir que el hombre es responsable de su estricta individualidad, sino que es responsable de todos los hombres”.

Para concluir estas interpretaciones de la lectura de las obras de Soren Kierkegaard, se me antojan que se desvían a mi manera de ver del pensamiento del filósofo, como he confesado no soy un filósofo de profesión, sin embargo siento que se ha visto en la descripción de la condición humana de Kierkegaard una posesión que pregona el existencialismo, como lo entendemos actualmente como corriente filosófica. Tal situación me parece una interesada desviación hacia una filosofía de la existencia, cuando es bastante más adecuado recordar la interpretación que Heidegger hace de Kant al señalar que respeto significa responsabilidad hacia uno mismo y esto a la vez significa ser libre. Entiendo la ética de Kierkegaard en una autorrelación en relación con otros, donde ese yo social al cual me he referido anteriormente se da en un-ser-en-el-mundo, es decir se reconoce una estructura del estar-ahí del Dasein heideggeriano.

Hume, Inq. Conc. Underst., VIII; Stuart Mill, Analysis of the phenomenaof the human mind, 1869.
Scheler. 1913. Der Formalismos in der Ethik. pp 504.
Abbagnano, Nicola--- Diccionario de filosofía – Ed. Fondo de Cultura Económica – México – 1994. XI reimpresión
Ferry, Luc. (2007). Familia y amor. Ed. Taurus. Madrid
Sartre, Jean Paul. (1978). El existencialismo es un humanismo – Ed. Sur -- Buenos Aires.